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“Hay gente que te dice todos los años ‘si enciendo la calefacción, no como’ y este habrá más”

Un total de 157 familias zaragozanas han pedido ayuda para pagar la factura de la luz, un 40% menos que el año pasado, en parte por el efecto de la moratoria hasta septiembre y el aumento de otras prestaciones.

Contadores de la luz.
Contadores de la luz.
Archivo

Durante el estado de alarma el Gobierno central prohibió los cortes de suministros básicos como la luz, el agua o el gas. La moratoria que evitaba agravar la situación de las familias más afectadas por la crisis y la pandemia de covid terminó el pasado 30 de septiembre. Desde entonces, un total de 157 familias zaragozanas han pedido ayuda para poder pagar la factura de la luz. Si no abonaron recibos desde al declaración del estado de alarma, las compañías ya se los han podido empezar a pasar. 

Del 1 de octubre al 16 de noviembre, los Centros Municipales de Servicios Sociales del Ayuntamiento de Zaragoza han recibido 157 solicitudes de ayudas para electricidad (de las que se han concedido 135) y 45 para pagar el gas (38 se han aprobado). El importe total ha sido de 34.968 euros, según los datos facilitados por el  Consistorio, encargado de la gestión de estas ayudas. De momento, "son un 40% menos respecto al mismo periodo de 2019", por lo que no consideran que sea una cuestión "preocupante".

Sin embargo, desde el Ayuntamiento creen que se ha reducido la solicitud de estas ayudas por el efecto de la moratoria y porque desde el inicio de la pandemia se han incrementado otras como las de urgente necesidad. "Desgraciadamente no podemos cantar victoria porque ahora el efecto de la moratoria que concluye se está notando, la crisis covid no termina y llega el invierno, que es otro de los elementos importantes", reconoce el consejero de Acción Social y Familia del Ayuntamiento de Zaragoza, Ángel Lorén.

El problema tras el fin de la moratoria se empieza a presentar primero para quienes habían dejado de pagar recibos en los últimos meses aunque "no hemos visto todavía cortes de luz por este tema", reconocen desde Cáritas. La organización ayuda con los trámites a los usuarios que necesitan estas ayudas para evitar la llamada pobreza energética. Las dificultades para hacer frente a los recibos de la luz o el gas son una constante durante el invierno. "Hay gente que te dice todos los años ‘si enciendo la calefacción, no como’ y este año habrá más", temen.

Trabajos precarios y ERTE

"Las familias no han logrado recuperar todavía su capacidad económica, mucha gente está sin trabajo, con ERTE o trabajos en precario y tienen que abordar las deudas como si la situación económica fuera mejor", lamentan desde Cáritas, que este año agotó en ocho meses las ayudas que da en un año. 

Desde el Ayuntamiento achacan también la peor situación al atasco en la tramitación del Ingreso Mínimo Vital estatal, que ha criticado el propio Gobierno de Aragón, pendiente de la conversión del Ingreso Aragonés de Inserción en un complemento. De momento, la mayoría de las ayudas en Cáritas, como en los servicios sociales municipales, van destinadas a alimentación (42%); seguidas del realquiler de vivienda (22%), de aquellas personas que viven en una habitación arrendada y el alquiler (20%).

El perfil de las personas que se acercan a Cáritas ha empezado a cambiar en esta crisis. Con el primer estado de alarma en marzo "llegaron personas que se apoyaban en economía sumergida" y que no podían trabajar por el confinamiento. Ahora, "han empezado a llegar autónomos, gente de comercio y hostelería que han tenido que cerrar su negocios o gente con una red familiar que está agotada", ponen como ejemplos.

"Vienen familias de clase media que han caído en la precariedad, que no conocen el funcionamiento de los servicios sociales y les cuesta mucho moverse"  

En algunos casos "vienen familias de clase media que han caído en la precariedad, que no conocen el funcionamiento de los servicios sociales y les cuesta mucho moverse", reconocen desde la organización. Cuando llegan a contar su situación "no saben ni por dónde empezar", reconoce. Suelen empezar por pedir ayuda para alimentación y si tienen niños piden lo que necesitan para ellos.

Bono social para parados

Para aliviar la factura de la luz la opción ahora es acogerse al bono social, que se ha ampliado a más colectivos vulnerables, como los parados. Si se cumplen los requisitos, el ahorro en el recibo puede ir del 25% al 40%. "Con que estés en paro o en un ERTE o te hayas reducido la jornada por cuidados eres objeto de bono social y basta con una declaración responsable, no hay que presentar la declaración de la renta", explica Cecilia Foronda, desde Ecodes. La organización se sumó a principios de mes a un manuscrito de varias organizaciones contra el fin de al moratoria.

Desde el Ayuntamiento apuntan a que el aumento del bono social puede reducir también la necesidad de buscar ayudas para pagar la luz este año. "Muchas familias que tenían derecho no lo habían tramitado", afirma, de ahí que trabajen también en informar a los potenciales beneficiarios y con las propias eléctricas.

Desde Ecodes coinciden en que todavía sigue habiendo muchas personas que desconocen que pueden beneficiarse de esta rebaja en la luz. "De las personas que atendemos, un 75% tendrían derecho a un bono social y solo un 25% lo están disfrutando", afirma Foronda. El bono también perdió beneficiarios con la última modificación del Gobierno que introdujo un mayor peso de los criterios de renta.

Reconoce que el nuevo bono social covid permite el acceso a más personas y considera un acierto que para saber si se cumplen los requisitos económicos tenga en cuenta "la nómina del mes anterior", en lugar de la del año pasado, porque han cambiado mucho las circunstancias. Para quienes tienen el bono eléctrico existe la posibilidad de que obtengan el térmico, una ayuda anual para pagar la calefacción.

Desde Ecodes, "les asesoramos para mejorar su contrato, ver si pueden acceder al bono social y acompañarles a recopilar la documentación o presentarla", explica Foronda. A ello unen hábitos de consumo eficiente, como ver si se puede reducir la potencia. Desde 2017 han ayudado a más de 800 familias a reducir sus facturas de energía, dentro de un programa junto al Gobierno de Aragón. Este viernes presentan los resultados de un proyecto para impulsar la rehabilitación eficiente, otra vía de ahorrar energía, más allá de las ayudas. Desde la organización se impulsa el curso de asesor de energía en hogares con personas en situación de vulnerabilidad. Además de ofrecer ayuda en eficiencia energética creen que puede permitir "generar empleo verde".

"La mitad del parque de viviendas españolas se construyó sin criterios de eficiencia energética y las habitadas con personas con menos recursos son las más ineficientes"

Con ello se ayudaría también a combatir las dificultades de los hogares. "La realidad económica empeora la situación y eleva los niveles de pobreza energética, pero además de la falta de recursos para pagar las facturas, la mitad del parque de viviendas españolas se construyó sin criterios de eficiencia energética y las habitadas con personas con menos recursos son las más ineficientes", asegura.

Foronda cree que el número de solicitudes de ayudas para el suministro eléctrico todavía es bajo porque "la gente al ver que no le iban a cortar la luz no solicitaba las ayudas", pero no porque no tuvieran dificultades. Además, "no se cortaba la luz, pero se acumulaba deuda", recuerda.

Garantizar la no interrupción del suministro

Desde asociaciones de consumidores como Ucaragón defienden "la ininterrumpibilidad, que la decisión de la interrupción del servicio la tenga que tomar una autoridad, no una empresa", apunta José Ángel Oliván. "Debería precisar permiso de una autoridad, la evaluación de la situación de las personas a las que se les va a quitar el suministro tiene que tener un punto de vista social, no empresarial", añade. Con ello se cubrirían también los casos de errores en la factura que pueden generar el impago.

"Las telecomunicaciones en este momento son tan necesarias como el agua o la electricidad"

Además, la posibilidad de cortar el suministro crea una situación de desequilibrio en la negociación entre el consumidor y la empresa energética. "Si ellos tienen en la mano el bastón de 'te corto el suministro', la discusión dura poco", reconoce. Ello, sin perjuicio de que luego la eléctrica "acuda a la autoridad porque no le pague un cliente y le diga que quiere cortar el suministro". Por ello, entiende que es un problema "estructural".

Además, entre los suministros protegidos afirma que deberían estar también las telecomunicaciones. "En este momento no se puede dejar a alguien sin teléfono cuando le atiende el médico por el teléfono", pone como ejemplo, y asegura que "las telecomunicaciones en este momento son tan necesarias como el agua o la electricidad".

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