La familia de Dingley busca cualquier pista al cumplirse un mes de su desaparición

"Estamos desesperados", afirman la madre y la pareja de la montañera inglesa, que descartan una ausencia voluntaria.

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Esther se tomó esta fotografía en las montañas de Benasque.
E. D.

"Estamos completamente angustiados y desesperados por no saber dónde está Esther o qué le ha pasado". Es el llamamiento desesperado de los familiares de la montañera británica Esther Dingley, cuyo rastro se perdió en Benasque cuando realizaba una travesía. El próximo martes se cumple un mes de su desaparición y piden ayuda «a cualquiera que pueda saber algo, aunque sea insignificante».

La familia está siendo respaldada por LBT Global, una organización de apoyo a los británicos con problemas en el extranjero. La madre, Ria, y la pareja de Esther, Daniel Colegate, en una declaración pública, han mostrado su malestar por las informaciones de la prensa de su país que apuntaban a una desaparición voluntaria en busca de una nueva vida. La falta de noticias no se corresponde con su carácter, dicen. «Esther valora la familia por encima de todo y en todos sus viajes siempre estamos en contacto regular, compartiendo los pequeños detalles. Nos comunicamos varias veces al día», señala él.

El 22 de noviembre, cuando se le pierde la pista, iba a ser su última salida al monte después de un viaje de varias semanas por el Pirineo que la llevó a recorrer el Parque de Ordesa y el macizo del Turbón y que acabó en Benasque. La denuncia se interpuso el 25, al no tener noticias de ella durante tres días. Desde entonces Colegate asegura que habló a diario con los equipos de búsqueda de la Guardia Civil y de la Gendarmería, ya que su rastro se pierde en la frontera de los dos países.

Afirma también que cuando se inició la investigación judicial, los agentes españoles le tomaron declaración, el 2 de diciembre, y el equipo francés lo visitó en su casa (la pareja vive en ese país) cinco días más tarde. "He dado una declaración a todas las unidades involucradas en este caso, incluidas la policía del Reino Unido", y cooperado en todo momento, aclara, saliendo al paso de las informaciones publicadas en la prensa británica.

La pareja tenía una vida nómada. Ella es una conocida bloguera que narró el periplo de ambos durante seis años por Europa en autocaravana. Acababan de estar en el desierto y acostumbraban a hacer luego un viaje cada uno por su cuenta. Ella cruzó a España antes del confinamiento de Francia, según él. El buen tiempo en el Pirineo, pese a ser noviembre, la animó a prolongar la estancia.

La familia destaca que era una senderista con experiencia, se movía por la montaña sin dificultad y su actitud no era imprudente, lo que no significa "que no haya tenido un accidente", la hipótesis más probable que baraja la Guardia Civil.

Pasaba algunos días de travesía, durmiendo en refugios, y otros en la autocaravana en Benasque. «Siempre me avisaba cuando partía y cuando esperaba volver», dice él. El 20 de noviembre estuvo en la caravana y salió el 21. Al día siguiente tuvo la última comunicación con su compañero desde el pico Salvaguardia. Disponía de dos horas de luz hasta el refugio francés de Venasque, a menos de una hora.

"No estaba perdida en la selva del Amazonas. Son senderos por los que las familias caminan en verano", señala Colegate. Piensa que de tener un accidente debió ser en un área no muy extensa, dada su costumbre de ir actualizando su posición. Pero la Guardia Civil buscó allí a conciencia y durante varios días, sin resultado, hasta que con la llegada de la nieve se interrumpió el rastreo.

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