Adiós otra vez a las barras: "La gente no ha tenido ni tiempo de volver a acordarse"

Tras una semana en la que los bares habían vuelto a recuperar esta seña de identidad y fuente de ingresos, este viernes han vuelto a quedar vacías de parroquianos.  

"La barra no tiene la culpa de nada. ¿Qué diferencia hay entre tomarte una caña y una tapa en ella que hacerlo sentado a una mesa? Podrían funcionar perfectamente si la gente nos comportáramos y no hubiera aglomeraciones". Miguel Ángel Albareda compartía un vermú este mediodía en el bar Belanche de la calle Jaime I de Zaragoza, un clásico desde 1942, con Carlos Marquino y Santiago Fuster. Delante de un pincho de bonito y aceitunas coincidían en que es un "sinsentido" luchar contra la transmisión del coronavirus vetando un espacio como este "que no es precisamente el lugar al que acude la gente joven". Mientras, en el mostrador habían vuelto a aparecer varios carteles alertando del "No barra" para los más despistados.

Tras una semana en la que los bares habían vuelto a recuperar esta seña de identidad y fuente de ingresos, que en los pequeños locales  puede suponer hasta un 40% de la facturación, sobre todo los fines de semana, este viernes han vuelto a amanecer desiertas con el regreso al nivel de alerta sanitaria 2. 

"La gente no ha tenido ni tiempo de volver a acordarse y acostumbrarse a la barra y otra vez cerrada. No tiene nada que ver un mostrador como el mío a uno de ocio nocturno. Pero los contagios tampoco se producen en los establecimientos, sean del tipo que sean, porque los hosteleros estamos haciendo bien las cosas, sino fuera de ellos", se lamentaba Valero Maza, de Casa Damasco, que abre sus puertas en la calle San Miguel. Sus parroquianos son empleados de los comercios y oficinas de los alrededores a los que les gustaba tomar algo rápido en los minutos de descanso y echarse una charrada. "Me falta mucha clientela de barra y hasta que no recupere el 100% del aforo las cuentas no van a salir", aseguraba. El recorte en el horario de cierre hasta las 23.00 no le va afectar porque es la hora en la que habitualmente baja la persiana.

En Casa Juanico, en la calle de Santa Cruz, su propietario, Miguel Ángel Velasco, ni siquiera ha llegado a usar la barra "como toda la vida" durante esta semana, porque le salía más rentable mantener las pequeñas mesas adosadas a la pared de enfrente. En su caso, sin posibilidades ninguna de terraza más allá de un par de toneles a la puerta, ha optador por reducir el espacio destinado a comedor interior. "Solicitamos terraza pero no hubo manera y eso ha creado una segmentación del sector entre los que tienen y los que no. Cada día nos dicen una cosa diferente y la incertidumbre es tal que no te atreves ni a contratar personal. La vista ya la tengo puesta en septiembre, este verano poco vamos a poder hacer a este paso, si normalmente hay poco turismo en Zaragoza en  agosto, ahora menos", decía Velasco. 

La razón se la daba Pascual Molina, representante de vinos. "La restauración estaba muy contenta porque ya pensaba que iba recuperar los dos turnos de cenas. Habían hecho unos pedidos con uno poco más de alegría, pero tampoco como antes porque las noticias de la expansión del virus y las nuevas variantes contrastaban con la flexibilización de las medidas que se anunciaron".

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión