Un historial plagado de arriesgados rescates

El equipo de Panticosa realizó 70 salvamentos en la montaña en 2020. En su ámbito territorial hay numerosas cumbres con escaladas de riesgo y áreas de alta frecuentación, como las estaciones de esquí o el balneario. 

Operativo de evacuación de la estación de Panticosa, con más de 1.000 esquiadores, en 2013.
Operativo de evacuación de la estación de Panticosa, con más de 1.000 esquiadores, en 2013.
Rafael Gobantes

El Equipo de Rescate e Intervención en Montaña (Ereim) de Panticosa, cuya desaparición plantea la Guardia Civil en un informe interno, realizó el año pasado 70 salvamentos, de los 361 contabilizados en Aragón. La decisión no está tomada, pero si se confirma, el trabajo pasaría a asumirlo el servicio de Jaca con un refuerzo de su plantilla. En su ámbito territorial hay una intensa actividad de alta montaña, con numerosas cumbres con escaladas de riesgo, y áreas de alta frecuentación en el entorno del balneario de Panticosa y las estaciones de esquí del valle de Tena.

Los montañeros creen que se restaría eficacia en la atención de los accidentes. El presidente de Peña Guara, Manolo Bara, lo enmarca dentro de una política de optimización de recursos, por el ahorro de costes, "pero en un territorio tan abrupto se perdería efectividad". "El tiempo de respuesta no sería tan rápido en aquellos casos donde no se puede realizar la evacuación aérea", ha declarado.  

El historial del Ereim, como el del resto de equipos de la Guardia Civil, está plagado de destacadas intervenciones. En su caso en los tresmiles de Peña Telera, los Infiernos y el Balaitus, un paraíso para los escaladores. En más de una ocasión han tenido que afrontar salvamentos arriesgados de noche, de hasta 12 horas de duración, en verano o invierno, sin poder contar con el apoyo del helicóptero por la falta de luz o el mal tiempo. 

Estas circunstancias se dieron en el salvamento de dos montañeras jacetanas que se quedaron enriscadas en una vía de escalada en hielo de 800 m en Peña Telera. El Ereim remontó el corredor en medio de la noche para poder descender hasta ellas, les dio bebidas calientes y algo de comida y luego realizó seis rápeles para descender unos 500 metros hasta la base de la pared. La intervención se prolongó 12 horas.

Rescate nocturno de dos montañeras enriscadas en un corredor en Peña Telera.

Este tipo de operativos no es tan infrecuente y obliga a los agentes a utilizar todas sus habilidades en la escalada, muchas veces en condiciones muy difíciles por el frío o el hielo. Hace dos años realizaron otro salvamento heroico con tres montañeros implicados en la Gran Diagonal. El fuerte viento y la caída de piedras impidió acercarse al helicóptero y el equipo de Panticosa tuvo que llegar hasta ellos a pie por un espolón rocoso muy frágil. Fue necesario escalar de noche utilizando los frontales, progresando por zonas de roca y de hielo. En algún momento temieron por su vida, hasta el punto de que la acción les valió una medalla de la Guardia Civil.  

Recate de la montañera madrileña accidentada.
Recate de una montañera en la gran diagonal del Balaitus en 2017.
Guardia Civil

Por las características invernales de su zona de cobertura, también les ha tocado afrontar avalanchas. El suceso más trágico, y con fatal desenlace, ocurrió el día de Reyes de 1995. Un alud sepultó a seis excursionistas vizcaínos, de entre 17 y 23 años, cerca del refugio de Respomuso, en Sallent. El último cuerpo se localizó después de cuatro meses. Iban a diario a rastrear, siempre que lo permitía el tiempo invernal a casi 2.000 m. 

Además, a su cargo están las estaciones de esquí del valle de Tena. Los centros invernales cuentan con sus propios equipos de salvamento, pero fuera de pistas también se producen accidentes. En 2013 tuvieron que evacuar a más de mil esquiadores que quedaron atrapados por una ventisca que paralizó la telecabina de Panticosa.

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