cambio climático

Un año "muy cálido" en el Aneto

La estación meteorológica más alta del Pirineo, cercana al glaciar, registró valores de 18 grados en junio.

El glaciar del Aneto a finales de agosto pasado, cuando la nieve había desaparecido y era puro hielo.
El glaciar del Aneto a finales de agosto pasado, cuando la nieve había desaparecido y era puro hielo.
Gerardo Bielsa

Los valores meteorológicos más extremos de Aragón se registran en el lugar más remoto, el Aneto (3.404 metros), donde el pasado invierno se midieron rachas de 140 kilómetros hora y temperaturas de más de 20 grados bajo cero. Sin embargo, el calentamiento global se impone también en estas altitudes, como demuestran los últimos datos recogidos en la estación que desde hace una década tiene el Patronato de los Monumentos de los Glaciares Pirenaicos. No está en la cumbre, pero sí muy cerca, en una arista entre las masas de hielo del Aneto y Barrans, a 3.040 metros, a poco más de 350 de la mítica cumbre.

Es la más alta del país. Aunque existen medidores de temperatura a mayor cota, la del Aneto ofrece además información sobre innivación o viento, que evidencia bien a las claras las oscilaciones climáticas en las zonas de alta montaña. A esta altitud es difícil tener registros automatizados actualizados y los datos se recogen una vez al año, cuando el tiempo permite el acceso.

Los últimos, referidos al periodo comprendido entre septiembre del 2018 y agosto del 2019, concluyen que las cuatro estaciones del año superaron los valores de referencia, con un invierno "muy cálido" y una primavera, verano y otoño "cálidos". Por meses, nueve fueron cálidos, uno normal y los otros dos en el límite entre la normalidad y levemente frío.

Entre los valores extremos destaca la mínima absoluta, -21,3 grados en febrero, o los -20,4 de enero. En octubre, noviembre, marzo, abril o mayo el termómetro cayó a entre -14 y -17, y en diciembre se quedó en -12,6, "una temperatura elevada considerando la altitud", señala Luis Cáncer, profesor de Geografía Física de la Universidad de Jaén, responsable de la estación meteorológica desde la que se sigue la evolución del tiempo en el conjunto de los glaciares de Aneto y Maladeta, los de mayor superficie.

En cuanto a las temperaturas medias, el mes más frío fue enero, con -9,6. Llama poderosamente la atención que el promedio se elevó de forma considerable en diciembre, considerado muy cálido, con -2,4, debido a una inversión térmica similar a la vivida en las últimas semanas.

Pero los cambios climatológicos se evidencian sobre todo en las temperaturas máximas. En contra de lo que podría pensarse, no se dieron en julio y agosto sino a finales de junio, coincidiendo con la ola de calor generalizada en el país, alcanzado valores en torno a los 18 grados.

Viento y poca nieva

La innivación también fue escasa, más baja que otros inviernos, con largos periodos con apenas 25 centímetros e incluso sin nieve, aunque Luis Cáncer aclara que la situación de la instalación meteorológica, en una arista muy venteada, influye en el espesor del manto. Y es que llegó a haber vientos de 140 kilómetros/hora.

"Con pocas excepciones, la mayor parte de los años están siendo cálidos, por encima de los valores medios de la Aemet. El último se ha caracterizado por la escasa innivación y el calor", concluye el investigador. Esto tiene un reflejo en la evolución de todos los glaciares pirenaicos, entre los que se cuenta el del Aneto, la mayor masa de hielo al sur de Europa, con una reducción de su volumen y su superficie (ronda las 60 hectáreas) que amenaza con partirlo en dos.

Más accidentes de montañeros

Las elevadas temperaturas del verano provocaron una fusión muy rápida de la nieve, antes de lo habitual, con consecuencias incluso para la seguridad de los montañeros en la ruta de ascensión al Aneto. Los accidentes se dispararon desde que a mediados de agosto desapareció la nieve y emergió el glaciar, convertido en un tobogán de puro hielo solo apto para excursionistas bien equipados y preparados técnicamente o con guía. Desde mediados de agosto hasta octubre, la Guardia Civil realizó 18 salvamentos en el glaciar, con 33 personas rescatadas, 11 de ellas heridas.

Una estrategia del cambio climático

Precisamente hace solo unos días se conoció que el Observatorio Pirenaico del Cambio Climático (OPCC), con sede en Jaca, ha conseguido una subvención de 1.261.000 euros del Fondo Europeo de Desarrollo que garantiza su continuidad con un nuevo proyecto denominado Adapyr. Este cuenta con un presupuesto de 2 millones y se ejecutará entre 2020 y 2022, con el objetivo de sistematizar el seguimiento del impacto climático en el Pirineo y fundamentalmente de definir una estrategia de adaptación. 

Según Idoia Arauzo, coordinadora del Observatorio, lo que se busca es concretar medidas, en coordinación con diversos sectores, de manera que el conocimiento científico generado se transfiera a los agentes socioeconómicos, gestores municipales y público en general. 

Junto con el OPCC, que coordina la Comunidad de Trabajo de los Pirineos, hay 12 organizaciones beneficiarias y 30 asociadas de todo el territorio, que aportarán y compartirán sus investigaciones sobre impactos, vulnerabilidad y adaptación en diversas áreas como la flora, fauna, lagos y turberas, glaciares, bosques, cuencas hidrográficas, riesgos naturales o el estudio de la propia climatología. 

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