La temporada de piscinas municipales de verano más atípica de la historia reciente de Zaragoza afronta su recta final con una notable merma de usuarios. La tardía apertura de puertas y las restricciones de aforo se están reflejando en una caída de en torno al 30% en el número de bañistas con respecto al año pasado. En concreto, se han registrado 402.257 accesos entre julio y agosto, frente a los 622.029 de los mismo meses de 2019.

Las instalaciones abrieron sus puertas el 4 de julio, un mes más tarde de lo previsto, por culpa de la pandemia. El Ayuntamiento estableció entonces un aforo máximo del 50%, pese a que la DGA permitía el 75%. Sin embargo, con la propagación del virus por la Comunidad que se ha registrado este verano y que obligó a retroceder a fase 2 en la ciudad, Sanidad rebajó el límite al 30%.

Además, se decretó el uso obligatorio de mascarilla, la distancia de seguridad, un cierre de una hora al mediodía para labores de desinfección y la clausura de los vestuarios, entre otras medidas de prevención. Para facilitar a los usuarios la información en tiempo real de la ocupación de las instalaciones, el Ayuntamiento lanzó una aplicación móvil que permite elegir un centro u otro en función de su saturación y evitar filas. Pese a todo, algunas piscinas seguían mostrando ciertos atascos, por lo que el Consistorio redujo todavía más el aforo máximo. En concreto, los centros deportivos municipales de Actur, Delicias, San Juan y La Cartuja pasaron del 30% al 20% de su capacidad, y La Granja y Alberto Maestro al 25%.

A diferencia de ediciones anteriores, este año permanecerán todos los centros abiertos hasta el 6 de septiembre –y no solo tres de ellos–, aunque la previsión meteorológica apunta a un descenso acusado de las temperaturas que ya se hizo notar este viernes.