estado de alarma

El primer paseo de la pequeña Inés

Raquel Iturbide dio a luz en Zaragoza el pasado 14 de abril. Hoy ha podido sacar a pasear a su pequeña por Valdefierro, su barrio, por primera vez.

La pequeña Inés solo conocía la calle por los pocos segundos que le costó salir del hospital y entrar en el coche para emprender el viaje a casa. Nació en Zaragoza en pleno estado de alarma, por lo que hasta ahora no había podido disfrutar de esos paseos tranquilos que recomiendan a los recién nacidos. Este domingo, con la entrada en vigor de la primera medida de flexibilización del confinamiento, su madre por fin pudo enseñarle el barrio en el que va a crecer.

Raquel Iturbide dio a luz a Inés el pasado 14 de abril. Hasta ahora, por tanto, no había salido a pasear con ella. “Nos ha venido bien a todos, porque lo necesitábamos”, cuenta. Pensaba dar un paseo de unos diez minutos, pero al final se ha alargado un poco más. Han bajado al Canal Imperial, que pasa junto a su casa y donde que había “mucha gente” esta mañana. “Más que cualquier domingo”, calcula.

Hasta ahora, suplían los paseos que recomiendan a los bebés con ratos junto a la ventana para que le diera el sol. “Les tiene que dar la luz para que no se pongan amarillos”, explica la mamá. Ahora, las vueltas por el barrio de “diez o quince minutos” permitirán que también le de el aire.

Raquel Iturbide tiene dos hijas: Carla, de tres años, e Inés, que nació el 14 de abril. Este domingo no solo era el fin del confinamiento para su hija mayor, era su primer paseo juntas. Así ha sido su experiencia.

El nacimiento de Inés se produjo en unas circunstancias excepcionales, en pleno pico de la pandemia. Pese a ello, Raquel dice que lo ha llevado con “mucha tranquilidad”, porque ese es el sentimiento que le transmitía el personal médico de la clínica en la que dio a luz. “Han ido cambiando los protocolos, pero siempre he percibido muchísima seguridad”, señala. El padre, Toño Martínez, finalmente pudo entrar al parto, algo que pocos días después se acabó impidiendo.

Inés tiene una hermana, Carla, de tres años, que necesitaba el paseo casi más que la pequeña. “Se le ha juntado la llegada de su hermana con el confinamiento, por lo que no está en la rutina del colegio por la mañana, el parque por la tarde, el baño...”, explica Raquel. Por todo ello, “son días complicados”. “Aunque corra por los pasillos, le viene salir a la calle”, añade.

Lo que tiene peor solución es lo de los abuelos. Aún no han podido estar con la pequeña Inés, por lo que no hacen más que preguntar “que cuándo la podrán conocer”. De momento, los achuchones tendrán que esperar y toca conformarse con las videollamadas que hacen para no perderse ni un día la evolución de su nueva nieta.

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