César Trillo: "Me voy sin haber conseguido un embalse para regular el río Gállego"

El presidente de Riegos del Alto Aragón, que finalmente no optará a la reelección, cree que el nuevo Plan Hidrológico del Ebro deja a los regantes "peor de lo que estábamos, solo nos impone limitaciones y limitaciones".

César Trillo, en la sede de Riegos del Alto Aragón, delante de un mosaico con el mapa de la zona regable
César Trillo, en la sede de Riegos del Alto Aragón, delante de un mosaico con el mapa de la zona regable
JAVIER BLASCO

César Trillo ha decidido finalmente no seguir al frente de la Comunidad General de Riegos del Alto Aragón. El miércoles se cerró el periodo de presentación de candidaturas para renovar la junta de gobierno, a la que él no ha optado, poniendo fin así a 27 años como presidente. "Me tenía que presentar para seis años más y tengo 75. Ya es hora", justifica.

El responsable de la mayor comunidad de regantes del país, con 140.000 hectáreas, reconoce que acaba el mandato sin lograr "la principal tarea que me había marcado, regular el Gállego", en alusión al descarte judicial del embalse de Biscarrués. "Se ha conseguido Almudévar pero eso es una balsa de agua. Hace falta una presa en el río, porque sin ella se pierden cada año entre 150 y 200 hectómetros cúbicos, que se van a Mequinenza. Son los necesarios para dar agua a unas 20.000 hectáreas de Monegros II y acabar el sistema de Riegos del Alto Aragón". Es más, matiza, "Almudévar algún año no lo llenaremos".

Sobre el fallo judicial que cerró el camino a Biscarrués, declara: "El Tribunal Supremo no dijo que no se podía hacer, solo sentenció contra el anteproyecto redactado antes de 2010". Después, fue el Ministerio para la Transición Ecológica el que decidió su descarte definitivo.

Trillo abandonará el cargo en junio, en una campaña de riego marcada por la sequía, con restricciones en la dotación a los agricultores. También en el año del nuevo Plan Hidrológico que, en su opinión, "nos deja a los regantes peor de lo que estábamos". El colectivo se abstuvo en la votación del borrador para no dar una imagen de división, pero él se muestra muy crítico. Duda que se haga antes del 2027 todo lo proyectado y censura que no se pueda mover un papel hasta ese año para avanzar en los regadíos o las obras de regulación excluidas. Pero sobre todo supone "un giro medioambiental bestial hacia la protección del medio ambiente, de la calidad del agua, limitaciones en el uso de fertilizantes y fitosanitarios... Limitaciones, limitaciones y limitaciones, todas en contra del regante. A pesar de ello, nosotros nos abstuvimos y todos los ecologistas votaron en contra". Preguntado sobre si él hubiera dado un voto negativo, prefiere no pronunciarse, pero recuerda el rechazo a su principal alegación, la regulación del Gállego.

Respecto al papel de los regantes en la sociedad lamenta que "antiguamente se nos consideraba importantes y hoy en día se nos considera el problema". "Si alguna labor hay digna de respeto es la producción de alimentos para toda la sociedad y para eso se necesita agua".

A quienes les achacan ser grandes consumidores de este recurso, les replica que "no consumimos el agua, la utilizamos para producir, el que la consume es el que se come lo que producimos". Y al mismo tiempo, aclara otro sambenito que les acompaña, las inversiones millonarias en infraestructuras de riego por parte de las administraciones. "Devolvemos hasta el último euro", a través del canon y las tarifas del agua, por ejemplo en la obra de Almudévar. "Luego están los impuestos. A la derecha del canal de Monegros es secano, a la izquierda, regadío. ¿Cuánto percibe el Estado de IRPF o IVA de una hectárea de regadío y de otra de secano?", se pregunta.

Trillo anuncia que seguirá un año más en otros cargos, como la presidencia de la Federación de Regantes del Ebro y la vicepresidencia segunda de la Confederación Hidrográfica, en pro de una "transición ordenada".

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