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La Policía cree que el acusado de incendiar el piso de su ex en Zaragoza quería matarla

Los agentes de la Policía Local que rescataron in extremis de las llamas al hijo menor de la víctima declaran en el juicio que la «suerte» evitó una tragedia

Las acusaciones están convencidas de que el procesado se aprovechó de que la ventana del salón estaba abierta para provocar el fuego.
Las acusaciones creen que el procesado se aprovechó de que la ventana del salón estaba abierta para provocar el fuego.
Toni Galán

Por la virulencia del fuego, la rapidez con la que se extendieron las llamas y los mensajes y fotografías que esa misma madrugada envió a través de Whatsapp, la Policía está convencida de que Manuel Ortiz López incendió la vivienda de su expareja con la clara intención de acabar con su vida. El acusado, que se enfrenta a penas de entre 24 y 29 años de prisión, negó durante la primera sesión del juicio haber provocado el fuego y aseguró que solo envió los ‘wasap’ para fanfarronear. Sin embargo, los funcionarios del Grupo de Homicidios, los especialistas de la Policía Científica y el resto de agentes que este  martes declararon ante el tribunal –catorce, en total– se mostraron categóricos al asegurar que todas las pruebas apuntan a un incendio premeditado con el que el acusado pretendía matar a Tamara, su excompañera sentimental. Y esa es precisamente la tesis que mantiene su abogada, Laura Vela.

Cuando se declararon las llamas, minutos antes de las 4.00 del 22 de agosto de 2018, la víctima y sus dos hijos, de 9 y 5 años, dormían tranquilamente en su casa, en una planta baja de la calle de Francisco Izquierdo Molins, en el barrio de Torrero. En la vivienda estaba también el entonces novio de la denunciante, que se había quedado a pasar la noche.Sin embargo, los investigadores creen que al acusado le importó poco quién hubiera en el domicilio porque estaba decidido a poner fin a la vida de su expareja.

Los policías reconocieron que no se encontraron restos de ningún acelerante, pero recordaron que eso no quiere decir que no lo hubiera. De hecho, varios miembros del Grupo Homicidios explicaron que Manuel Ortiz López envió aquella madrugada dos fotos en las que aparece un trapo impregnado que podría contener varias bolas de las se usan en las barbacoas para acelerar las llamas.

«La he quemado viva», «le he echado bolas de petroball» (iniciadores de fuego) o «lo planeé bien» decían algunos de los mensajes que la Policía halló en el móvil del encausado, al que defiende el letrado Óscar Espinosa. Según indicaron este martes los peritos de la Policía Científica, esas imágenes se tomaron a las 3.45, es decir, minutos antes del incendio, y en ellas aparece un pavimento idéntico al de la acera ubicada junto a la casa.

Por lo tanto, aunque el acusado negó haber estado en el lugar de los hechos, para el Grupo de Homicidios, esta prueba le situaría a la hora y en lugar donde se produjo el fuego. Para los investigadores, Manuel Ortiz López aprovechó que aquella cálida madrugada de agosto la ventana estaba abierta para provocar el incendio. En cuanto a la teoría de un posible accidente, provocado por alguna colilla, los peritos recordaron que en la casa no apareció ninguna, cuando «si las ha habido, siempre quedan restos».

Un rescate in extremis

Durante la segunda sesión del juicio, que se celebra en la Audiencia y concluye hoy, declararon también los dos municipales que rescataron in extremis al hijo menor de la víctima. Las llamas les impedían entrar por la puerta principal, por lo que tuvieron que saltar por detrás. «Había tanto humo que avanzábamos un poco y teníamos que volver a retroceder. Pero tuvimos mucha suerte, porque una llama retrocedió de repente y vimos el brazo del niño en el suelo. Lo cogimos como pudimos y lo sacamos a la calle haciendo una cadena humana», explicó uno de los policías.Los dos tuvieron que ser asistidos después en el hospital por inhalación de humo.

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