Coronavirus en Zaragoza: Peñaflor se llena de peluches para acompañar a los niños en sus primeros paseos

Miles de niños aragoneses pudieron disfrutar el pasado domingo de su primer paseo tras más de 40 días confinados en sus casas. Un soplo de aire fresco que sirvió a los más pequeños para tomar el sol, correr, patinar o simplemente andar de la mano de sus padres.

De esta salida tan esperada han sido testigos cientos de peluches en Peñaflor. Las ventanas y los balcones de este barrio rural se han llenado de figuras, animales y mensajes de agradecimiento para los menores, que se entretienen localizando al máximo número de peluches posible. Los vecinos del barrio han hecho suya la iniciativa ‘La caza del oso’, inspirada en el cuento ‘Vamos a cazar un oso’, del británico Michael Rosen. Consiste en dejar ositos de peluche en las ventanas para que, en sus paseos, los menores se distraigan encontrándolos.

“Es una historia basada en superar metas y temores y ayudarnos los unos a los otros”, señala María Eugenia Seruendo, la vecina del barrio que propuso a la alcaldía poner en marcha esta idea. Seruendo también engalanó sus ventanas para que otros niños como su hijo, que tiene tres años, disfrutaran de su primer paseo en estado de alarma. “Se les ha tenido un poco olvidados. El confinamiento también ha sido duro para ellos”, recuerda.

Ositos de peluche, cerditos, serpientes, perros y personajes de ‘Toy Story’ lucen estos días en muchas casas de Peñaflor. La iniciativa ha cuajado y en ella han participado medio centenar de vecinos. “Hemos recibido un aluvión de fotos de ventanas y balcones de viviendas con peluches”, comenta Mamen López, la alcaldesa del barrio.

Gracias a los peluches, la alcaldía ha conseguido que no se generaran aglomeraciones en la vía pública y que los adultos también logren distraerse un rato. “Lo planteamos porque llegó a nuestros oídos que algunos niños incluso tenían miedo a salir. Por otro lado, así evitábamos que se juntaran a jugar en la plaza o la calle”, señala López.

Vecinos como María Eugenia se sienten “muy orgullosos” de la aceptación que la iniciativa ha tenido en el barrio. “Es una muestra de solidaridad de unos con otros. Les levanta el ánimo”, asegura. Seruendo salió por primera vez a pasear con su hijo el domingo, y asegura que la responsabilidad fue la tónica general. “Salimos con un poco de miedo pero todo fue muy bien”, reconoce.

En la misma línea se manifiesta la alcaldesa de Peñaflor, que destaca el alto grado de concienciación de la gran mayoría de los vecinos. “Siempre hay una minoría que no se lo toma en serio del todo. La primera semana no hubo ninguna sanción y casi todos entendimos que nos teníamos que quedar en casa”, manifiesta López.

La ventaja de los vecinos de esta zona es que tienen muy cerca el campo y caminos rurales, lo que contribuye a que no se generen corrillos. “Es la suerte de estar en Peñaflor. Si se es responsable, hay muchos sitios a los que poder ir sin encontrarse a nadie”, añade.

Bandos infantiles y futuras sorpresas

Los vecinos de Peñaflor se mantienen conectados durante el confinamiento a través de los bandos municipales de las 20.00, mediante los que también se felicita a los cumpleañeros o se dedican mensajes.

En esos bandos se ha involucrado especialmente la Comisión de Fiestas. A pesar de que el coronavirus ha tumbado la celebración de las fiestas en honor a San Cristóbal que la población iba a celebrar en julio, el grupo sigue trabajando junto a la alcaldía para hacer más llevadera la cuarentena. “Hemos pensado en hacer algún juego los fines de semana que les sirva para ir caminando en busca de frases o canciones”, comenta López. Todo bajo la atenta mirada de las decenas de peluches que pueblan las calles de este barrio rural.

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