perspectivas 2024

Iris Jordán, chef: "El éxito es contagioso y el gran trabajo que se hace en Aragón ha elevado el nivel gastronómico"

A sus 29 años, ha cogido las riendas del restaurante familiar Ansils en Anciles (Benasque) junto a su hermano Bruno. Y está nominada a cocinera relevación en la próxima edición de Madrid Fusión 2024.

Iris Jordán, en la recién remodelada cocina de su restaurante Ansils de Anciles (Benasque).
Iris Jordán, en la recién remodelada cocina de su restaurante Ansils de Anciles (Benasque).
Verónica Lacasa

El año 2024 promete con su nominación a Chef Revelación en la próxima edición de Madrid Fusión. ¿Cuándo le empezaron a interesar los fogones?
Me crie en el restaurante que tenía mi familia en Anciles (Benasque) y a los nueve años ya tenía clarísimo que quería ser cocinera. Estudié en las escuelas de hostelería Guayente y en Huesca. Al principio pensé en la pastelería, pero cuando empecé a meterme en las cocinas vi claro que valía para eso, que tenía duende... Mis primeras prácticas fueron en el restaurante Las Torres de Huesca y luego ya trabajé en locales de alta cocina de Mallorca y Madrid. 

¿Apuntaba ya alto desde el principio?
Sí, pero después de cinco años en Madrid, acabé muy saturada porque llevaba sin vacaciones desde los 15 años y me tomé un año sabático en México. 

¿Cómo cambió México por Benasque?
Mi abuela se estaba planteando jubilarse y se iban a cerrar las puertas del restaurante familiar. Me ofrecieron hacerme cargo de él y aunque dudé bastante porque llevaba diez años fuera del valle, pensé en probar y me enamoré. Estuve dos años trabajando con mi abuela hasta que ella se jubiló y en mayo lo cogimos ya con mi hermano Bruno, que es jefe de sala y de sumillería.

¿Se arrepiente de la decisión? 
Al principio fue complicado porque venía de estar en importantes cocinas de Madrid con equipos muy grandes de trabajo y otra filosofía de alta gastronomía. No fue una transición fácil, pero sí bonita porque se estaban perdiendo muchas recetas tradicionales y nos dimos cuenta de que faltaba mucho valle por descubrir. Entonces empezamos a investigar y ya nos enganchamos totalmente al asunto.

¿Se puede hacer alta gastronomía en un pueblo del valle de Benasque?
Nos dimos cuenta de que sí, aunque había que encontrar el método. Hemos ido despacio y con mucho tacto viendo la aceptación del cliente. Pero a día de hoy puedo decir que Benasque es un sitio ideal para la alta gastronomía.

Ya es famosa en el ‘mundillo’ por su grito de guerra: ¡Qué vivan los pueblos! ¿Qué quiere reivindicar?
Empezamos con este lema hace dos años porque nos dimos cuenta de que la gente joven no tiene facilidades para irse a vivir a un pueblo. En el valle de Benasque se habla mucho de que si no vienen las nuevas generacionales a coger las riendas, da un poco de miedo lo que peda pasar. Si no coge el testigo la gente de aquí, todo esto se va a perder. Creo que está en nuestras manos y ojalá ese lema le haya llegado a mucha gente para revivir ese fuego y no perder nuestras tradiciones.

Siendo cocinera y en el medio rural, ¿qué receta contra la despoblación?
Intentamos que nuestra carta siga esa filosofía. Para combatir la despoblación, hay que hacer una investigación continua de la tradición los platos que se comían. Además, si compras el producto a los pequeños ganaderos, agricultores y artesanos, seguramente también se frene y, además, no se perderán esos oficios, que sería una pena. 

¿Los éxitos nacionales que ha conseguido este último año la hostelería de Huesca sirven de estímulo?
Yo creo que sí. Primero, se crea mucha piña porque lo cierto es que estamos todos muy unidos. A mí, tener esta generación de cocineros tan exitosa me motiva para no estancarme nunca en una sola filosofía. Yo creo que al final el éxito es contagioso y el gran trabajo que se está haciendo en todo Aragón y la unión que se está consiguiendo es lo que potencian el nivel gastronómico. 

¿Busca la estrella Michelin?
Sí que soñamos con ella, decir que no sería una tontería. Pero también es algo en lo que no nos queremos atascar. Cuando te dedicas a este tipo de cocina, sí que sueñas con los reconocimientos, pero no tanto como para que se conviertan en una obsesión.

¿Qué espera de Madrid Fusión? 
Que ayude a que venga más clientela a nuestro restaurante porque estamos a hora y media de Huesca y que la gente venga de propio, y más con la carretera en obras, ha sido muy difícil. Y también que vengan cada vez más a alimentarse y disfrutar de la experiencia que proponemos, no solo a comer. 

¿Envidia otras comunidades por las que ha viajado o hay que sentirse orgullosos de lo que se hace en Aragón?
Yo creo que el nivel de gastronómico de la provincia de Huesca y de Aragón es muy alto en comparación con Madrid o Barcelona, por ejemplo.

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