Fiestas "como las de antes" para hoteles, bares y restaurantes

En 2020 estuvieron cerrados y aunque en 2021 sí hubo oportunidad para la caña, el vermú y las cenas con amigos, fue bajo el toque de queda y las limitaciones de aforo.

Óscar Castro, en Doña Taberna, con su equipo, que a partir del día 11 disfrutará de vacaciones.
Óscar Castro, en Doña Taberna, con su equipo, que a partir del día 11 disfrutará de vacaciones.
Javier Navarro

Ha habido que esperar tres años para volver a vivir un San Lorenzo como el de antes. Tras sufrir un duro confinamiento, toques de queda y largos meses de restricciones, llega el de la normalidad, el de la libertad para disfrutar de una caña con los amigos, acudir a la hora del vermú o compartir mesa y mantel. La hostelería, uno de los sectores más castigados por los efectos económicos de la pandemia, también merece una fiesta. Y confía en tenerla este año a lo grande.

Prueba de ello son los hoteles al completo, los restaurantes sin plazas libres para las fechas clave y los bares de ocio nocturno ilusionados ante un panorama de normalidad que pasa por poder volver a bailar en el interior de los locales, a consumir en la barra o a abrir hasta la madrugada con el cien por cien del aforo.

San Lorenzo llega en un momento de escalada de precios, con la inflación por las nubes, pero la mayoría de los empresarios del gremio confía en que al menos durante siete días el consumo no se resienta. Si hay que apretarse el cinturón, será a partir del 16 de agosto, contando además con que se trata de unas fiestas populares con casi todos los actos gratuitos.

El calendario juega a favor. Al arranque festivo del 9 y el 10, los días más fuertes, se añade el largo puente del 13 al 15 para rematar. El ocio nocturno es el que ha vivido los momentos más complicados. Carlos Bordonaba, responsable de tres bares (Casa Juan, El Palmar y La Cantina) en la plaza de los Fueros, no olvida el parón de los últimos años. En 2020 estuvieron cerrados a cal y canto y en 2021 las medidas se relajaron, pero había que bajar la persiana a las 12.30 por el toque de queda, estaba prohibido bailar y consumir en la barra y en el interior el aforo era del 50%. Pese a todo, el día 9 multiplicaron por 10 la caja del año anterior. Claro, que el beneficio en el global de la semana laurentina se resintió y apenas recaudó un 10% de los ingresos de la prepandemia.

Elena Betés, Carmen Gayán y Carlos Bordonaba, trabajadores de los bares de la plaza de los Fueros.
Elena Betés, Carmen Gayán y Carlos Bordonaba, trabajadores de los bares de la plaza de los Fueros.
Javier Navarro

"La gente va a salir como en 2019, con muchas ganas. Hay ansia por recuperar los reencuentros, los abrazos de San Lorenzo" Carlos Bordonaba piensa que las fiestas serán "como las de antes", y por eso la plantilla prevista para sus bares se sitúa en torno a las 40 personas, frente a las 10 de 2021.

Más ganas de salir

"El primer año de la pandemia, la mayor parte de la gente pensaba que las fiestas que habíamos conocido ya no volverían, que no se repetirían los actos multitudinarios ni las aglomeraciones. Pero en los dos últimos meses estamos trabajando más que en 2019 y la gente tiene más ganas de salir, con la sensación de que nos habían robado la libertad y la hemos recuperado. Ya casi nos hemos olvidado de que en el año pasado las fiestas se vivieron bajo el toque de queda", explica este hostelero del ocio nocturno.

Auxi Sanz de Siria y Cristina Meleg, del bar Aitor Tilla.
Auxi Sanz de Siria y Cristina Meleg, del bar Aitor Tilla.
Javier Navarro

El sector de la restauración también quiere volver a ver las mesas repletas. En contra tiene la curva ascendente de la inflación, que escaló en el mes de junio al 11,0% de tasa interanual en Aragón. Pero de momento la prueba de la recuperación son los niveles de reservas del 9 y el 10 de agosto. "Estamos llenos para los días fuertes. Se nota que la gente tiene ganas de fiesta. Las expectativas son buenas, porque si no se trabaja en San Lorenzo, mal", indica Víctor Sanvicente, de la Taberna El Fhosko. "El día 16 veremos si se ha gastado más o menos que otros años", añade.

Sin mesa para los almuerzos

El bar Aitor Tilla de la plaza de Cervantes ya cerró en mayo la agenda de reservas para los almuerzos del día 9. "Otros años los oscenses empezaban a reservar después de las fiestas de San Fermín, pero este ha sido una locura", confirma su responsable, Mónica Agraz. El primer día dieron 247 almuerzos, "y la cantidad de gente, grupos de 25, a los que tuvimos que decir que no...". Nada que ver con los 50 servidos hace un año, cuando las distancias de seguridad obligaron a reducir el aforo.

Y aunque los días 9 y 10 será difícil encontrar sitio para comer, algunos hosteleros esperan que luego haya un parón. "Con el asunto de la inflación desbordada hay muchos clientes que están a la expectativa, porque el consumo se ha frenado", reconoce Jesús Oliva, del restaurante La Factoría. Otro problema es encontrar personal cualificado para cubrir los puestos de trabajo.

Jesús Oliva, del restaurante La Factoría.
Jesús Oliva, del restaurante La Factoría.
Javier Blasco

También hay quien coge vacaciones pese a regentar un establecimiento de hostelería. Óscar Castro, del restaurante Doña Taberna, solo trabajará las dos primeras jornadas, para no dejar colgada a la clientela. "Lo tengo todo completo, desde los almuerzos a las cenas", afirma. Y luego, vacaciones. "Tengo ganas de vivir la fiesta después de tanto encierro y tantas restricciones". Tan contentos como él están los empleados, que podrán disfrutar de días libres en un gremio donde la fiesta se asocia a jornadas maratonianas de trabajo. "No paramos en todo el año y merecemos un descanso", dice.

Hoteles al completo

Los hoteles están llenos desde hace semanas para los días 9, 10 y 11 y con un buen porcentaje de reservas en los siguientes. El bajón de San Lorenzo en 2021 lo compensaron con el repunte del turismo. "Agosto ya fue muy bueno el año pasado y estuvimos llenos igual, pero sobre todo de turistas españoles que habían decidido no salir por las limitaciones en otros países", explica el director del Hotel Pedro I, Carlos Navarro. Va a ser un estímulo, dice, "después de todo lo que hemos pasado en la pandemia y con lo que ahora nos está afectando el encarecimiento de la energía, el gas y todas las compras".

Fran Ruiz (jefe de cocina), Ildiko Iklea (camarera), Carlos Navarro (director) y Brenda Buisán (camarera) en el hotel Pedro I.
Fran Ruiz (jefe de cocina), Ildiko Iklea (camarera), Carlos Navarro (director) y Brenda Buisán (camarera) en el hotel Pedro I.
Javier Navarro

El Hotel Abba Huesca también está lleno desde hace semanas para los primeros días y con buenas perspectivas en cuanto a los servicios de restauración. La pandemia no ha pasado en balde y los aforos en el restaurante son más reducidos que en 2019. "El crecimiento debe ser ordenado, no podemos pasar de la nada a lo del 2019. Los clientes demandan algo más de espacio", comenta el director, Manuel Solanilla.

Los precios han subido ligeramente, pero sin llegar a repercutir costes como la factura del gas, afirma. "Siguen siendo económicos". El director del Hotel Abba Huesca no cree que la inflación vaya a frenar estos días el consumo, porque "las fiestas son limitadas en el tiempo, la gente tiene ganas de celebración, de reencuentro con amigos, y si acaso, lo notaremos en meses posteriores". Además, añade, las de San Lorenzo son unas fiestas populares en las que se puede disfrutar sin necesidad de rascarse mucho el bolsillo.

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