Los tilos del paseo de la Independencia también sufren sofocos por la ola de calor

A pesar de las numerosas hojas secas, los árboles están sanos y reverdecerán en primavera. La variedad escogida en 2002 para decorar el paseo "se ha adaptado muy bien" a los rigores del verano urbano.

Las hojas quemadas de algunos ejemplares de los números pares del paseo.
Las hojas quemadas de algunos ejemplares de los números pares del paseo.
Heraldo

Aunque pocos apostaban por su supervivencia cuando se plantaron en 2002, lo cierto es que los tilos del paseo de la Independencia han enraizado con fuerza en el corazón zaragozano. Estos días sufren los rigores de la primera ola de calor del verano y, aunque algunos muestran hojas secas o quemadas por el sol, desde el Consistorio aseguran que están sanos, que reciben los cuidados precisos y que reverdecerán en primavera. "Es un fenómeno perfectamente normal cuando las temperaturas suben de golpe. El 'agostamiento' es un mecanismo de autoprotección de muchas especies vegetales que 'dejan secar' parte de sus hojas para ahorrar energía", explican fuentes municipales.

Fue en los veranos de 2003 y 2004 cuando más preocupó el estado de los tilos. Eran entonces ejemplares muy jóvenes, recién plantados y su aspecto estival era mucho más grisáceo y marrón que el actual. Entonces las asociaciones ecologistas denunciaron que no era un árbol propio para implantar en Zaragoza y dieron por casi certificada su muerte a las primeras de cambio. Sin embargo, algunos retoques en los sistemas de riego por goteo subterráneo y la protección con mallas de los troncos contra el calor les permitieron salir adelante y adaptarse con más gloria que pena a las altas temperaturas del valle del Ebro.

Una de las claves es la especie elegida en su momento. El tilo es un árbol de montaña que necesita mucha humedad y los que llegaron a Zaragoza (vía unos prestigiosos viveros de Italia) fueron de la variedad 'europea pálida', supuestamente la que se adapta mejor a altitudes bajas y al medio urbano. En diciembre de 2002 se plantaron ni más ni menos que 367 tilos en Independencia, a los que se sumaron 25 castaños de indias traídos también de Italia. 

Lo suyo hubiera sido plantar moreras, acacias, plátanos o álamos blancos, una especie autóctona de Zaragoza, que son las más abundantes en las avenidas de la capital. Tienen un gran porte y ofrecen mucha sombra, pero como la estética del paseo iba a ser tan revolucionaria (recuérdese la polémica con las farolas de Iñaki Alday) se decidió apostar por una especie menos vista. Tilos había ya en Zaragoza, pero solo unos pocos en Montecanal y en el Parque Grande, donde no sufren la aridez y los sofocos de tráfico del centro. Dicen los expertos que el hecho de haya descendido drásticamente la circulación en el entorno de la plaza de Paraíso e Independencia con la implantación del tranvía también ha podido favorecer que ahora los árboles luzcan un aspecto más lozano. 

Los tilos, según los libros de jardinería, precisan mucha sombra y bastante agua, y los de la arteria zaragozana se benefician en algunos tramos de los altos edificios (se ve a la perfección el verde de las hojas de los que están más protegidos) y son regados con unos 40 litros de agua diarios por medio de un sistema de goteo. Todo cuidado es poco para el tilo que es uno de los árboles de ornamentación más caros de los viveros: puede costar entre 360 y 500 euros, esto es, el triple que -por ejemplo- un platanero.

Echando un ojo a la hemeroteca de 2002 se comprueba que cuando se plantaron hace 18 años eran ejemplares jóvenes (de unos siete años) y medían entre siete y ocho metros de altura. Se dijo entonces que si se desarrollaban sin problemas su crecimiento sería lento pero seguro y que en una década podrían medir 12 metros de altura. Ese objetivo parece conseguido, si bien también se especuló entonces con que llegarían a juntarse las ramas de las dos filas "para dar mucha sombra" y esa hibridación no se ve en ningún caso.

Aunque los tilos son más propios de ciudades del norte de España y países europeos más húmedos, el hecho de que los de Independencia 'tiraran' bien hizo que también fueran una de las especies seleccionadas para repoblar el bulevar de Gran vía tras la traumática tala de cientos de plataneros en 2017. Al estar insertos en zonas más húmedas también se desarrollan con un mejor aspecto que los de Independencia, donde las hojas marrones se multiplican por momentos. Este fenómeno "forma parte del ciclo biológico" de los ejemplares, que en octubre ya estarán pelados y no recuperarán sus hojas hasta primavera. De hecho, algunos vecinos lamentan que los árboles solo se ven "realmente bonitos durante cuatro meses al año". 

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión