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Locura vaquillera en una plaza del Torico con más gente que nunca

La puesta del pañuelo a la famosa escultura a cargo de la Peña Los Bohemios desata la euforia colectiva en el comienzo de la celebración más deseada

Momento en que Juan Miguel Nacher abraza al Torico, antes de ponerle el pañuelo rojo, que aún lleva anudado a su muñeca.
Momento en que Juan Miguel Nacher abraza al Torico, antes de ponerle el pañuelo rojo, que aún lleva anudado a su muñeca.
Antonio García/Bykofoto

El desquite de los turolenses por haberse quedado dos años sin Vaquilla a causa de la covid va en aumento. Pese a haberse celebrado ya en 2022 una edición tras la pandemia, la plaza del Torico pareció reunir este sábado más gente que nunca para dar inicio a los tres días de fiesta más deseados. Ya nadie ha recordado los contagios ni que la escultura que simboliza a la ciudad y en torno a la que se celebra este multitudinario acto es una réplica en bronce de la original. En el corazón de Teruel solo ha habido delirio festivo, alegría y ganas de diversión.

El encargado de encender la mecha de la pasión vaquillera ha sido Juan Miguel Nacher, de la peña Los Bohemios, quien ha trepado por la columna del Torico para poner el pañuelo rojo a la famosa escultura a lo largo de un minuto frenético. Aupado por sus compañeros, que han formado un castillo humano en torno al pilón, el peñista se ha encaramado pronto al pedestal del Torico y, agarrado con fuerza a las patas del animal, ha disfrutado del momento: ha besado dos veces la cabeza del astado, le ha palmeado el lomo, ha mostrado el pañuelo a la marea humana enfervorecida que tenía bajo sus pies y solo entonces ha impuesto la prenda a la estatua.

No ha sido una escalada fácil. Momentos después del acto, Nacher ha reconocido que los nervios y su empeño por hacerlo todavía mejor que en los ensayos le han hecho perder las referencias que había tomado y le ha costado subir hasta el Torico. Pero nada de esto se ha notado. La puesta del pañuelo ha desatado la locura entre los asistentes, hambrientos de fiesta.

Aún faltaba más de una hora para que Nacher y el resto de Los Bohemios hicieran su entrada en la plaza del Torico y esta ya estaba copada por grupos de jóvenes totalmente desinhibidos que se rociaban bebidas por la cabeza, se manteaban unos a otros y saltaban sin descanso al grito tribal de ‘¡que bote Teruel!’.

A más de 33 grados

Hasta el cielo pareció conjurarse para que nada interrumpiera el ritual, tras un mes largo con tormentas y fuertes chaparrones prácticamente a diario. El resultado eran 33,3 grados de temperatura a las cuatro y media de la tarde y un sol rabioso que ha empujado al público a implorar a quienes estaban en los balcones que tirasen algo de agua para combatir el calor.

El inicio de la Vaquilla ha convertido la plaza del Torico en una batalla campal en la que han volado por los aires garrafas llenas de sangría, camisetas hechas jirones y reclamos publicitarios en forma de balón de playa lanzados por empresas que buscaron promocionarse. Varias viviendas habían protegido con plásticos sus fachadas para evitar manchas por la lluvia de bebidas. En un día en que todo el mundo quería ser de Teruel, vecinos y visitantes exorcizaban al invierno, el trabajo y los exámenes universitarios y daban la bienvenida al verano, las vacaciones y la fiesta.

Para dar por terminado el acto ha sonado por megafonía el Himno de la Vaquilla, que, ahogado por el griterío del público, apenas se ha podido escuchar. La gente se ha dispersado por los locales de las 21 peñas que hay repartidas por la ciudad, donde se podrá bailar al ritmo de la música hasta el próximo lunes. Las charangas, versión bondadosa del Flautista de Hamelin, han empezado a recorrer, seguidas cada una por cientos de peñistas, las calles de Teruel, por las que corría la bebida derrochada en la plaza del Torico.

"Es la mejor fiesta del verano"

De Segovia, Zaragoza, Huesca, Madrid, Alicante, Soria o Valencia. Teruel era este sábado un enjambre de personas llegadas de todas partes, pero con un mismo objetivo: pasarlo bien. "Es la mejor fiesta del verano y esta noche lo vamos a dar todo", ha afirmado muy convencida Rosario Hidalgo, una joven de Urrea de Jalón (Zaragoza) que ha venido a la ciudad Mudéjar con su pandilla.

Para Juan Carlos Fernández, Borja Lavandero y Antonio Martín, que han viajado desde Segovia para celebrar una despedida de soltero, lo mejor de la Vaquilla es "la diversión sana que hay por todas partes". Un grupo de amigos de Huesca ha afirmado que en la fiesta turolense "hay más ambiente que en ninguna otra". Uno de ellos, Jorge Ferreruela, ha asegurado que la ciudad "tiene una atmósfera especial estos días que hace que solo con sonreír a alguien surja la complicidad entre ambos".

De Soria eran Carlos Poza y Raúl Asensio, quienes, nada más finalizar la puesta del pañuelo se han sumado a una charanga "para mover el esqueleto". Ambos han confesado haberse emocionado al ver a una ciudad "tan unida en su fiesta".

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