sucesos en zaragoza

El joven abatido en Boggiero encañonó a un policía a metro y medio y disparó, pero le falló el arma

El delincuente, que recibió un tiro en la pierna el pasado 22 de noviembre, se enfrenta ahora a una condena de 6 años y medio. Su abogada ha denunciado a los agentes de la Policía Nacional por considerar "innecesarios" los 20 disparos que le efectuaron.

Tiroteo en la calle de Boggiero de Zaragoza.
Tiroteo en la calle de Boggiero de Zaragoza.
Guillermo Mestre

El Juzgado de Instrucción número 4 de Zaragoza ha tramitado en tiempo récord las diligencias del tiroteo que se produjo el pasado 22 de noviembre en la esquina de las calles de Boggiero y Cerezo, en el que un hombre de 31 años fue abatido por la Policía Nacional tras encañonar previamente a cuatro agentes con un revólver. Concluidas las pesquisas, la Fiscalía solicita una condena de seis años y medio de prisión para Tahirou N., natural de Mali y al que tuvieron que asistir por una herida de bala en el muslo derecho. Sin embargo, la abogada Carmen Sánchez, que representa al acusado, ha denunciado también a los agentes, lo que ha obligado a abrir una segunda investigación.

A través de su escrito de calificación, el Ministerio Público revela datos que hasta ahora se desconocían. Por ejemplo, que el delincuente –que arrastra antecedentes por tres delitos de resistencia– llegó a encañonar a uno de los policías apuntándole a la cabeza a tan solo metro y medio de distancia. Y lo que es peor, parece que apretó hasta dos veces el gatillo, pero el arma que empuñaba estaba en mal estado y los cartuchos no llegaron a detonar.

La Fiscalía recuerda que fue precisamente en el momento en que Tahirou N. amartilló la pistola cuando los agentes se vieron obligados a abrir fuego con sus armas reglamentarias para neutralizar la amenaza. Los funcionarios habían pedido varias veces al hombre que tirara al suelo su revólver, pero en ningún momento obedeció la orden.

La Policía efectuó 20 disparos

Al final, dos de los policías desenfundaron sus pistolas y efectuaron un total de 20 disparos: ocho uno y doce el otro. Para abatirlo causándole el menor daño posible, los agentes apuntaron a las piernas del delincuente, causándole una herida de bala que ni siquiera precisó de tratamiento quirúrgico. De hecho, tras ser traslado al Hospital Miguel Servet, los médicos comprobaron que presentaba una única herida de bala con orificio de entrada y salida. Llevaba una segunda lesión en la pierna izquierda, pero solo por el roce de otro proyectil.

El suceso ha tenido lugar este domingo sobre las 17.30 en la calle Boggiero de Zaragoza
El suceso ha tenido lugar este domingo sobre las 17.30 en la calle Boggiero de Zaragoza

El informe pericial confirma que el arma que sacó de la cazadora el investigado al pedirle que se identificara es una imitación de la clásica ‘Smith&Wesson’ y está dotada de un tambor basculante con capacidad para cinco cartuchos 9x20 mm. «Se trata de un revólver cromado sin cachas, capacitado para hacer fuego, portando en el momento del hecho cinco cartuchos, siendo percutido dos veces por el acusado cuando apuntó a los policías, sin que se dispararan los cartuchos, al no ser idóneos para ser utilizados con dicha arma», señalaron los especialistas de Balística.

«No, llevo algo peor»

Los hechos se produjeron sobre las cinco de la tarde, después de que una patrulla diera el alto al acusado –que se encuentra en situación irregular en España– y este decidiera acelerar el paso para no ser identificado. Pero los agentes le dieron alcance y estaban pasando sus datos a la emisora cuando uno de ellos le preguntó si portaba algún efecto que lo pudiera comprometer.«No, llevo algo peor», contestó el interceptado, sacando acto seguido el revólver para encañonar a la patrulla, que se vio forzada a retroceder y adoptar una posición de seguridad.

En ese momento, en la calle había unas diez personas, entre ellas una pareja con un niño, a los que los policías tuvieron que pedir a gritos que se fueran de allí rápidamente. Ante la peligrosa situación, los agentes decidieron pedir refuerzos a la central, que enseguida movilizó a otra patrulla que se encontraba en la zona.

La defensa mantiene que el investigado ya había tirado el arma y corría cuando los policías abrieron fuego contra él, por lo que considera innecesarios los veinte disparos que acabaron derribándole.

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