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Zaragoza, contra los contenedores voladores

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El Ayuntamiento zaragozano y la empresa FCC luchan por cortar las alas a los depósitos de residuos con nuevos métodos de anclaje, pero el cierzo se sigue rebelando.

Zaragoza, contra los contenedores voladores

Numerosas señas de identidad moldean el carácter y la personalidad de Zaragoza. Sin duda, el cierzo es una de ellas. Y precisamente contra su rebeldía luchan el Ayuntamiento de Zaragoza y la empresa de servicios FCC. Desde hace meses tienen abierta una línea de estudio que les conduzca hasta el método más práctico y eficaz para cortar las alas de los contenedores que se han propuesto volar. Pero tras probar distintos sistemas extrapolados desde otras ciudades con problemas similares como Baracaldo, la solución parece no llegar.


Algunos contenedores siguen rebelándose contra los sistemas de sujeción en los puntos de la ciudad más expuestos y sensibles a los agentes meteorológicos como Arcosur o Parque Venecia. En días de cierzo como los que Zaragoza vive desde la semana pasada, encontrar los depósitos de residuos invadiendo la calzada parece haberse convertido en una estampa algo habitual. La avenida de Ranillas, la calle Paco Martínez Soria, la avenida de César Augusto o Doctor Iranzo son otros de los puntos más expuestos a los vendavales en la ciudad.


“Este es un problema que tenemos desde el inicio de los tiempos en Parque Venecia y aunque se han probado tres sistemas de anclaje diferentes, todavía no se ha podido encontrar la solución”, explica el presidente de la Asociación de Vecinos de Parque Venecia, José Antonio Andrés. “Quizás habría que cambiar los contenedores porque son muy grandes, voluminosos y pesan poco. Cuando empiezan a moverse no sabemos lo que puede pasar y si se mueven de su sitio pueden provocar un accidente con un coche o alguien que pase por ahí en ese momento”, añade.


Desde el Ayuntamiento de Zaragoza aseguran que el estudio que se inició a principios de año se paró con la época estival, “porque es necesario que sople el cierzo para probar” y se ha retomado estos días con algunas pruebas en Arcosur y Parque Venecia con el objetivo de encontrar una solución eficaz cuanto antes. “En barrios como estos donde las calles son muy anchas y la separación entre los edificios es mayor, es normal que este problema sea más acusado que en el Casco Antiguo, por ejemplo”, explican desde el Ayuntamiento, donde apuntan que es necesario anclarlos bien, pero la solución también tiene que ser compatible con la eficacia de la recogida.


Sistemas en pruebas

Los contenedores de Parque Venecia y Arcosur se han propuesto sortear de cualquier modo los sistemas de sujeción y cualquier medida parece insuficiente. Los tradicionales soportes con forma de U invertida que delimitan la zona en la que el contenedor puede moverse –y que funcionan en otros puntos de la ciudad - son sobrepasados por los depósitos en estos barrios. Tampoco las defensas o vallas metálicas que sirven de parapeto han conseguido frenar su marcha porque el viento es capaz de doblarlas con la fuerza del viento y cuando el contendor está vacío, la tapa se levanta y el “efecto vela” los levanta haciéndolos salir despedidos.


Desde la semana pasada, en Arcosur se está probando un sistema de sujeción a las vallas de contención mediante muelles. Y aunque los vecinos se mostraron contentos con su instalación los primeros, ya han comprobado cómo el cierzo hace vibrar los tiradores sacándolos de su sitio y dejando libres los contenedores. En estos últimos días ya han visto volar varios y temen que haya algún accidente si no se encuentra pronto una solución.


En Parque Venecia, el Ayuntamiento de Zaragoza también ha instalado una zona de pruebas para definir cuál es el sistema más eficaz. Allí se han instalado unos mosquetones en los contendores de vidrio y, de momento, “están funcionando”, cuentan desde el colectivo vecinal. “Pero no son compatibles con el diseño de los otros y tendrán que buscar nuevas soluciones para el resto”.


La instalación de contenedores soterrados como los que la Sociedad Tranvías de Zaragoza instaló en Vía Ibérica podría ser la solución más eficaz. Sin embargo, desde el Ayuntamiento aseguran que, actualmente, esa opción es “inviable económicamente” y “está probado que los pocos que se han instalado funcionan mal”.


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