Fraga se moviliza para exigir la creación de un colegio de educación especial

Las familias creen que hay niños suficientes para tener centro propio, sin viajar 100 kilómetros al día.

En la futura ubicación. Algunas de las madres y padres que han comenzado a movilizarse para conseguir un colegio de educación especial en Fraga, con sus hijos. En la fotografía aparecen en la denominada Nueva Fraga, donde están las parcelas que el consistorio ha ofrecido a la DGA para la construcción del centro.
Algunas de las madres y padres que han comenzado a movilizarse para conseguir un colegio de educación especial en Fraga, con sus hijos. En la fotografía aparecen en la denominada Nueva Fraga, donde están las parcelas que el consistorio ha ofrecido a la DGA para la construcción del centro.
Digital Fraga TV

Kevin, de 10 años de edad y vecino de Fraga, fue diagnosticado con el síndrome de Sturge-Weber. Se trata de una afección poco frecuente, que provoca retrasos en el desarrollo y condiciona su salud. El niño sufre ataques epilépticos. Atendiendo a su cuadro médico, su madre, Ana Medina, aboga por mantenerlo cerca, es decir, escolarizado en un centro de su entorno, con el fin de poder acudir con rapidez ante cualquier urgencia y además, evitarle largos desplazamientos.

Ahora, puede hacerlo, pero su situación cambiará cuando cumpla 14 años y solo tenga la opción de desplazarse hasta el colegio de educación especial La Alegría de Monzón. El trayecto ronda los 100 kilómetros entre ida y vuelta y además el tiempo fuera de casa para los niños y niñas escolarizados suele exceder las siete horas. «Para mí, no es una opción, especialmente por los problemas de salud de mi hijo. No quiero verlo ir de aquí para allá; quiero que tenga la posibilidad de permanecer en su localidad», insiste Medina. Y no es la única.

Otras muchas familias con niños con necesidades especiales comparten su opinión, lo que les ha llevado a unirse y pedir la construcción de un colegio especial en Fraga. «Hay niños suficientes para contar con un centro propio, donde, además de potenciar su desarrollo, puedan estar cerca de casa y ver mejorada su calidad de vida», sostiene Medina. El colectivo tiene previsto iniciar una campaña de firmas y elevar su reivindicación al Gobierno de Aragón. También están planificando el desarrollo de otras acciones que permitan visibilizar su petición y sensibilizar al conjunto de la población.

De momento, este grupo de padres y madres de niños con necesidades especiales ha mantenido ya un primer encuentro con el Ayuntamiento de Fraga, que, además de escuchar sus inquietudes, asegura compartirlas. De hecho, ya ha movido ficha. A lo largo de este año, y en dos ocasiones diferentes, se ha dirigido por escrito al departamento aragonés de Educación, al que le ha comunicado la necesidad de contar con un centro de educación especial y le ha planteado varias opciones para su materialización. En concreto, ha puesto a su disposición las parcelas municipales situadas en la denominada Nueva Fraga (Regiones Devastadas) y, al mismo tiempo, como alternativa, le ha hecho partícipe del proyecto que ha redactado para captar fondos europeos y rehabilitar el antiguo colegio San José de Calasanz, en desuso y propiedad de la DGA.

De obtenerse la financiación necesaria, el proyecto incluye un espacio dedicado a la escolarización de niños con necesidades especiales. Desde Educación, señalan que conocen ambas opciones y que están «analizando la situación para darle una solución».

Un centro completo

El grupo de padres y madres insisten en que el proyecto diseñado para la rehabilitación del colegio San José de Calasanz está lejos de cumplir con sus expectativas, ya que solo contempla dos aulas en la planta baja, dejando el resto del edificio para otras necesidades educativas. «Nosotros abogamos por dedicar todo el centro a educación especial o directamente, crear un nuevo colegio, que sería lo más adecuado», sostiene Medina. Ahora mismo, el tipo de escolarización de sus potenciales alumnos es diferente en cada caso.

Por ejemplo, hasta la llegada de la pandemia, su hijo Kevin estaba en régimen de escolarización combinada, alternaba los días lectivos entre el centro de Monzón y el colegio Miguel Servet de Fraga. La crisis sanitaria cambió su situación y desde entonces se mantiene escolarizado únicamente en la capital del Bajo Cinca. «Para nosotros, es lo mejor», señala Medina, al explicar que supone una mejora en su calidad de vida y por lo tanto, en su estado físico y anímico.

Con una discapacidad intelectual del 66%, Inés, de 13 años, también está en combinada. Por cercanía, y con el visto bueno de la DGA, acude tres días a un centro especial de Lérida y dos al Miguel Servet, explica su madre, Marta Mur. Al cumplir 14 años, el próximo curso deberá dejar el centro ordinario y desplazarse de lunes a viernes a Lérida. El Gobierno de Aragón ya le ha informado de que se quedará sin servicio de transporte, ya que no es posible atender su petición con una escolarización completa en otra Comunidad. Para ella, Monzón, donde ya estuvo, tampoco es una opción. «El trayecto es mucho más largo; llegaba muy cansada y además cambiaba continuamente de tutor», señala Mur.

Al igual que otras madres defiende la necesidad de escolarizar en un centro próximo, «al que uno pueda llegar en 15 o 20 minutos ante una urgencia o llevarlos más tarde si un día tienen una cita médica», subraya. «No es un capricho; es una necesidad», concluye. A partir de los 21 años, las personas con necesidades especiales sí tienen otros recursos en Fraga, gracias a los servicios que ofrece la asociación Virgen del Pilar y Valentia.

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