Pilar 2021

El 'annus horribilis' de las charangas: "Hemos pasado de tener 90 contrataciones a apenas un par en todo el verano"

Las agrupaciones musicales que acompañan y amenizan las fiestas de los pueblos llevan sin apenas actuaciones desde que comenzó la pandemia. La prohibición de salir a las peñas en el Pilar es la puntilla a estos dos años.

De arriba abajo, charangas Os Mozés, La Baruca y A Vorem.
De arriba abajo, charangas Os Mozés, La Baruca y A Vorem.
Heraldo

Cierre los ojos, piense en la palabra ‘charanga’. ¿A qué le recuerda? A música, diversión, brincos, fiesta, verano. Sí, habrá quien la asocie a ruidos o molestias, pero en general, las charangas, indispensables en las celebraciones veraniegas con sus saxofones, trompetas y bombos, con sus abrazos y sus congas, con sus canciones populares cantadas a pleno pulmón, son parte de la rutina festiva. Y con esta ya son dos las fiestas (o no fiestas) del Pilar que no recorren las calles de Zaragoza con su bullicio y sus ganas de animar al respetable.

Y esa circunstancia causa sorpresa, enfado y cierto pesar en las peñas de la ciudad, que tampoco en esta ocasión tienen permiso municipal para abrir sus locales y unirse al jaleo. “El año pasado lo entendimos, éramos conscientes de la situación sanitaria y fuimos los primeros en asumir que no estaba la situación como para salir de fiesta. Pero este año, con casi toda la población vacunada, con los contagios tan bajos, y con tanta gente en las calles… ¿por qué nosotros tenemos que quedarnos sin participar?”.

Eva Cerdán no oculta su frustración. A juicio de la presidenta de Interpeñas, el Ayuntamiento se equivoca cuando dice que si las peñas están en la calle “llaman a la relajación”. “¡Pero si va a estar todo el mundo por la calle!”, exclama, mientras añade con ironía que les “agrada” saber que tienen tanta fuerza como para atraer a las multitudes que tanto teme el consistorio. “Pero no queremos que se nos asocie con un hipotético repunte de casos de coronavirus tras las fiestas, así que no vamos a protestar”, zanja.

Una buena parte del presupuesto

Una peña sin charanga no se concibe. Y es que buena parte del presupuesto de cada agrupación va destinado a contratar una, si es que no tiene la suya propia. No es una cantidad menor, porque las que menos gastan en esta partida se dejan “entre 4.000 y 5.000 euros”, cuenta Cerdán. El dinero se recauda a lo largo de todo el año con las cuotas de los socios y las diversas actividades que realizan, como cursos de sevillanas, de música, de dibujo, de redacción, de lectura… La lista es larga, pero con el cierre de los locales, la recaudación se ha resentido. “El Ayuntamiento desconoce las actividades que llevamos a cabo, y no habernos dejado abrir durante más de 20 meses, y encima no poder hacerlo hasta pasados los Pilares, ha sido una ruina para nosotros”, expone la presidenta de Interpeñas.

"Las peñas que menos gastan en contratar a una charanga se dejan entre 4.000 y 5.000 euros"

La inversión en charangas, en cualquier caso, merece la pena, porque su jolgorio acompaña a los peñistas allá donde vayan: en el local, en las vaquillas, en sus rutas por las calles, en el maratón de charangas… Si vienen de fuera, se les paga el alojamiento, la Seguridad Social, la manutención, y lo que cada contrato estipule. A cambio, un grupo de músicos profesionales da la nota, y nunca mejor dicho, durante toda la semana de fiestas.

Pero se ha impuesto el silencio y ya van dos veranos sin ‘bolos’, por lo que las charangas también están sufriendo lo suyo, sin fiestas de los pueblos, sin despedidas de solteros, sin vaquillas, sin festivales… Aunque la mayoría de sus componentes compaginan esta actividad con otros trabajos, durante unos meses la charanga pasa de ser una afición a un modo de vida, y el dinero obtenido con las actuaciones es una fuente de ingresos que se les ha cortado de golpe.

Charanga Os Mozés, de Jaca.
Charanga Os Mozés, de Jaca.
Facebook/Carlos Oliva

“Hemos pasado de tener 90 contrataciones en un verano a apenas un par”, se queja Miguel Albertín, componente de la charanga Os Mozés, de Jaca. Son 11 personas de entre 23 y 27 años que hacen de la música su pasión y su trabajo. Antiguos componentes de la banda de música de la localidad oscense, fueron los ganadores absolutos del concurso nacional de charangas de 2019 en Poza de la Sal, Burgos, a donde acudieron en representación de Aragón. En las fiesta del Pilar solían acompañar a las peñas Los 5.000 o Las Migas, y a lo largo del verano acudían a todo aquel lugar, de la Comunidad o de zonas limítrofes, donde se les contratara. Ahora apenas han tenido dos o tres ‘bolos’ con los que quitarse el gusanillo. Somos agrupaciones a las que no se ha tenido en cuenta”, se queja Albertín de la actitud del Ayuntamiento. Y lo lamenta, sobre todo, porque las Fiestas del Pilar son las fiestas en las que las peñas y las charangas lo dan todo.

La charanga La Baruca, en acción
La charanga La Baruca, en acción
La Baruca

David Soteras, de la charanga La Baruca, de Encinacorba (Zaragoza), es de la misma opinión. “Nos hemos pasado el verano ensayando e inventando cosas nuevas que tener listas cuando vuelvan a llamarnos”, apostilla. Añora los tiempos en los que no tenían un fin de semana libre en verano, frente a las dos salidas que han tenido entre agosto y septiembre. “Parece que nosotros somos los malos, que juntamos a la gente y que somos la causa de los contagios. Pero luego vas al Casco Histórico y está todo a tope, nadie lleva mascarilla, en los bares no se cabe, las discotecas meten mesas de más… ¿y nosotros somos el problema?”, se indigna. A su juicio, la gente está “necesitada de fiesta, y si no es con una peña o con una charanga, la buscará en cualquier otro sitio”.

"Los botellones son más peligrosos, hay altercados, hay problemas. Una charanga crea un ambiente sano, es una diversión para todos"

También de fuera de la Comunidad

También echan de menos las Fiestsa del Pilar, pero ellos por motivos más sentimentales, los de la charanga A Vorem, de Valencia. Después de dos años consecutivos poniendo música a la juerga de la peña El Rebullo, este año se quedan en casa “con tristeza, porque nos hicimos muy amigos de todos”, confiesa Miguel Pastelero.

La charanga A Vorem, con la peña El Rebullo en unos pasados Pilares
La charanga A Vorem, con la peña El Rebullo en unos pasados Pilares
A Vorem

Cuenta que ellos también han sufrido el parón dictado por el coronavirus, pero ya han degustado las mieles de unas tardías Fallas, celebradas el pasado septiembre con muchas medidas de seguridad, pero con las charangas en las calles. Por ello, no entiende cómo una ciudad como Zaragoza haya decidido prescindir de su presencia.

“En Valencia, veo más aglomeraciones en las zonas de ocio que las que nosotros provocamos con la charanga en cualquier pueblo o fiesta”, describe. Con un añadido: “Los botellones son más peligrosos, hay altercados, hay problemas. Una charanga crea un ambiente sano, es una diversión para todos. Aunque ahora, sin fiestas, no hay ambiente ni nada”.

Consulta el programa completo de las 'no fiestas' del Pilar 2021 de Zaragoza.

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