triple crimen de andorra

Las pruebas acribillan a Igor el Ruso

El Jurado decide esta semana el castigo para Norbert Feher, el psicópata que presumía, hasta ahora, de vencer cualquier obstáculo: por las buenas o por las balas.

Un guardia civil obligaba esta semana a Feher a agachar la cabeza a su llegada a la Audiencia de Teruel.
Un guardia civil obligaba esta semana a Feher a agachar la cabeza a su llegada a la Audiencia de Teruel.
EP/J. Escriche

El alias de Igor el Ruso enmascara a un psicópata primario que en su periplo letal por tierras turolenses puso fin a tres vidas y marcó para siempre el destino de la suya. Norbert Feher, su verdadero nombre, no escatimó balas al sentenciar a José Luis Iranzo, Víctor Romero y Víctor Jesús Caballero el 14 de diciembre de 2017, fecha que ha quedado marcada a fuego en Andorra. El serbio tiró de munición, pero el Jurado que esta próxima semana decidirá su castigo deberá hacerlo de pruebas. Y si algo ha quedado claro desde la primera sesión del juicio es que las evidencias lo acribillan. Si serán suficientes para condenarlo o no a prisión permanente revisable, como piden la Fiscalía y las otras siete acusaciones, lo dirá el veredicto de siete ciudadanos anónimos y el fallo del magistrado-presidente, Fermín Hernández.

Los médicos dejan claro que no es ningún enfermo

Cuando alguien confiesa la autoría de tres muertes –corresponde al Jurado decir si concurren las circunstancias agravantes que las convertirían en tres asesinatos– el único camino que le resta a la defensa para intentar reducir la pena es alegar que el acusado tenía sus capacidades cognitivas o volitivas –su capacidad de conocer y decidir– alteradas. El abogado José Manuel Martín Calvente, a quien Feher ha confiado sus opciones de no acabar sus días entre rejas, se aferró a esta carta y mantiene que la reexperimentación del sufrimiento de la Guerra de los Balcanes condiciona los actos del serbio. Padece, dice, lo que se bautizó como neurosis de guerra, un trastorno que le obliga a pensar únicamente en su supervivencia. Sin embargo, los médicos y psicólogas que ‘hurgaron’ en el cerebro del homicida están convencidos de que no es ningún enfermo ni sufre ningún estrés postraumático. Lo retratan como un psicópata primario sin ninguna sensibilidad al castigo: los más peligrosos. Hablan también de un individuo con un trastorno mixto narcisista y asocial, pero, remarcan: eso no limita su capacidad de discernir el bien del mal. Y cuando tiene que decidir, elige el mal absolutamente insensible al dolor del prójimo.

Balística desmonta su versión de legítima defensa

El otro asidero que han buscado Igor el Ruso y su abogado para sortear la pena máxima del Código Penal es la eximente o atenuante de legítima defensa. Durante su extensa declaración en la Audiencia Provincial de Teruel, el encausado aseguró que disparó contra el ganadero José Luis Iranzo porque creyó que iba armado y temió por su vida. Algo parecido argumentó cuando le preguntaron por qué abrió fuego –con dos pistolas, una en cada mano, ya que es ambidiestro– contra los dos agentes de la patrulla Roca de Andorra. Pero la ciencia ha dejado también al serbio por mentiroso, ya que los expertos del Servicio de Balística de la Guardia Civil han probado que en las manos de Iranzo no había partículas de bario, antimonio y plomo. Esta combinación de químicos aparece siempre que alguien ha hecho uso de un arma de fuego. Y no fue hallada en la víctima porque nunca empuñó ninguna escopeta. En cuanto a los guardias, los peritos hicieron ver también al Jurado que Feher no respondió a ningún ataque, sino que lo provocó. Disparó a las pistolas de los agentes antes de que pudieran desenfundarlas y por eso resultaron dañadas sin que sus manos sufrieran lesión alguna.

El ADN delata también al paramilitar serbio

El criminal –sobre el que pesa ya una condena a cadena perpetua por la muerte de otros dos hombres en Italia– se cuidaba mucho de no dejar huellas, pero impregnó de ADN algunos objetos.Por ejemplo, el marco de la ventana por la que se coló al masico de los Iranzo –donde mató al ganadero– y las dos pistolas Beretta que arrebató a los guardias abatidos. Las autoridades italianas contaban con el perfil genético de Feher en sus archivos, por lo que el cotejo posterior dio positivo. Alguna de las acusaciones cree que, cuando empezaron a encadenarse robos en las casetas de campo, la Guardia Civil debió buscar no solo huellas, sino también ADN. De haberlo hecho, creen, se podría haber identificado antes del triple crimen al peligroso criminal que actuaba en la comarca.

Proyectiles manipulados para causar mayor daño

Para condenar a Igor el Ruso a prisión permanente revisable, el magistrado-presidente deberá considerar que fue autor del asesinato de al menos dos personas. Y no es lo mismo un homicidio que un asesinato, ya que este último es un tipo delictivo que requiere de alguno de estos cuatro elementos: alevosía, ensañamiento, recompensa o la comisión del crimen para cometer otro delito o evitar que se descubra. Para la Fiscalía y las acusaciones particulares, la alevosía está clara, ya que Igor el Ruso preparó las dos emboscadas y atacó de forma sorpresiva a sus víctimas limitando sus posibilidades de defensa. Alguna de las partes ha dejado entrever durante el juicio que podría incluir en su informe el ensañamiento, entre otras razones, porque Balística explicó que el paramilitar usó proyectiles manipulados –posiblemente, con una cruz en la punta– para que se fragmentaran en el interior de los cuerpos y aumentaran la gravedad de las lesiones.

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