Javier Blasco, charanguero: "Es una alegría volver a la normalidad que conocimos"

Nacido en 1979 en Rubielos de Mora (Teruel), dirige la charanga Los Espontáneos, que obtuvo el segundo puesto en el último concurso nacional.

Javier Blasco, en una calle de Rubielos de Mora.
Javier Blasco, en una calle de Rubielos de Mora.
Javier Escriche

¿Las charangas son música o ‘show’?

Al final, una mezcla de las dos cosas. Cuidamos la parte musical; para eso hacemos unos arreglos de las canciones y tratamos de que queden lo más perfectas posible, pero hoy en día una charanga busca la interacción con el público, el ‘show’, divertir a la gente.

La que usted preside, Los Espontáneos, de Rubielos de Mora, representó a Aragón en el festival nacional de charangas de Burgos, en mayo, y quedaron los segundos. ¿Orgullosos?

Sí, muy contentos. Nos hubiera gustado el primer puesto, pero nos compensó que uno de nuestros miembros, Javier Llopis, se llevara el premio al mejor instrumentista de España.

¿Les llaman ahora desde más lugares para animar las fiestas?

Bueno, es un espaldarazo al nombre de la charanga, aunque la nuestra tiene ya mucho recorrido y un prestigio a nivel nacional. Estamos en pueblos pequeños, pero también grandes, como Vitoria, Valencia, Zaragoza o Teruel. Esperamos que ahora nos conozcan en otras zonas de España.

Llega un verano apoteósico, con fiestas en todas las localidades tras dos años de parón por la pandemia. ¿Se frotan las manos?

Es una alegría volver a la normalidad que conocimos antes de la pandemia. Hay un montón de fiestas patronales y nos llaman de eventos privados, como bodas, despedidas de soltero y comidas de empresa. Crece la demanda.

"La charanga es un ‘hobby’. Lo solventamos en parte dando pequeños conciertos en actos públicos, respetando los protocolos covid"

¿Está al alcance de todos contratar una charanga?

Pienso que sí; el precio, no obstante, queda en el ámbito privado porque todo se hace de manera amateur.

¿Cómo pasaron la pandemia? Debió ser duro, dos años en blanco.

Sí, muy triste y muy duro. Afortunadamente, no vivimos de esto y cada uno tiene su trabajo. La charanga es un ‘hobby’. Lo solventamos en parte dando pequeños conciertos en actos públicos, respetando los protocolos covid.

¿Cuál es la mejor fiesta que conocen?

Las más tremendas son, a la par, la Vaquilla del Ángel de Teruel y los Sanfermines. No se puede decir que una fiesta sea mejor que otra, son diferentes, como sus gentes.

¿Cuántas bromas tienen que aguantar de pesados con unos tragos de más?

No es la tónica habitual, pero siempre hay quien se pone cargante y tenemos que aplicar la psicología para salir del atolladero, explicándole que estamos haciendo nuestro trabajo. Si persiste, pedimos ayuda a la organización y, si es preciso, amenazamos con interrumpir la actuación.

¿Le gustaría estar al otro lado de su trompeta en alguna ocasión?

Llevo desde los 16 años en este lado del espejo. No me lo planteo.

¿Qué hace un ingeniero de Caminos y empresario mayorista dirigiendo una charanga?

La música y la charanga son pura vocación. El trabajo va por otro lado. Para mí, es una manera de romper con la rutina, me anima y me entretiene. Quien hace esto es porque realmente le gusta.

"Cada vez hay más charangas, mejores músicos y grupos más preparados, igual que ocurre en todos los demás ámbitos de la sociedad"

¿Van de fiesta alguna vez?

Sí, por supuesto. A veces, acaba nuestra actuación y nos quedamos con los peñistas tomando algo. Nos gusta también estar presentes en la fiesta, es la única manera de conocerla y entenderla.

En Internet aparecen más de 150 charangas dispuestas a actuar en Aragón. ¿Mucha competencia?

Sí, claro, cada vez hay más charangas, mejores músicos y grupos más preparados, igual que ocurre en todos los demás ámbitos de la sociedad.

¿A qué se debe esta explosión de charangas?

Hay mucha afición y gente que tiene aquí su principal fuente de ingresos. Muchos son egresados de conservatorios de música y, quizá, tienen que subsistir de alguna manera.

Entonces, en una charanga, ¿predomina el músico titulado o el aficionado?

Hay de todo, pero lo que todos tienen es alma y vocación de músico, que es lo importante.

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