semana santa

Un pregón que llama "a la solidaridad, al sacrificio y a la esperanza"

Texto íntegro del pregón de la Semana Santa de Zaragoza 2020 a cargo de la presidenta de HERALDO, Pilar de Yarza.

Pilar de Yarza, presidenta editora de HERALDO.

En circunstancias normales la presidenta editora de HERALDO, Pilar de Yarza, habría leído el pregón de la Semana Santa zaragozana este sábado a las 20.000 en la plaza del Pilar. Este pregón, con el que suele darse apertura al medio centenar de procesiones que normalmente recorren las calles de la capital aragonesa, se pudo escuchar este viernes en el programa  ‘El espejo de la Iglesia’, de la cadena COPE, y desde este sábado por la tarde está ya disponible en las redes sociales de la Junta de Cofradás para que todo el mundo tengo acceso al texto íntegro.

Pilar de Yarza comienza su discurso agradeciendo que en estas circunstancias tan díficiles y extraordinarias le permitan compartir sus reflexiones en torno a la Pasión, Muerte y Resurreción de Jesús. Al mismo tiempo alaba el trabajo de la Junta de Cofradías que "realiza una encomiable labor de divulgación de nuestra Semana Santa". "Especialmente valiosa es su labor social, junto a quienes necesitan ayuda y aliento, todos los días del año". Una misión que, señala, agredece por su condición de creyente "a la manera que aprendí de mis padres: con una fe humilde que busca ser compromiso".

Pilar de Yarza destaca los lazos que unen a HERALDO DE ARAGÓN y a todo su familia con la Semana Santa zaragozana. "Hace cien años, nuestro diario ya dedicaba varias páginas a mostrar a los zaragozanos las tallas más valiosas y queridas. Hoy seguimos acompañándola en todas sus manifestaciones", apunta. En los tiempos más duros de la crisis del coronavirus, la pregonera hace una llamada "a la solidaridad, al sacrificio y a la esperanza".

Texto íntegro del pregón de la Semana Santa de Zaragoza

En esta circunstanciastancias tan difíciles y extraordinarias, agradezco especialmente poder compartir estas reflexiones en torno a la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús. Y hacerlo por la amable invitación de la Junta de Cofradías, que realiza una encomiable labor de divulgación de nuestra Semana Santa. Especialmente valiosa es su labor social, junto a quienes necesitan ayuda y aliento, todos los días del año.

Lo agradezco por mi condición de creyente, a la manera que aprendí de mis padres: con una fe humilde que busca ser compromiso.

"Con cuatrocientos años cumplidos, es una expresión artística y de devoción popular de primer orden. Declarada, con toda justicia, de interés turístico nacional e internacional"

Y por los lazos que unen a HERALDO DE ARAGÓN, y a toda mi familia, con la Semana Santa zaragozana. Hace cien años, nuestro diario ya dedicaba varias páginas a mostrar a los zaragozanos las tallas más valiosas y queridas. Hoy seguimos acompañándola en todas sus manifestaciones.

Con cuatrocientos años cumplidos, es una expresión artística y de devoción popular de primer orden. Declarada, con toda justicia, de interés turístico nacional e internacional. Los números son apabullantes. Veinticinco cofradías, una de las cuales, la de La Crucifixión, ha sido la encargada de organizar el Pregón de este año. Cerca de veinte mil cofrades; miles de bombos; de timbales y tambores; de matracas, de carracas, magnífica profusión de flores. La procesión del Santo Entierro más grande de España.

Lamentablemente, la emergencia sanitaria, económica y social que vivimos ha obligado a suspender los actos tal como estaban programados. Pero la tecnología va a permitir que compartamos, juntos, las celebraciones y el espíritu de la Semana Santa. El espíritu que da sentido a esta celebración y que sigue presente con más fuerza que nunca. La llamada a la solidaridad, al sacrificio y a la esperanza en estos momentos tan duros nos interpela especialmente en esta Semana Santa.

Son los valores que la sostienen y que tienen su base, en buena parte, en la participación entusiasta y generosa de los jóvenes. Revitalizan las cofradías y son claves en todas las actividades solidarias. Muchos de ellos viven esta pasión cofrade en sus familias. Es el ámbito amoroso donde tantos niños y niñas aprenden a ponerse su primera túnica y a estrenarse con los redobles.

"La llamada a la solidaridad, al sacrificio y a la esperanza en estos momentos tan duros nos interpela especialmente en esta Semana Santa"

Estamos ante una expresión de arte, ante un potente atractivo turístico. Pero es más, mucho que es un espectáculo de gran belleza. Es el puente que nos une con nuestra aspiración a la trascendencia. Como dice el Concilio Vaticano II, “la cultura expresa, transmite y conserva las grandes experiencias espirituales para que sirvan de provecho a muchos, e incluso a todo el género humano”.

Los textos de los Oficios reflejan esa idea: el ser humano necesita respuestas a las preguntas que nos inquietan en lo profundo de nuestro corazón. Son cuestiones eternas. Que se refieren al sentido de la vida y del sufrimiento. A la pugna entre el amor y el egoísmo; entre el bien y el mal; entre la desesperación y la esperanza.

Los “tiempos fuertes” de la Semana Santa nos invitan a buscar respuestas a estas cuestiones. Nos llevan a hacer una pausa en el vértigo de la actualidad. Son una sacudida en nuestra rutina.

“Al hombre le digo -ha escrito el Papa Francisco- que no conozca a Dios de oídas. El Dios vivo es el que verá con sus ojos, dentro de su corazón”.

En la Pasión vemos a ese Dios vivo, un Cristo que sufre y lo hace por toda la Humanidad, desde el inicio de la historia. Vemos al Jesús que soporta las tentaciones de poder, de fama, de ambición. Son las mismas que sacuden a nuestra sociedad, deslumbrada por el triunfo momentáneo y fulminante.Vemos al Jesús que soporta el abandono de los suyos, que caen vencidos por el sueño.

Es el mismo sueño, advierte santo Tomás Moro en su tratado ‘La agonía de Cristo’, de quienes nos decimos cristianos, pero cerramos los ojos ante el sufrimiento de las víctimas de toda clase de violencia; de los excluidos; de los refugiados, de los niños.

Vemos, en el drama de la Pasión, el aparente triunfo de la mentira, el sufrimiento de los inocentes, la muerte de un justo. Lo mismo que hoy, cuando los bulos se apoderan del escenario, enturbian la vida pública, imponen decisiones perjudiciales para la sociedad.

Como editora de prensa y como creyente, me gustaría detenerme especialmente en la escena del atrio de la casa de Pilato .El diálogo entre Jesús y el gobernador romano se replica, hoy en día y con palabras parecidas, en los foros periodísticos, sociales y políticos.

“He venido a ser testigo de la verdad”, dice Jesús.

Pilatos le responde: “¿Qué es la verdad?”

He tenido presente este diálogo en muchos momentos de mi vida profesional.

Nos toca afrontar un tiempo de crisis de valores:

La avaricia prima sobre el orden y la frugalidad, de modo que no solo la economía se ha resentido: el planeta está en peligro por el empeño en lucrarse con desprecio de la naturaleza. El ventajismo busca sustituir a la honestidad y la coherencia. La valentía está penalizada.

"El desarrollo tecnológico debe ser un aliado. Nunca un obstáculo en la búsqueda incesante de la veracidad que obliga a los responsables y profesionales de los medios de comunicación"

Son tiempos difíciles, en los que acecha la tentación de rendirse a la comodidad. Como Pilato ante la masa que le reclama la muerte de Jesús y la liberación de Barrabás: es más fácil ofrecer a la audiencia lo que reclama.

Son tiempos de ruido, en los que el relativismo busca imponerse. Se habla de hechos alternativos. Y no es más que un descarado eufemismo de la mentira.

Son tiempos difíciles, en los que los bulos interesados llevan a tomar decisiones perjudiciales para la sociedad.

Es un escenario que puede parecer sombrío, pero que nos llama a la acción y a la esperanza.

Por la Pasión desfilan también figuras que iluminan el drama. José de Arimatea. María y las mujeres que acompañan a Jesús hasta la Cruz y que son las primeras en saber que vive. Los apóstoles que despiertan de su sueño.

Además del Cristo sufriente, está el Cristo que resucita, el que nos invita a transformar la sociedad.

¿Cómo? Con una caridad que atiende a cada ser humano sufriente, como si fuera el mismo Jesús camino del Calvario.

Lo hacéis los cofrades, los cristianos que colaboráis con Cáritas y con cada una de las múltiples obras sociales de la Iglesia.

Es la caridad en la verdad de la que habla Benedicto XVI en su encíclica 'Caritas in veritate'. “Sin verdad, dice, la caridad es mero sentimentalismo”. El Papa emérito hace especial referencia a los medios de comunicación: deben –debemos- estar centrados, recuerda, en la promoción de la dignidad de las personas y de los pueblos. Al servicio de la verdad, del bien y de la fraternidad natural y sobrenatural”.

Son los principios básicos del humanismo cristiano, al que está volviendo nuestra Europa, envuelta en turbulencias. En un reciente artículo sobre qué debe ser la Unión Europea, la presidenta de la Comisión, Ursula Von der Leyen, hace mención expresa de los valores cristianos de solidaridad y respeto a los derechos de la persona. Los cita como raíces sobre las que ha crecido nuestro continente, como espacio de progreso, libertad y cohesión social.

¿Cómo hacerlo desde los medios? Con la búsqueda activa de la verdad, es decir, trabajando por una información verídica y auténtica, que sitúe los hechos en su contexto adecuado, según subrayan los textos internacionales sobre ética periodística.

El desarrollo tecnológico debe ser un aliado. Nunca un obstáculo en la búsqueda incesante de la veracidad que obliga a los responsables y profesionales de los medios de comunicación.

Los avances de la técnica, puestos al servicio de la sociedad, mejoran nuestra vida hasta extremos insospechados.

Un ejemplo muy cercano es el seguimiento al minuto de los actos de Semana Santa, en la expresión que permiten las circunstancias, que nos permiten las ediciones digitales de nuestros diarios, visibles y audibles, incluso en los teléfonos y las aplicaciones móviles. ¡Qué gran ayuda para tantos amantes de la Semana Santa!

"Este año se ha cumplido el 75 aniversario de la liberación de Auschwitz. Es el símbolo del abismo al que se asoma el ser humano cuando olvida el respeto y la dignidad de sus semejantes"

Aunque la mejor guía es personal e intransferible: cada uno de nosotros tenemos un momento, un toque, un rincón, una imagen que es única e irrepetible y que no cambiaríamos por ninguna otra. Los recuerdos de infancia son, tantas veces, el mejor camino para llegar al misterio de la Pasión.

Si los artesanos mudéjares representaban la eternidad con sus filigranas geométricas, las hileras de cofrades simbolizan el infinito. Ese horizonte en el que asoma la esperanza que todos buscamos, hasta en las peores circunstancias.

Hacer visible lo invisible: es el prodigio y el misterio de la Semana Santa.

Este año se ha cumplido el 75 aniversario de la liberación de Auschwitz. Es el símbolo del abismo al que se asoma el ser humano cuando olvida el respeto y la dignidad de sus semejantes. Hoy siguen existiendo todavía lugares en los que se olvidan estos principios sagrados. Pero siguen siendo más los que luchan por su liberación, como sucedió en los campos de exterminio. En uno de ellos, Auschwitz-Birkenau, murió la intelectual judía Edith Stein, canonizada por Juan Pablo II como Santa Teresa Benedicta de la Cruz.

Convertida al cristianismo, considerada patrona de Europa, Edith Stein eligió morir junto a su pueblo, mirando a Jesús en la Cruz. La voz de esta pensadora, defensora de la promoción de la mujer y de la idea de una Europa reconciliada, nos dejó el testimonio de esperanza que es el centro de la celebración de la Pasión.

“El mundo está hecho de contradicciones”, escribió; pero, en último término, nada quedará de estas contradicciones. Solo el gran amor permanecerá. Cómo podría ser de esta manera?” Esta es la gran esperanza que nos trae la Semana Santa, esta Semana Santa.

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