juicio por el crimen de la calle princesa

"Este menor preparó y ejecutó el asesinato de mi hijo solo para entrar en una banda"

Los padres de Sami Hamidi creen que el acusado asesinó al joven solo para lograr ser miembro de una banda latina. El juicio ha quedado visto para sentencia. 

Nawel y Nadir Hamidi, padres del joven asesinado, junto a su abogado, Carlos Vela, este miércoles en los juzgados.
Nawel y Nadir Hamidi, padres del joven asesinado, junto a su abogado, Carlos Vela, este miércoles en los juzgados.
Heraldo

Nadir y Nawel, padres de Sami Hamidi, no han podido pasar siquiera el duelo por la muerte de su hijo. Hace solo seis meses que el joven, de 20 años, fue asesinado en la calle Princesa de Zaragoza, pero sigue muy presente en sus vidas. Estos días todavía más si cabe, puesto que se ha celebrado el juicio contra los tres menores acusados del crimen, uno como autor material y dos como colaboradores (hay un cuarto implicado, de 18 años, pendiente de ser juzgado como adulto).

Durante la última sesión de la vista celebrada este miércoles, la Fiscalía elevó ligeramente las penas que pedía para los acusados y las fijó en 8 años de internamiento (la máxima) para F. G. S., de 17 años; 5 para J. J. R. (la máxima también puesto que tenía 15 años cuando ocurrieron los hechos) y una condena de 7 años para A. H. B., de 16 años. Sus abogadas defensoras piden la absolución.  

Ahora, los padres de Sami esperan una sentencia que, aunque sea condenatoria, no les reportara consuelo alguno. La Ley del Menor establece una pena máxima 8 años de internamiento para el delito más grave que existe, acabar con una vida humana. "Ocho años para mí son ocho días", dice el padre de la víctima.

"Siempre será insuficiente", dice Nawel, la madre. "Al acusado le faltaban 9 meses para cumplir 18 años. Si los tuviera, le podrían condenar a 25 años, pero así solo a 8. No es justo. Es poco tiempo".

Después de escuchar a los testigos, a los amigos y amigas de Sami y de indagar un poco en la vida social de los acusados, están convencidos de que su hijo fue víctima de un crimen premeditado por parte de una persona que, con esa supuesta demostración de lo que ellos llaman "valor", iba a lograr formar parte de la banda latina ilegal Dominicans Don’t Play.

"La muerte es una, sea la de un mayor o un menor de edad", reflexiona Nadir Hamidi. Añade, en referencia al principal sospechoso, F. G. S., de 17 años, que no se trata de un chico que «roba la bici de un vecino».

«Este menor vino, preparó, organizó y ejecutó: mató a mi hijo. Y lo hizo de la manera más brutal del mundo. Cobardemente –añade– vinieron los cuatro a las cuatro de la madrugada, lo pusieron en un rincón, no le dejaron salida y otro vino por detrás y lo apuñaló».

"¿Por qué?", pregunta retóricamente: "Porque se ha metido en un sitio donde le han comido el coco para que entre en una banda de una cultura que viene de otro lado. Y para lograr el título y ser un matador como ellos tiene que demostrar el valor y el valor es hacer semejante cosa".

Los padres de Sami no entienden que la Policía niegue que pertenecen a una banda, en concreto F. G. S. y el acusado que le pasó el machete, J. J. R., cuando, según los testigos, hacían alarde de ello en las redes sociales. "Llevaban tres meses dentro", afirman rotundos.

"Yo no me he enterado hasta hoy, y llevo quince años aquí, que hay jóvenes de 14 años que andan con machete y todos los testigos han dicho que F. G. S. y J. J. R. van a las discotecas con machete. Cuando les han preguntado a las chicas que cómo lo sabían, han dicho que porque los enseñan", explica Nawel.

"Le pegaron un machetazo y eso representa todo", insiste el padre. No sé por qué la Policía no los registra cuando los ve en grupo por las noches. En las ciudades grandes como Madrid o Barcelona se ve claro. Hay unas bandas que practican una cultura que es de otro continente; van en pandillas y matan a la gente; se quieren apoderar de los barrios y de todo lo que puedan", subraya.

Nadir, de 56 años, natural de Argelia, lleva décadas en España y recuerda que lo que le hizo quedarse no fue el dinero: "Me quedé por la libertad, la seguridad, la alegría, la diversión que no tenía en mi país... Pero como la Policía no se haga cargo de estas bandas, os van a quitar la manera de vivir. Han hecho de la violencia su modo de vida". Y alerta: "A mí me tocó el boleto, no creo que me vaya a tocar más, pero los que vienen tienen que saber lo que les está esperando".

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