Carpetazo final a 90 años de vuelo sin motor en Huesca: "Casi todos los días caían récords"

El Aeroclub Nimbus ha tenido que desalojar el último hangar que tenía dedicado a esta actividad en el aeropuerto de Huesca, que llegó a acoger una de las tres escuelas creadas en España.

Fotos históricas de la actividad de vuelo sin motor en el aeropuerto de Huesca.
Fotos históricas de la actividad de vuelo sin motor en el aeropuerto de Huesca.
Fototeca Provincial/Archivo de Luis Ferreira

El aeropuerto de Huesca-Pirineos acaba de escribir la última página de la prestigiosa historia de 90 años de vuelo sin motor que llegaron a convertir al antiguo aeródromo de Monflorite en uno de los referentes nacionales en la formación de pilotos. El Aeroclub Nimbus ha sido obligado a desalojar el último hangar que mantenía en las instalaciones, aunque su actividad deportiva cesó en este lugar en el año 2013.

"Nos echaron de lo que considerábamos nuestra casa, un sitio histórico, y todo para nada porque ya sabemos la actividad que tiene hoy en día el aeropuerto, que está casi vacío", critica Luis Ferreira, director de Fly-Pyr Santa Cilia y antiguo responsable del Nimbus, quien cree que con voluntad se podrían haber mantenido los vuelos comerciales y sin motor.

Con todo, destaca que en su actual base en el aeródromo de Santa Cilia, propiedad de la DGA, "estamos mucho mejor, al pie del Pirineo, y recibimos a gente de toda Europa ya que las necesidades también han evolucionado". En 2022 sumaron 6.000 horas de vuelo y 4.000 operaciones y generaron 8.000 pernoctaciones.

Como recuerda Ferreira, la historia del vuelo sin motor arrancó en 1933 de la mano del Huesca Aero Club, un grupo de jóvenes aficionados que llegaron a construir el Osca, considerado el mejor planeador del país en la época, obra del ebanista local Paco Arnal. En 1935 y 1936, antes de la Guerra Civil, se celebraron sendas semanas nacionales y aparecieron los primeros pilotos con licencia del país, entre ellos, José María Bescós, el nº 1 y cofundador del club.

Sin embargo, tras la contienda, el nuevo régimen quiso montar una escuela de vuelo en cada provincia intentando copiar el modelo de las juventudes hitlerianas ya que era la única manera que tenía Alemania de desarrollar la aviación por el Tratado de Versalles. Pero ese ambicioso plan se desinfló y al final solo se construyeron las de Somosierra (Madrid), Ocaña (Toledo) y Monflorite (Huesca) "que era la mejor por sus condiciones y que estaba llamada a formar a los instructores de las demás", recalca Ferreira. "Pero ya no había interés deportivo sino que se trataba de militarizar a jóvenes, darles una formación aeronáutica básica para luego, los que valían, pasar al Ejército del aire o a las líneas comerciales", explica. De hecho, se calcula que más de la mitad de los pilotos militares y civiles formados en España hasta los 80 pasaron por Huesca en los inicios de sus carreras profesionales.

"Se hacían vuelos de ensueño"

Sin embargo, ese interés original fue decayendo y volvió a coger fuerza la actividad deportiva con grandes hazañas ya que atravesaron el Pirineo, llegaron a Barajas y Castellón y estuvieron a punto de cruzar hasta Mallorca. "Eran vuelos de ensueño para la época y casi todos los días caían récords nacionales y mundiales", destaca. Y, de hecho, los oscenses Luis Vicente Juez y Roberto Bermúdez de Castro se coronaron campeones del mundo en 1952. «En el mundillo de entonces, nadie sabía dónde estaba Huesca, aunque sí Monflorite», subraya Ferreira.

Fotos históricas de la actividad de vuelo sin motor en el aeropuerto de Huesca.
Fotos históricas de la actividad de vuelo sin motor en el aeropuerto de Huesca.
Fototeca Provincial/Archivo de Luis Ferreira

En 1975 se creó el Aeroclub Nimbus y pocos años después el aeródromo pasó a manos del Servicios y Estudios para la Navegación Aérea y la Seguridad Aeronáutica (Senasa), aunque la función formativa fue recortándose.

Entonces surgió el proyecto de construir un aeropuerto, una idea impulsada por el entonces presidente de la Diputación Provincial de Huesca, Rodolfo Aínsa, del PP. Al ver los estudios técnicos, desde el Aeroclub Nimbus se percataron de que iba a ser incompatible con el vuelo sin motor. Se hicieron multitud de reuniones al más alto nivel en el Ministerio y aunque lograron algunos cambios, como hacer dos pistas paralelas con un considerable aumento del presupuesto, no fue suficiente ya que "no se hizo lo más importante que era separar las actividades unos a un lado", recuerda Ferreira. Además, cree que fue la "excusa perfecta" para que el centro de formación de Senasa se marchara de Huesca "porque no tuvieron la más mínima intención de volver después de las obras". El primer vuelo comercial despegó en 2007.

Se quejaron insistentemente a Aena y a la dirección del aeropuerto y le plantearon posibles alternativas "pero optaron siempre por la solución fácil de decir no a todo para evitar problemas y al final claudicamos y nos fuimos en 2013 centrándonos en resucitar Santa Cilia, que por entonces estaba en horas bajas", resalta.

El estudio de mercado que encargó en su día la DPH para defender la construcción del aeropuerto estimó que en 15 años se llegaría a los 245.000 pasajeros. Y en 2022, cuando se cumplió ese período, tan solo aterrizaron 324, es decir, un 0,13% de los previstos.  

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