Vuelve la nieve a la alta montaña

Según la Aemet, se han acumulado espesores localmente significativos de hasta 50 centímetros de nieve reciente por encima de 1.700 metros.

Imágenes de los refugios de Ángel Orús, Cap de Llauset y Góriz este miércoles.
Imagen del refugio de Ángel Orús en la mañana de este miércoles, con más de 30 centímetros de nieve reciente.
Chema Grau

Los guardas de los refugios de alta montaña del Pirineo aragonés se han despertado este miércoles con una inesperada nevada, que ha dejado hasta 50 cm centímetros de espesor en algunos lugares. Albergues como los de Ángel Orús y Cap de Llauset, en la comarca de la Ribagorza, o el de Góriz, en la de Sobrarbe, han amanecido con un espeso manto donde hasta la pasada noche no había nada de nieve. El temporal solo ha afectado a cotas muy altas y no ha tenido consecuencias en la red viaria.

Desde el refugio de Góriz reconocían "sorpresa" por la nevada, con la primavera ya avanzada. En estas fechas no resulta un fenómeno inusual, pero de hecho la nieve ya se había retirado y era necesario ascender por encima de 2.000 metros para encontrarla. En zonas como la del albergue de Cap de Llauset, muy propicia para el esquí de travesía en esta época del año, prácticamente se daba por finalizada la temporada debido a la escasez de precipitaciones. No obstante, el manto acumulado en las últimas horas no permanecerá mucho tiempo debido a las elevadas temperatura primaverales. 

La Agencia Estatal de Meteorología ha destacado las precipitaciones "relevantes" en algunos lugares, principalmente del Sobrarbe, con la cota de nieve a unos 1.700 metros. Por encima de esta altitud se han acumulado espesores localmente significativos de hasta 50 centímetros, según la Aemet, aunque con gran rapidez se transforma en nieve húmeda que desaparece, salvo en cotas altas y especialmente sombrías.

A estas alturas del año, la nieve es escasa por debajo de los 2.000 metros. Las reservas en las subcuencas del Ebro están a la mitad que la pasada temporada, de acuerdo con los datos facilitados por la Confederación Hidrográfica. Se nota especialmente en zonas como los valles del Ésera y el Cinca. Los guardas de los refugios reconocen que las precipitaciones han sido menores este invierno, aunque el fenómeno ha pasado más desapercibido por la escasa frecuentación de la montaña.    

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