La cuenca del Ebro ha vivido ya cinco sequías en las cuatro últimas décadas

La CHE no es optimista porque "cada día que pasa es menos probable que llueva y se acerca el verano".

Canelles, en el río Noguera-Ribagorzana, se encuentra al 20% de su capacidad, sin posibilidad de su uso para la navegación.
Canelles, en el río Noguera-Ribagorzana, se encuentra al 20% de su capacidad, sin posibilidad de su uso para la navegación.
Veronica Lacasa

La sequía que sufre actualmente la cuenca del Ebro, pese a parecer que no tiene precedentes, es la quinta registrada en las cuatro últimas décadas. "Está en nuestro ADN. En el Mediterráneo siempre las ha habido y las seguirá habiendo. De hecho nuestra política hidráulica se basa en luchar contra ellas, tenemos que estar acostumbrados, aunque a veces se nos olviden", señala Miguel García Vera, jefe de Planificación de la Confederación Hidrográfica del Ebro, quien recomienda "ser fuertes y resilientes para soportar esta situación", porque vendrán más.

La CHE tiene registrados una serie de episodios históricos relevantes en los últimos años que empiezan por el periodo 1983-1985. Esta sequía afectó sobre todo a la margen derecha, especialmente a las cuencas del Jalón y el Guadalope, donde hubo problemas para repartir el agua de riego y algunos pequeños abastecimientos.

En los años 1988 y 1990 se vivió otra muy intensa en la margen izquierda que los expertos comparan con la actual porque fue la más generalizada, con graves problemas en Bardenas, Riegos del Alto Aragón y en los canales de Lodosa, Tauste e Imperial. También en el abastecimiento en las cuencas del norte del Ebro, incluso con cortes en el suministro de agua a Vitoria.

Objetivizar la escasez

La de 1995 afectó especialmente a la margen derecha y sobre todo al Jalón, con una retirada de tierras en regadío de hasta el 50%. Fue a partir de aquí cuando se adoptó un sistema de indicadores de sequía que han permitido objetivizar los periodos y la preparación de protocolos para abordarlos, articulados legalmente en los Planes Especiales de Sequía y los de Emergencia para Abastecimiento.

También fue muy duro el periodo 2004-2007, con una escasez generalizada en España. En el año hidrológico 2004/05 llovió muy poco y sus efectos se arrastraron hasta el año 2007, con la retirada de tierras, cambios de cultivo y un descenso de la producción hidroeléctrica del 40%. La margen izquierda fue la más castigada.

"Se nos habían olvidado porque eran más locales. Para ver una tan global nos tenemos que ir 33 años atrás (la de 1988-1990)", señala Miguel García Vera, quien recuerda que ahora existe otro factor, el cambio climático, que va a implicar una reducción de las aportaciones a los ríos. Se calcula, y así está contemplado en el Plan Hidrológico, que en el horizonte de 2100 habrá una disminución del 20%. Y la probabilidad de tener periodos secos pasará del 20% actual, uno de cada cinco años, al 25%.

"Los abastecimientos tienen que ser muy conscientes de la situación, establecer medidas de ahorro y no perder ni una gota de agua. Siempre digo: cuando tienes el agua, úsala pensando en lo peor", advierte el jefe de Planificación de la CHE.

Agua para 4,6 millones de habitantes

La Confederación Hidrográfica abastece en las nueve comunidades autónomas de su demarcación a 51 agrupación de núcleos que comparten el mismo origen de suministro (UDU) con 4,6 millones de habitantes y una demanda de 482 hm3 al año, equivalente al embalse de Mediano, muy pequeña si se tiene en cuenta que la agraria (924.424 hectáreas) es de 8.036 hm3.

Hay 18 sistemas de abastecimientos que atienden a más de 20.000 habitantes. El de mayor demanda es el Consorcio de Aguas de Bilbao (114 hm3), seguido del Consorcio de Aguas de Tarragona (72), el Ayuntamiento de Zaragoza (59) y la Mancomunidad de la Comarca de Pamplona (35).

García Vera asegura que el organismo de cuenca trabaja para que los grandes sistemas tengan una reserva suficiente para el agua de boca, pero puede haber problemas en los abastecimientos dependientes de manantiales y pozos. De ahí la carta enviada a las entidades locales para que valoren la situación y adopten medidas desde el principio. De hecho, en la provincia de Huesca, los bomberos llevan ya varias semanas llenando los depósitos de algunos pequeños pueblos como Aguinaliu o Nachá.

Los sistemas de riego ya tomaron medidas al principio, recalca García Vera, y plantearon reducciones de dotación del 50% o más. "Veían que la situación no era buena y fueron prudentes. Así garantizamos el caudal ecológico y los abastecimientos. Ha habido mucha responsabilidad por parte de todos", valora.

La previsión no es optimista. "La meteorología es muy caprichosa, pero cada día que pasa es menos probable que llueva. Se acerca el verano y hay menos opciones de que esto se recupere. Tenemos un panorama complicado y debemos prepararnos para ser muy eficientes, trabajar juntos y apoyar a los que mas sufren. Y esperaremos la llegada de un otoño húmedo", dice el responsable de la CHE, quien vaticina que los embalses se van a vaciar "muchísimo, salvo el volumen de abastecimiento y ambiental". "Hay salvar el verano como sea y para eso están las reservas", concluye García Vera.

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