Día de fiesta y compras en Barbastro por la Candelera
Miles de personas toman el centro de la ciudad para asistir a la 512 edición de una de las ferias más populares y antiguas de Aragón.
La mañana comenzó fría en Barbastro. Con cierta neblina y rocío que auguraba una mañana invernal de las de siempre como contraste a las primaverales temperaturas de estos días de atrás. Pero el frío y la ausencia del sol no retrajo ni a barbastrenses, ni a comarcanos, ni a vecinos de buena parte de la provincia a venir hoy 2 de febrero a Barbastro. En el calendario es una cita en rojo. No es fiesta local, pero se vive como tal. Sumar 512 ediciones es el mejor reclamo para la feria de la Candelera, organizada por el área de Desarrollo del Ayuntamiento barbastrense y que ha convertido a la ciudad del Vero hoy en la capital comercial aragonesa. Y en ese objetivo por el que tanto pelea la Asociación de Empresarios del Somontano de Barbastro, ser un centro comercial abierto. Cerca de 300 puestos se han diseminado por las calles del centro, desde el Paseo Aragón hasta Corona de Aragón, pasando por General Ricardos y las plazas del Mercado y Diputación, así como las avenidas Pirineos y San Josemaría Escrivá de Balaguer.
Música en directo, escolares recaudando dinero para sus viajes de estudios o proyectos, bares llenos, algunos con menús específicos de la feria, comercios rematando las rebajas y puestos ambulantes dejándose notar para atraer a la clientela. Y es que Candelera es un marco incomparable para promocionarse. Así lo concibe Eduardo Dolz, apicultor de Tarragona que debutaba este año en la feria. “Soy productor de varios tipos de mieles y también vendo aceite. Apuesto por la venta directa. Busco ferias como ésta donde haces contacto con el cliente. La feria ha empezado bien con ventas veremos a ver como transcurre el día”, señalaba.
A Alberto Palacín, de Chistau Natual, le fue bien en su debut el año pasado y este año ha bajado desde San Juan de Plan con sus carnes de ternera sostenible. “La gente ya nos empieza a conocer y aprecian nuestro producto. Tenemos ganadería y realizamos todo el proceso, desde que nacen hasta que llegan a la mesa”, comenta.
En la agricultura están las esencias de estas ferias que hasta las primeras décadas del siglo XX fue referencia para comprar ganado, caballerías y plantas para la huerta o el monte. Hoy las ventas de estas últimas conservan el pasado agrícola de la feria. El empresario barbastrense Conrado Chavanel saca todos los años su puesto de maquinaria agrícola a la calle por la Candelera: “Es una tradición que no hay que dejar pasar, aunque la climatología sea adversa. Es una fiesta para Barbastro, un orgullo tener una feria así que nos permite tener el contacto con toda la gente de la provincia que nos visita”.
De Zaragoza vino Daniel Larena con sus arbustos y plantas. “Hubiera sido mejor con sol, pero la feria está bien. Hay gente y está animada. Vendemos toda clase de árboles frutales, cítricos y limoneros y el cliente está animado en comprar”, afirmaba.
Sin árboles ni plantas que se plantarán en las próximas semanas no se concibe la feria de la Candelera, pero tampoco sin mascotas. Floristería Castillón es un clásico en su parada en el Paseo del Coso haciendo las delicias de los niños. “Los niños vienen a buscar su pececito o conejo de rigor. Es un día en el que vendemos y que ayuda a un mes de febrero que es muy tranquilo en ventas. Peces, pájaros y conejos es lo que más vendemos”, cuenta Toño Castillón.
Reparto de velas y caretas
Pero el santo y seña de la feria de la Candelera son las velas y las caretas. Un sincretismo religioso pagano. Las primeras simbolizan a la virgen de la Candeleria, Candelera en el Somontano. En torno a su figura, la reina Germana de Foix, segunda esposa de Fernando El Católico concedió en 1512 a Barbastro el privilegio real de realizar este mercado. Pero también el triunfo de la luz solar sobre la noche. Y las segundas simbolizan la inminente llegada del Carnaval.
El Grupo Tradiciones lleva más de treinta años participando en la bendición de las candelas y caretas en la Catedral de Barbastro para luego repartirlas en la plaza del Mercado. Hoy largas colas aguardaban para recibir unas 7.000 velas y 3.500 caretas en la plaza del Mercado, mientras la Asociación Folclórica Somontano ponía la nota musical con sus jotas. María Jesús Sampietro destacaba que la “fiesta va en aumento. El reparto es la salsa de esta feria. Llevamos ya más de treinta años, cada Candelera renovamos las fuerzas, pero nos hacemos mayores”.
Presencia institucional
La feria es un escaparate público para políticos. Este año, en la bendición de candelas estuvo la consejera de Bienestar Social y Familia del Gobierno de Aragón, Carmen Susín, considera que “es bonito ver cómo se mantienen las tradiciones” y ha remarcado que ésta es una feria “que hace comunidad” y es “reflejo de la pujanza del comercio y de la hostelería de la ciudad”, de la que Barbastro “siempre ha sido referente, también por su gastronomía”. Junto a ella, el director de Comercio, Ferias y Artesanía, Javier Camo, la directora general de Familia, Eva Fortea, y la gerente del Instituto Aragonés de la Juventud, Cristina Navarro, el delegado territorial n Huesca, Javier Betorz, diputados autonómicos y provinciales, las dos vicepresidentas de la Comarca de Somontano Pilar Lleyda y Marí Carmen Obis y concejales del Ayuntamiento barbastrense, que han asistido a la bendición de las candelas.
El alcalde de la ciudad, Fernando Torres, ha mostrado su orgullo por esta tradición, convertida en una fecha señalada “para Barbastro y para todas las comarcas limítrofes. Es la feria más importante de todo Aragón y ha sobrevivido a guerras y pandemias. Es una feria multidisciplinar con alimentación, ropa, maquinaria, … pero sobre todo es un día de encuentro”.
Y tras salir del pleno de control en Cortes de Aragón, el vicepresidente del Ejecutivo autonómico, Alejandro Nolasco, puso rumbo a Barbastro para acudir a esta feria. “Me moría de ganas de venir para apoyar el comercio, la industria textil, la agroindustria, porque genera empleo y eso consigue que la gente se quede en el territorio. Esta es una feria con más de 500 años y significa que en la provincia de Huesca hay gente que cuida con celo sus tradiciones”, ha señalado.
