belleza

La flor del azafrán de Vinaceite brota en el campo de la cosmética

Un sérum es el primer producto elaborado por una empresa turolense a base de los biorresiduos que surgen al desbriznar la flor del azafrán.

Proceso de desbriznado del azafrán en Vinaceite.

La tía Esperanza o la tía Rosalía sacando los estigmas de las flores de azafrán son recuerdos de infancia para Eva Bielsa, una turolense que nació y creció en Vinaceite. "Cuando éramos niños, en invierno que es la época, salíamos de la escuela y la gente más mayor estaba desbriznando en mesas larguísimas. A los niños nos ponían también en una mesa, así, mis primeras pesetas las gané desbriznando", rememora.

"Siempre pensaba: tiran la flor que es lo más bonito", reproduce Bielsa. Es lo que denominan "biorresiduos", los tépalos, es decir, los pétalos y sépalos no diferenciados. Pasó el tiempo, Eva se fue a estudiar Derecho y en Vinaceite el color violeta fue desapareciendo de los campos, siendo ocupados por otros cultivos. En la década de 1960 se llegaron a recolectar 36 toneladas de esta especia, lo que era el fuerte económico de esta localidad, tal y como recuerda Eva. Sin embargo, en la retina de Bielsa había quedado grabado ese tono: "Yo tenía la idea de investigar sobre las propiedades de la flor azafrán". Ahora, casi medio siglo más tarde y tras diez años de empeño, "con inventiva y creatividad", ha logrado demostrar que esta flor da frutos más allá de ser condimento en gastronomía: "Propiedades dermoprotectoras y antioxidantes". Lo que, de momento, se traduce en un sérum que respeta el medio en el que se crea.

"Como las flores tenían un color violeta sospechamos que ya tenían un efecto antioxidante"

Cuando se jubiló su padre, hace en torno a una década, se lanzó a cultivar azafrán y contactaron con la Facultad de Farmacia de la Universidad CEU San Pablo de Madrid a través de un amigo de Eva. Las profesoras Nuria Acero y Dolores Muñoz Mingarro, del Grupo de Investigación de Productos Naturales de la institución, empezaron el estudio. "Como las flores tenían un color violeta sospechamos que ya tenían un efecto antioxidante por los compuestos químicos que podían poseer. Hicimos un extracto, primero in vitro, y después pasamos a compuestos celulares", explica Acero. En la actualidad está en fase de publicación.

"El interés de esta investigación está en el estudio sobre la aplicación dermocosmética, ver los principios activos que pueden tener actividad relevante sobre la piel desde el punto de vista del envejecimiento –apoya Muñoz Mingarro-. Ese envejecimiento es debido a la actividad oxidante y, por lo tanto, la búsqueda de principios antioxidantes en extractos de plantas es muy interesante". Ese fue el detonante por lo que decidieron hacer ensayos para comprobar si se producían "capturas de radicales libres, las responsables del inicio del proceso de oxidación", detallan en la información de la universidad. La investigación ya está patentada, compartida entre CEU San Pablo y Biocosmética La Flor del Azafrán, la empresa que ha creado Eva con sede en Vinaceite. A través de esta compañía comercializan el sérum, que ya se puede adquirir en su página web desde la semana pasada.

Sérum elaborado con la flor del azafrán de Vinaceite.
Sérum elaborado con la flor del azafrán de Vinaceite.
E.B.P

En casa de Antonio Bielsa y Teresa Pons, los padres de Eva, la producción de las hebras de azafrán es para el consumo doméstico, puesto que no recolectan grandes cantidades. "La capacidad del azafrán como condimento alimentario, por lo que se conoce, para mí es la anécdota", apunta Bielsa. De esta forma, "se da un valor al que lo cultiva, al biorresiduo floral". Además, señala Bielsa que ha lanzado la propuesta para que investiguen las propiedades para medicina. "En relación a las hebras, hay estudios científicos de Irán y Oxford que dicen que es inhibidor de actividad tumoral maligna. Los últimos estudios la denominaban la ‘bomba inteligente'", añade esta vinazaya. Los pistilos también se utilizaban en cosmética por grandes marcas, pero no las flores.

"Quiero trasladar mi agradecimiento e interés de la universidad. Estoy eternamente agradecida por haberme dado la oportunidad. Era más una ilusión que una realidad que se podía materializar", asegura Bielsa. "Como investigadoras estamos muy satisfechas de esta colaboración, porque implica la creación de un producto sostenible y permite utilizar restos biológicos que se otra forma carecían de valor", destacan las profesoras universitarias.

"Es un homenaje para Antonio y Teresa, mis padres, y para toda su generación de Vinaceite"

Para Eva es un proyecto vital: "Es un homenaje para Antonio y Teresa, mis padres, y para toda su generación de Vinaceite que nació y se crió en la Guerra Civil y en la posguerra. Ha sido una generación muy sacrificada que como colofón está viviendo una pandemia. Este proyecto es como una loa para ellos”. Además, otro de sus propósitos es destacar el nombre de Teruel, sus raíces. "Este proyecto está emocionando a los descendientes de esos mayores que desbriznaban, como lo hubieran hecho ellos mismos", confiesa Eva, también ilusionada al haber cumplido ese sueño realidad. 

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