La relajación al volante dispara los atropellos mortales en pasos de cebra sin semáforo y giros con prioridad peatonal

La Policía Local recuerda que la falta de precaución del conductor ha sido la causa principal de 3 de las 5 muertes de 2018. La invasión de patines y bicis ha puesto en alerta al peatón, que cada vez comete menos infracciones al cruzar las calles.

La Policía Local investiga el accidente de Echegaray y Caballero.
La Policía Local investiga el accidente de Echegaray y Caballero.
Guillermo Mestre

Los dos atropellos consecutivos registrados en el céntrico paseo de Echegaray y Caballero –con una vecina del Arrabal de 47 años fallecida y dos hombres lesionados de gravedad– han constatado un hecho que la Policía Local de Zaragoza venía detectando a través de sus atestados durante los últimos meses.

La relajación de los conductores en los pasos de cebra sin semáforo y en giros donde la preferencia es siempre del peatón está disparando la mortalidad en las calles de la capital aragonesa. Y las cifras hablan por sí solas, porque de los cinco atropellos con fallecido registrados este año en la ciudad tres han tenido como causa principal la falta de precaución al volante. Los otros dos decesos se produjeron en el trazado del tranvía.

Según las estadísticas de siniestralidad urbana, el balance anual de atropellos se mantiene estable en Zaragoza: entre los 250 y 280. De hecho, hasta el pasado 30 de noviembre se contabilizaban 248, con 4 viandantes muertos (a los que hay que sumar la víctima del pasado 8 de diciembre), 55 lesionados graves y 166 leves. Para los responsables municipales de Tráfico y Movilidad, si bien no cabe hablar de alarma, el hecho de que los percances tengan cada vez peores consecuencias obliga a hacer una reflexión y plantear medidas de choque.

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"El peatón ha sido históricamente el más indisciplinado sobre el asfalto. Sin embargo, precisamente ahora que empezamos a detectar que estos cometen menos imprudencias nos encontramos con una mayor relajación o falta de precaución de los conductores", señala el intendente principal de Tráfico de la Policía Local de Zaragoza.

Y lo cierto es que los números avalan su discurso, porque solo 25 de los 248 atropellos de este año se han producido cuando el peatón cruzaba la calzada con el semáforo en rojo, por los 40 detectados tanto en 2016 como en 2017.

Por el contrario, cada año son más los siniestros acaecidos en la capital en pasos de cebra sin semáforo en los que la única responsabilidad recae sobre el conductor. Las estadísticas hablan de 98 casos en 2018, por los 91 de 2017 y los 80 de 2017. Pero es que también se han registrado 29 arrollamientos en pasos de peatones con el semáforo en rojo para el conductor, a los que hay que sumar otros 21 que se produjeron cuando el viandante caminaba por la acera o se hallaba en alguna isleta o refugio.

Muertes en los barrios de Montaña y Oliver

El último atropello mortal en Zaragoza se produjo junto al puente de Piedra, cuando, según el informe de la Policía Local, la conductora de un bus urbano bajó la guardia y al ignorar la prioridad peatonal en un giro de 90 grados embistió a una pareja causando el fallecimiento de la mujer (cruzaban por fuera del paso de peatones, pero próximos).

Todavía mayor fue la imprudencia y responsabilidad del conductor en los siniestros mortales ocurridos el 20 de marzo en la avenida de Montañana y el 9 de octubre en la calle de Antonio Leyva. En ellos, las víctimas fueron dos mujeres de 46 y 73 años que pagaron con su vida sendos excesos de velocidad.

Por su aparatosidad y consecuencias, los accidentes provocados por el tranvía o los buses urbanos adquieren una mayor repercusión. Pero la realidad dice que los siniestros en los que se ven involucrados estos vehículos a lo largo del año no son tantos.

Los conductores del servicio de autobús urbano de Zaragoza reiteraron esta semana que antes del doble atropello de Echegaray y Caballero habían advertido al Ayuntamiento de la peligrosidad de la intersección con el puente de Piedra. "Hemos presentado decenas de escritos", indicó José Manuel Montañés, presidente del comité de empresa.

Para este colectivo, la seguridad vial en esta zona por la que pasan varias líneas de autobús deja mucho que desear. Por ello, apuestan por la restricción al tráfico de autobuses en el puente de Piedra o la colocación de un semáforo de peatones a ambos lados de la salida junto a las esculturas de los leones de Francisco Rallo.

Pero, ¿es realmente tan peligroso el tramo de Echegaray y Caballero que discurre por la trasera de la basílica del Pilar? Las estadísticas son interpretables, pero los números son los que son: durante los once primeros meses de 2018 se habían producido 37 siniestros, 16 de ellos con lesionados leves, pero ninguno con heridos graves o fallecidos. Lamentablemente, entre el sábado y el miércoles pasados ha habido que lamentar tres víctimas: una mortal y dos graves, una con fracturas en las piernas, ya que la rueda de un bus le pasó por encima.

Los percances han coincido con las fechas en las que el belén, el mercadillo y las actividades navideñas de la plaza del Pilar se convierten en un gran reclamo para los zaragozanos. "Se intensifica la afluencia de público tanto en la plaza como en las vías adyacentes y ello nos obliga a nosotros a reforzar la vigilancia y al peatón y a los conductores a extremar la precaución", explica el intendente principal de Tráfico.

Según el oficial de la Policía Local, los últimos accidentes van a obligar a impulsar nuevas campañas de sensibilización. "Pero no se trata de oportunismo. Los atestados que elaboramos a lo largo de todo el año nos permiten detectar problemas a los que se trata de dar solución, sea iluminando aquellos pasos de cebra que nos parecen más peligrosos o retirando contenedores y aparcamientos que dificultan la visibilidad", concluye.

El riesgo se multiplica en las calles de Las Delicias y San José

El diseño urbano y los flujos de tráfico de la capital aragonesa tienen un importante efecto en su siniestralidad vial, que en lo que a atropellos se refiere define dos zonas especialmente sensibles: Las Delicias y San José. Así se desprende del mapa interactivo que el Ayuntamiento de Zaragoza incluye en su página web, con datos estadísticos de las últimas memorias de la Policía Local (no se han introducido todavía los atestados de 2018).

A estos dos populosos distritos –en los que se registran más de 30 atropellos con víctimas al año– hay que sumar la zona Centro, donde hay que lamentar entre 10 y 30. En los primeros, los carriles bus en largas avenidas como la de Madrid, Valencia o San José han sido habituales trampas para el peatón. La trama viaria que se articula en torno a la plaza Paraíso –uno de los puntos más congestionados de la ciudad– también acumula numerosos siniestros. Se trata de calles comerciales donde los despistes se traducen fácilmente en atropellos. Últimamente, indican los responsables de Tráfico, por un uso a veces irresponsable tanto del teléfono móvil como de los auriculares.

La Almozara (con el mercadillo de los miércoles y viernes), La Romareda (con el campo de fútbol y los hospitales) o La Bombarda (por la que discurre una arteria como Vía Hispanidad) son también zonas peligrosas.

"Al conductor se le olvida que no siempre tiene preferencia"

El hecho de manejar un vehículo que pesa como mínimo más de una tonelada hace que a la hora de circular por el asfalto algunos conductores se atribuyan derechos que no le corresponden. Por ello y porque con el paso de los años se olvidan muchas de las normas aprendidas en la autoescuela, se cometen errores de los que muchos veces el pagano es el peatón.

"Al conductor se le olvida que no siempre tiene preferencia y que hay maniobras en las que la prioridad corresponde a quien camina", recuerda el intendente principal de Tráfico de la Policía Local. Y lo hace poniendo como ejemplo lo sucedido el pasado día 8 de diciembre junto al puente de Piedra, donde una mujer perdió la vida al ser arrastrada bajo las ruedas de un autobús urbano que acababa de hacer un giro de 90 grados para incorporarse al paseo de Echegaray y Caballero.

"El artículo 65 del Reglamento General de Circulación lo dice bien claro: cuando un conductor va a girar su vehículo para entrar en otra vía y haya peatones cruzándola, exista o no paso para ellos, la prioridad es siempre del viandante", explica. Así se hizo constar también en el atestado remitido al juez del caso, en el que también se decía que la pareja atropellada pasaba por fuera del paso de peatones.

Con la proliferación de las bicicletas y los patines eléctricos, la DGT tuvo que dar también una instrucción para regular su uso en grandes capitales como Zaragoza. Sobre todo en los pasos de cebra, por donde muchos usuarios de estos vehículos cruzan olvidándose que no son peatones. En estas ocasiones, la responsabilidad en caso de accidente es siempre suya.

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