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Valderrobres no deja de sumar vecinos desde el cambio de milenio

La localidad turolense ha emprendido el camino inverso al de la tendencia general del país: ha pasado de los 1.845 habitantes que tenía en 2000 a los 2.473 del año pasado.

Vista general de Valderrobres con el castillo y la iglesia de Santa María la Mayor al fondo.
Vista general de Valderrobres con el castillo y la iglesia de Santa María la Mayor al fondo.
Ayuntamiento de Valderrobres

La localidad turolense de Valderrobres no ha dejado de sumar vecinos desde el cambio de milenio, ya que ha pasado de los 1.845 del año 2000 a los 2.473 de 2018, según los últimos datos del padrón, una evolución que contrasta que la general del país ya que el 63,1 por ciento de los municipios españoles han perdido habitantes en el mismo periodo, según la Agencia de datos de Europa Press (EpData).

Desde el Ayuntamiento de Valderrobres explican que la educación y la promoción de su patrimonio histórico han sido fundamentales para fijar población y atraer a nuevos visitantes, como lo demuestra que cada año miles de turistas acuden hasta la localidad para disfrutar de la belleza de una villa medieval que forma parte de la Asociación de Los Pueblos Más Bonitos de España.

Este año, además, opta a ser el escenario escogido por Telecinco para retransmitir sus campanadas y podría revalidar el título de 'pueblo con más luz' que ya le otorgó la firma Ferrero Rocher en 2013.

Si algo ha resultado clave para revertir la tendencia demográfica decreciente ha sido la perseverancia de quienes llevan toda la vida habitando Valderrobres, han manifestado desde el consistorio en una nota de prensa.

Por eso, las calles de esta localidad esconden grandes historias que bien podrían servir para inspirar a otros municipios que están sufriendo las migraciones del campo a las capitales. En esta localidad, los docentes inculcan a los estudiantes que pueden ganarse la vida en el pueblo, los jóvenes sueñan con ser un motor de crecimiento y los mayores observan con orgullo cómo su tierra va recuperando el brillo que había perdido.

Pepita Sales, que nació en Valderrobres hace más de 80 años, creó en plena posguerra un grupo de jota que todavía está en activo, Aires del Matarraña. A los 17 años, tras regresar al pueblo después de haber pasado un tiempo en Castellón aprendiendo música y danza, decidió poner en marcha este proyecto que permitió llevar el nombre de Valderrobres más allá de la provincia de Teruel.

"Tuvo mucho éxito" y "actuamos por todos los pueblos de alrededor y por media España, incluso en Francia", ha explicado Pepita Sales. Todavía hoy varios vecinos bailan y cantan en la agrupación, que a golpe de bandurria y guitarra mantiene vivas las tradiciones culturales de la zona.

Además de la cultura, la educación es otra de las grandes herramientas con la que los pueblos como Valderrobres tratan de combatir el éxodo rural. Los cerca de 400 alumnos con los que cuenta el Instituto de Educación Secundaria 'Matarraña' tienen bien aprendida esa lección.

Docentes como Vanesa Bayod se encargan de demostrarles que es posible forjar su futuro profesional en el pueblo. "Nací en Valderrobres, pero siempre había tenido claro que no iba a poder vivir aquí", ha comentado la profesora. Sin embargo, finalmente ha podido desarrollar su carrera en esta localidad. "Quería ser profesora de inglés y ver mucho mundo y lo he hecho: he vivido en Canadá y en Inglaterra, pero he descubierto que donde mejor estoy es en mi pueblo", ha relatado.

Esto es lo que intenta transmitir a sus alumnos para que, una vez hayan estudiado, regresen de nuevo a sus raíces. "Necesitamos gente formada, gente culta, gente trabajadora que se dedique al sector primario y a la ganadería. Pero también a otras profesiones, sin límites. La mayoría están convencidos de que se puede hacer. Lo viven y lo sienten", ha opinado Bayod.

Prueba de ello es que en los últimos años el número de empresas y negocios que se han instalado en el pueblo ha crecido considerablemente. Además de supermercados, también ha abierto sus puertas una nueva clínica dental, un podólogo y una correduría de seguros. La buena fama de uno de los restaurantes de la zona ha llevado a sus dueños a abrir un segundo local y las viviendas de turismo rural no dejan de proliferar.

Desde el Ayuntamiento de Valderrobres han indicado que la existencia de servicios tan básicos como el centro de salud, que atiende durante las 24 horas del día, o la residencia de ancianos "son vitales" para evitar la huida de los vecinos hacia poblaciones más grandes.

En cuanto a formación, además de la ESO y Bachillerato, el pueblo cuenta con un centro de Educación de Personas Adultas, una extensión de la Escuela Oficial de Idiomas de Alcañiz y un módulo de hostelería.

Asimismo, el consistorio ofrece actividades extraescolares deportivas para niños y adultos y ha puesto en marcha ayudas para los usuarios del comedor y de la guardería para que su coste sea mucho más económico y favorecer la conciliación de las familias.

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