zaragoza

Los actos vandálicos e incívicos cuestan al Ayuntamiento 2,3 millones de euros al año

Las brigadas municipales de limpieza borraron 27.000 pintadas de fachadas en la ciudad en 2019. Tuvieron que despegar casi medio millón de chicles de los suelos de Zaragoza.

ARAGON. FCC ZARAGOZA LIMPIA / 11-01-2020 / FOTO: GUILLERMO MESTRE [[[FOTOGRAFOS]]]
Limpieza de grafitis en el barrio de La Jota. Para eliminar de muros y fachadas las pintadas de los grafiteros se utilizan distintos métodos. El más habitual es el que incluye agua a presión y productos decapantes. También se emplea el chorreo de arena o, según cómo sea la superficie, se optar por tapar la firma con pintura.
Guillermo Mestre

Aunque parece que la población está cada vez más concienciada con la necesidad de respetar el medio ambiente y, por ende, con mantener limpios barrios y ciudades, lo cierto es que cada año el Ayuntamiento de Zaragoza invierte alrededor de 2,3 millones de euros en limpiar pintadas y grafitis y retirar chicles y excrementos caninos. El año pasado, las brigadas municipales de limpieza hicieron desaparecer alrededor de 27.000 firmas estampadas en los muros y paredes de la capital aragonesa. Unas cifras que no disminuyen, sino que se han mantenido estables durante los últimos años.

Según apuntan desde FCC, la empresa que gestiona el servicio de limpieza pública en Zaragoza, las pintadas ilegales cuestan 1.678.308 euros a las arcas municipales cada año. Para eliminarlas de la ciudad, 14 equipos compuestos por un total de 25 personas trabajan cada día con distintos materiales y métodos. También se encargan de retirar los carteles ya viejos o los que se encuentran colocados en zonas donde está prohibido y de limpiar las manchas en el pavimento que sean especialmente pegajosas y no se hayan podido retirar con el método ordinario de baldeo, como las que se forman bajo las papeleras o los orines.

Cualquier punto de la ciudad es proclive, según explica el encargado general de FCC, José Miguel Marco, a amanecer con un puñado de nuevos grafitis y pintadas. Los vándalos ya han demostrado en múltiples ocasiones que no ponen reparos a la hora de cebarse con edificios históricos o instalaciones emblemáticas de Zaragoza como la iglesia de la Magdalena, el Palacio de los Morlanes o el puente del Voluntariado, que el año pasado sufrieron especialmente el azote de los botes de pintura. Aunque las firmas, frases y dibujos se colocan indiscriminadamente en cualquier fachada, el entorno de los institutos y las zonas con gran número de bares suelen ser puntos muy recurrentes. "También depende de la época del año o de si hay algún conflicto social", apunta Marco. "Hace 20 años solían aparecer muchas pintadas en los colegios electorales la mañana que se celebraban elecciones, pero eso ya no pasa tanto", recuerda.

Cada equipo de FCC tiene asignada una zona específica de la ciudad para asegurarse de que ningún grafiti queda sin eliminar y trabajan a un ritmo de 90 pintadas cada día. "No todas las pintadas son iguales, lo habitual es utilizar agua a presión y productos decapantes, pero según la superficie se utiliza el chorreo de arena, que erosiona el grafiti, o se opta por repintar la pared", explica Marco.

Para sus autores, las multas oscilan entre los 80 y los 750 euros, aunque también cabe la posibilidad de sustituir las sanciones económicas por trabajos comunitarios. La ordenanza de limpieza municipal prohíbe en su artículo 30 hacer cualquier tipo de pintada, grafiti o escrito y establece la sanción de falta grave si el edificio dañado pertenece a la categoría de Bien de Interés Cultural, como ocurrió el año pasado cuando dos jóvenes acabaron con una multa de 1.500 euros después de que la Policía Local los sorprendiese 'in fraganti' mientras llenaban de grafitis la fachada del Palacio de los Morlanes.

Retirada de chicles en plaza de España. Para despegar los chicles del pavimento es necesario utilizar vapor de agua a presión y levantarlos con ayuda de una cuchilla. Dos operarios de FCC trabajan cada día en turno de mañana para llevar a cabo esta tarea en las calles de Zaragoza.
Retirada de chicles en plaza de España. Para despegar los chicles del pavimento es necesario utilizar vapor de agua a presión y levantarlos con ayuda de una cuchilla. Dos operarios de FCC trabajan cada día en turno de mañana para llevar a cabo esta tarea en las calles de Zaragoza.
Guillermo Mestre

Además de este tipo de actos vandálicos, el incivismo también cuesta dinero a las arcas zaragozanas. El año pasado, los operarios de limpieza retiraron de los suelos de la ciudad 426.000 chicles, una media de 1.430 al día. Estas tareas supusieron un coste para el Ayuntamiento de 145.200 euros, que podrían haberse ahorrado con un simple gesto. Para llevarlas a cabo, dos operarios de FCC trabajan cada día en turno de mañana para sacar estas golosinas tan difíciles de despegar que se camuflan como manchas grises en el suelo con vapor de agua a alta presión y una cuchilla.

Quienes también suponen un desembolso extra de dinero para la ciudad, en concreto, de 507.663 euros, son los dueños de perros que no recogen los excrementos de sus mascotas. "Sabemos dónde hay más concentración, en el entorno de parques y en zonas con menos tránsito, y ahí es donde más hincapié hacen las motoaspiradoras", incide Marco.

En total, este tipo de actos originan un gasto anual de 2.331.171 euros, a lo que habría que sumar, además, los 156.723 euros que supone la quema ilegal de contenedores y los costes de reponerlos.

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