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Comercial Repollés, tres generaciones de tenderos y 68 años dando servicio en Utrillas

Primero fue el abuelo Nemesio, con su tienda en Cortes de Aragón. Ya en la localidad minera, su hijo Pedro abrió un negocio que hoy regenta Sergio, tercera generación.

Sergio Repolles, en su establecimiento actual.
Sergio Repolles, en su establecimiento actual.
Heraldo.es

Sergio Repollés es la tercera generación de tenderos de una familia cuyo origen está en la localidad turolense de Cortes de Aragón. Fue el abuelo Nemesio quien abrió la primera tienda allí. Su hijo Pedro cogió el relevo cuando contaba con apenas 24 años, pero lo haría en Utrillas. En 1954 se instaló allí con su familia y abrió Comercial Repollés, una tienda de ultramarinos donde se vendían sobre todo productos de alimentación. Los primeros diez años estuvo de alquiler en un local en la plaza del Ayuntamiento y después, compró un terreno cercano y edificó la tienda en los bajos y la vivienda familiar arriba. Hoy, 68 años más tarde, su hijo Sergio sigue ahí, en el mismo local y al frente de un negocio donde, por las circunstancias, ahora se venden sobre todo artículos de droguería y pinturas.

Pero aunque el catálogo haya cambiado, lo que se mantiene es la dedicación y atención cercana y personalizada a un público que cada vez es más duro de roer. “Las nuevas generaciones están muy acostumbradas a comprar por internet y es difícil mantenerse en el contexto actual”, asegura Sergio. Por eso, subir la persiana de su tienda cada mañana es para él un motivo de orgullo. El camino hasta donde está no ha sido fácil, y eso que durante la pandemia se vio beneficiado de las restricciones de movilidad. Pero ha habido otros acontecimientos, como la apertura de un bazar a apenas 50 metros de su establecimiento, o simplemente el cambio de tendencia del consumo que han hecho resentirse a su negocio.

Comercial Repollés en su antigua ubicación.
Comercial Repollés en su antigua ubicación.
Heraldo

Lleva con él desde el año 93, cuando su padre se jubiló. Es el único de los cuatro hermanos que se ha quedado en el pueblo, fiel reflejo de lo que sucede a gran escala. “Los pueblos están cada día peor y más despoblados”, lamenta. Y eso que Utrillas es cabecera comarcal y cuenta con varias empresas grandes que soportan la economía local. Algunas de estas y también otras de menor volumen son clientes de Comercial Repollés. El día a día es un goteo más o menos constante de pequeños clientes que, como en el caso de los dueños, también han ido pasando de generación en generación. Sobre todo para los más antiguos, Sergio mantiene una mínima parte de lo que su padre vendía. “Todavía tengo las especias que se usan para elaborar los productos derivados de la matanza del cerdo y también vendo conservas de Ejulve. Lo mantengo por dar un servicio y porque siempre viene alguna mujer mayor que lo pide”, explica Sergio.

Arreglos de zapatería y relojería

Lo del emprendimiento va en los genes y, en esta familia, se han ido reinventando con los años para adaptarse a la situación. Y las ideas no solo han salido de los Repollés. Fue la madre de Sergio quien, en los años 90, les animó a aprender a arreglar zapatos. “Siempre que íbamos a Teruel a los médicos aprovechábamos también para ir al zapatero y ella pensó que podríamos probar a hacerlo nosotros”, recuerda. Así, compraron la maquinaria que se necesitaba y empezaron a dar este servicio, hasta hoy. “Pero es algo que va cada vez a menos porque ahora se compran zapatos de mala calidad que no merece la pena arreglarlos por el precio que valen”. Sergio también se atreve con el cambio de pilas de algún reloj y vende desde artículos básicos de ferretería hasta motos, bicis y productos que tengan que ver con estos sectores, como recambios.

A sus 50 años recién cumplidos, Sergio lleva casi 30 él solo al frente del negocio familiar y reconoce que lo que peor gestiona es no tener más vacaciones o días libres para poder pasar tiempo con sus hijos. “Cuando eran más pequeños aprovechábamos las fiestas patronales para irnos de viaje pero ahora que son más mayores se quieren quedar en Utrillas”. Comercial Repollés está abierto de lunes a viernes de 9 a 2 y de 4 a 8, y también los sábados por la mañana. Pero ya sabe que cuando el negocio es de uno, no hay horario que valga. Así, en días festivos como los del puente de diciembre, Sergio aprovecha para poner la decoración navideña en la tienda. Hace unos años, cuando el negocio pasó definitivamente a sus manos, compró el local a su padre. “En aquel momento hice las cuentas y tenía que hacer una caja de 30.000 pesetas (180 euros) todos los días para que saliera rentable tener la puerta abierta” recuerda.

De momento, esas cuentas (actualizadas) van saliendo gracias al sacrificio diario de Sergio, que intenta dar servicio y cubrir las necesidades de sus clientes que, por desgracia, cada vez son menos. “Van desapareciendo y disminuyendo. El cliente habitual va en decadencia porque la gente joven compra rápido por internet, donde pueden ver el stock en el momento. Amazon, por ejemplo, está haciendo mucho daño y es muy difícil competir contra ello”, asegura. Pero no queda otra que poner al mal tiempo buena cara. La buena cara con la que Sergio recibe tanto a la vecina de toda la vida que necesita pimentón para hacer el tradicional mondongo como al chico joven que busca material para su bici o el cliente de edad media que quiere pintura para dar un aire nuevo a su casa. Detrás del mostrador encontrarán la mano amiga que en las tiendas online no es tan fácil de estrechar.

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