Ensayan con éxito una barrera de bacterias para degradar el lindano en Sabiñánigo

Los científicos logran reducir hasta 40 veces la contaminación de las aguas subterráneas en los vertederos.

Imagen de archivo del vertedero de Sardas, donde se hará el ensayo.
Imagen de archivo del vertedero de Sardas, donde se hará el ensayo.
Javier Blasco/Heraldo

La mayor operación de descontaminación acometida en Aragón va dando sus frutos. El Gobierno autonómico le vio las orejas al lobo cuando en septiembre de 2014 una fuga desde uno de los vertederos de lindano de Sabiñanigo dejó a nueve pueblos sin agua de boca durante días, tras el traslado de 400.000 toneladas de suelos con residuos.

A partir de entonces empezó una fructífera colaboración con científicos de todo el país, que ha permitido a las empresas que trabajan en los vertederos, contratadas por la DGA, la aplicación de nuevos métodos para eliminar la herencia tóxica que dejó en los años 80 la empresa química Inquinosa con el vertidos incontrolado de toneladas y toneladas de residuos.

Los días 20 y 21 se reunió en Sabiñánigo el grupo científico que participa en la descontaminación para compartir avances. En él hay especialistas de cinco equipos de investigación de universidades de Madrid, Barcelona, La Coruña y Castilla La Mancha, expertos en tratamientos físicoquímicos, bioremediación, electroquímicos o modelización matemática de los flujos de agua.

Una de las investigaciones permitirá en breve construir una barrera biológica de bacterias para el tratamiento de las aguas subterráneas contaminadas y evitar que lleguen al embalse de Sabiñánigo desde el vertedero de Sardas. Corre a cargo del equipo Biorem del departamento de Ingeniería Química, Biológica y Ambiental de la Universidad Autónoma de Barcelona. Ya se ha probado con éxito viendo que los microorganismos son capaces de reducir hasta 40 veces la presencia de lindano en las aguas.

Se ha ensayado en laboratorio, han realizado pruebas piloto en el emplazamiento de Sardas y en los próximos meses se empezará a aplicar, explica Paqui Blánquez, investigadora de la sección de bioremediación de acuíferos del grupo Biorem.

Fue la empresa Emgrisa, responsable del seguimiento hidrogeológico de Sardas, la que contactó con ellos. Llevaba años trabajando con la Complutense para la aplicación de tratamientos físico-químicos sobre los residuos más densos y contaminantes, con el objeto de retirarlos del acuífero. El paso siguiente fue probar otros de carácter biológico. "Aunque ellos hacen una extracción importante, hay una parte de ese contaminante que se queda", explica Blánquez.

Su aportación consiste en utilizar los propios microorganismos del acuífero, ya adaptados a la sustancia tóxica y capaces de crecer y resistir en ella, para degradarla. La primera parte del convenio con Emgrisa consistió en tomar muestras de diferentes pozos para detectar las bacterias. Además, había que acelerar el proceso para que se ‘comieran’ más rápidamente el lindano, y su estimulación pasaba por inyectarles oxígeno y otros nutrientes.

En una fase posterior se inyectaron compuestos liberadores de oxígeno en algunos pozos para comprobar si pasaba a otros cercanos. «Hemos tenido muy buenos resultados, hemos visto que tanto en el pozo de inyección como en el vecino, en un mes hemos pasado de concentraciones cercanas a entre 1.000 y 2.000 ppm (partes por millón) de lindano a otras de 100, 50 o menos.

Ahora se va a construir una barrera bacteriana inyectando oxígeno y nutrientes a los microorganismos autóctonos de distintos pozos, a profundidades de entre 12 y 26 metros, para parar la pluma contaminante y evitar que el lindano siga aguas abajo. "Sabemos que están allí y que funciona", señala Blánquez.

Pero existe un plan B en caso de que no funcionara. "Otra posibilidad sería bombear el agua del acuífero a un reactor fuera, donde estuviésemos cultivando esas bacterias, y volver a introducir el agua limpia en el acuífero", indica la investigadora, quien defiende estos métodos inocuos, y además son muy baratos.

Una referencia internacional

Solo este año, el Gobierno de Aragón gastará 6 millones de euros en los vertederos de Sabiñánigo para mantener a raya el lindano. La directora general de Calidad Ambiental, María Martínez, se refiere a la necesidad de aplicar "un tren de tratamientos" de todo tipo en colaboración con estos grupos de investigación. Precisamente lo más próximo que va a abordar el Gobierno es la aplicación de la barrera de bacterias. "Somos muy optimistas respecto a los resultados", señala.

Según la responsable de Calidad Ambiental, en la actualidad el problema está "muy controlado", en parte gracias a esa transferencia de conocimiento. "Se está generando una especie de manual para otros lugares sobre cómo se trabaja aquí. Es una referencia internacional de la manera de abordar un problema de una gran magnitud y estamos siendo requeridos por distintos países y por expertos que piden visitar las instalaciones de Sardas y Bailín".

A la pregunta de cuándo se acabará el trabajo de descontaminación, la directora general responde: "No hay una fecha clara, pero los científicos nos dicen que entre 5 y 10 años es un horizonte para que esto se haya superado dentro de la enorme dificultad que supone y para minimizar los riesgos".

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