Dos negocios resisten abiertos al público los derribos del polígono Harineras en Huesca

Garaje Casas, que se implantó en el zona en 1951, y Comercial Vías, que abrió en 1981, apurarán hasta el final su salida de esta zona, en el centro de la ciudad y donde en abril se empezarán a edificar pisos.  

Lorenzo Barlés, a la izquierda, y Alejandro Casas, delante de sus empresas, situadas en el polígono harineras de Huesca.
Lorenzo Barlés, a la izquierda, y Alejandro Casas, delante de sus empresas, situadas en el polígono harineras de Huesca.
Javier Navarro

Parecía que el día no iba a llegar nunca, pero sí. El Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de Huesca de 1980 ya calificó como residencial el suelo donde estaba Harinas Porta y el de 2003 proporcionó el mismo futuro al conjunto del polígono, en el que se asentaba la Harinera Villamayor. A la sombra de estas fabricas, que llegaron ahí hacia los años 40 del siglo XX, se instalaron empresas como Lamusa (maquinaria agrícola), Amadeo Orduna (grupos electrógenos) y Garaje Casas (venta y reparación de vehículos). Más tarde abrieron Autoprecisión (taller de coches) La Coruñesa (mayorista de pescado) y Comercial Vías.

Estas 8,5 hectáreas de suelo, en el centro de la ciudad, están destinadas desde hace 20 años a la construcción de viviendas (1.300 pisos). Las harineras de demolieron en 2011. En ese momento solo quedaban en dicha zona cinco pymes. El derribo de las dos grandes factorías marcó el final del polígono industrial, rubricado en 2008 en un convenio urbanístico. 

Las demás empresas empezaron a trasladarse o cesar en su actividad, pero hay dos que resisten entre las obras de derribo: Gonzalo Casas y Comercial Vías. Están decididas a soportar el ruido de las máquinas y a apurar al máximo su permanencia en la avenida Martínez de Velasco.

Alejandro Casas, jefe y administrador de un negocio que está en manos de la misma familia desde hace cuatro generaciones, comenta que en 1951 su bisabuelo compró el terreno y edificó la nave donde ahora él, su hermano y su padre siguen con la compraventa de vehículos de segunda mano y la reparación de coches. Como propietarios, forman parte de la junta de compensación, órgano que reparte los beneficios y las cargas de la urbanización y edificación en el polígono.

"Nosotros entramos en la segunda fase de los derribos", indica Alejandro Casas. Las obras para despejar el suelo de las naves, almacenes a inmuebles que después de 2011 permanecían en pie en la zona comenzaron a mediados de diciembre. Los planes de los propietarios mayoritarios en la junta (que suman el 51%) pasan por terminarlas en abril, para empezar a construir cuanto antes.

Promovilla Homes, nombre comercial de la actividad de promoción y construcción de Harineras Villamayor S.A., e Inmobiliaria Buil, tienen intención de empezar en tres meses la construcción de sendos bloques de viviendas (alrededor de 100 pisos). La urbanización del conjunto, con un coste de 10 millones de euros, se desarrollará de forma simultánea a la edificación.

"Tienen mucha prisa en desalojar todo para empezar las urbanización, pero queda el tema de las indemnizaciones". La junta de compensación establece unas contrapartidas por el cese de actividad empresarial. «Nosotros no podemos esperar a que se construyen los pisos», explica Casas. Su idea es seguir con el negocio en un lugar próximo al actual, "pero una nave como la que necesitamos, en el casco urbano de Huesca y cerca de todo, no baja de 700.000 euros, y eso es un dineral", manifiesta. 

Un precio por la salida

El empresario reconoce que, después de tantos años, no quieren "irse de vacío" y mientras las máquinas avanzan ellos tratan de negociar un buen precio por su salida. "Sabemos que ya están empezando a pagar indemnizaciones", añade.

En una tesitura similar se encuentra Lorenzo Barlés, de Comercial Vías. La tienda, que vende recambios de accesorios para vehículos, se abrió en 1981 junto al taller Gonzalo Casas. Su actual propietario la cogió en traspaso hace nueve años. El inmueble donde se ubica es alquilado. "Se está luchando desde hace 17 años y ahora, en tres meses, quieren terminarlo todo pero necesitaríamos más tiempo", critica. Él tiene previsto dejar el local en marzo o abril, tras acordar la indemnización. En cuanto al futuro del negocio, señala que "estamos mirando, pero no encontramos un suelo que nos encaje del todo".

Casas y Barlés protestaron hace unos días porque la empresa de derribos les cerró el paso por la parte trasera de las naves, por donde descargan el material y los vehículos. "Al final, nos abrieron un acceso por la calle Almudévar", señalan. Amadeo Orduna, de la empresa del mismo nombre,  denunció esta misma semana que intentaron derribar su nave antes de tiempo. La junta de compensación admitió que "fue un error". 

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