ocio nocturno

"Cada nueva restricción damos tres pasos atrás"

Bares, restaurantes y discotecas estrenan este fin de semana otro recorte horario que, aseguran, "ha metido el miedo en el cuerpo" a los clientes

Otra semana más, los hosteleros y empresarios del ocio nocturno han tenido que modificar en sus pizarras los horarios de apertura, devolver a buena parte de la plantilla al ERTE y armarse de paciencia y de calculadora para afrontar un nuevo endurecimiento de las restricciones ante la sexta ola de contagios de covid-19 que sufre la Comunidad. Apenas siete días después de que Sanidad relajara las medidas hasta decretar el nivel 1 de alerta, la expansión del virus entre los más jóvenes obligó a dar marcha atrás.

Los primeros en estrenar las nuevas restricciones fueron los bares y restaurantes, obligados a cerrar desde el viernes a las 23.00. Justo a esa hora, Félix Moreno recogía las mesas de la terraza de la sidrería La Kupela, en la calle de Santiago. «Habíamos hecho pedidos para llenar las neveras», recordaba. Además, aunque mostraba su solidaridad con el ocio nocturno, decía no entender la disparidad de horarios. «Ahora mis clientes se van a otro local que puede estar hasta las 00.30, pero el virus no entiende de horarios ni licencias», advertía.

A pocos metros de allí, Adrián García, encargado de la Sala Da Luxe, recibía el pico de clientes con el cierre de los bares y cafeterías. «En apenas dos horas tienes que hacer toda la caja», señalaba. Este céntrico negocio de ocio nocturno se aprovecha de una amplia terraza en plena plaza del Pilar, pero el recorte horario ha supuesto un nuevo golpe para su facturación.

Además, García apuntaba una idea compartida por buena parte de los empresarios de la noche consultados durante este fin de semana. «Con tanto cambio, la gente está mareada, no sabe a qué atenerse, y lo peor de todo es que vemos que les han metido el miedo en el cuerpo», relataba.

En busca de terrazas

«La verdad es que estás más tranquilo en una terraza que en el interior, venimos aquí porque es muy grande y está muy animada», confirmaba Julia Calvo, una joven de 20 años que compartía mesa con sus compañeros de carrera en el Club Náutico, junto al río Ebro.

En otro de los clásicos de la noche de la capital aragonesa, la discoteca Superhits de la calle Manifestación, se vivía un buen ambiente en la madrugada del sábado, con grupos de amigos distribuidos en mesas por el local y la música a buen volumen, pero el recorte horario también hizo mella. El ocio nocturno debe cerrar a las 0.30 y dejar de admitir clientes a medianoche. El responsable del local, José Antonio Cascante, comentaba que «hasta las 3.00 se puede subsistir, pero de esta forma solo hay clientes para las terrazas y las cenas, el negocio de las copas está muerto».

Para Eduardo Martín, uno de los socios del Jane Birkin, en la calle Méndez Núñez, el problema es que «cada nueva restricción no es un paso atrás sino tres». Coincidía en que «la gente se descoloca y deja de salir» y explicaba que han tenido que enviar al ERTE a cuatro trabajadores. «Y eso que nosotros tenemos terraza y algo podemos hacer, el resto ni te cuento», añadía. Martín reclamaba ayudas del Gobierno y confiaba en que se encauce la situación en unos días.

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