Tribunales en Zaragoza 

Juzgan a una farmacéutica por falsear presuntamente 26 recetas de un ansiolítico

Las presentó durante una inspección de Sanidad que terminó sancionándola por actuar indebidamente

Ciudad de la Justicia pasillos
El juicio se celebró en la Ciudad de la Justicia.
Heraldo.es

La Fiscalía sentó este miércoles en el banquillo de los acusados a una farmacéutica por falsificar presuntamente 26 recetas de Rivotril y pidió para ella dos años de cárcel y multa. También la acusó de un delito contra la salud pública, puesto que es un medicamento (clonazepam) de la familia de las benzodiazepinas que se suministra como ansiolítico y se considera un psicotrópico.

Según la fiscal, la boticaria despachó estas pastillas a varios pacientes que no presentaron en ese momento las recetas. Cuando se las reclamó le entregaron algunas con fechas anteriores a la dispensa, otras extendidas por médicos privados con los sellos alterados y otras con idénticos números de documento, como ratificó la perito caligráfica Ana Tapia.

Así lo entendió también la Dirección General de Farmacia en la inspección que hizo en su botica. El expediente administrativo se cerró con una sanción económica porque no dio validez a esas 26 recetas, pero la Fiscalía decidió llevarla también por la vía penal.

En el juicio, la farmacéutica C. G. negó rotundamente haber falsificado nada, aunque admitió la posibilidad de que le hubieran "colado" recetas falsas. Rechazó, igualmente, haber pedido a nadie que las alterara para aportarlas como justificantes en la inspección. Sí reconoció que en la época de los hechos (abril y mayo de 2016) estaba "ignorante" de la validez de tres meses de las recetas privadas. Y confesó que hizo mal al no quedarse una copia de cada una.

Pero, al margen de estas cuestiones por las que ya fue sancionada, negó haber tenido ánimo de lucro (la caja de Rivotril vale 2,64 euros) y dijo que si lo suministró a pacientes que se comprometieron a llevarle después la receta fue para que no pasaran el síndrome de abstinencia y porque "no sabía que era delito". "Si lo hubiera sabido, no lo habría hecho. Ahora miro todas las recetas con lupa", declaró. Su abogada, María Pilar Bernal, pidió la absolución.

En esa época la Guardia Civil desmanteló varias redes que falsificaron miles de recetas de Rivotril en España para llevar las pastillas a Marruecos, donde, mezcladas con hachís y otras sustancias, elaboraban una droga barata y muy peligrosa llamada ‘karkubi’.

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