Tercer Milenio

En colaboración con ITA

Jóvenes investigadores de Aragón: "Hay muchos reveses, pero no hay que dejar de luchar"

En congreso de estudiantes de doctorado Iberus Connect (CEDIC) reúne esta semana en Zaragoza a unos 200 participantes.

David Lerma y Ana Leonarte, doctorandos y organizadores del congreso; y Daniel Domingo, estudiante de doctorado participante.
David Lerma y Ana Leonarte, doctorandos y organizadores del congreso; y Daniel Domingo, estudiante de doctorado participante.
Francisco Jiménez

Conseguir un contrato para dedicarse a tiempo completo a la investigación es uno de los principales retos a los que se enfrentan los doctorandos de Aragón, pero no es el único. También hay otros relacionados con el avance de los análisis, dar con el grupo idóneo para desarrollarse o incluso el futuro que se plantea una vez se defiende la tesis. Y todo ello se está abordando estos días en la segunda edición del congreso de estudiantes de doctorado Iberus Connect (CEDIC), que ha reunido a unos 200 jóvenes investigadores en Zaragoza. 

"El objetivo es dar la oportunidad a los doctorandos de los primeros años de participar en un congreso oficial, pero sabiendo que los que te están escuchando no son expertos en la rama", señala David Lerma, uno de los organizadores. En este sentido, recalca que algunos están presentado ya sus primeros resultados, pero también hay quienes abordarán su plan de investigación. "Es un momento de coger ideas y ver dónde pueden existir y aparecer una colaboración", incide orgulloso de la gran acogida que ha tenido el evento organizado "por y para estudiantes". 

Recuerda que cuando empezaron a moverlo apenas tuvieron repercusión, pero que con los talleres previos que han ido organizando, han llegado a "muchísima gente". "No todos los estudiantes de doctorado están igual de bien tutorizados. Hay gente que se ve muy sola", reconoce y reitera que el de la investigación no es un camino fácil. "El principal reto es encontrar la financiación que te permita dedicarte a tiempo completo", señala. Y para ello cuentan los méritos del estudiante, pero también los de su director de tesis: "Es importante ir a un grupo consolidado y tener un director con currículo". Además, no todos los contratos abarcan los tres o cuatro años que se dedican a la tesis y a veces tiene que ir "saltando" de uno a otro. 

En su caso, reconoce, tuvo "suerte", puesto que terminó el grado en Medicina en 2022 y en septiembre ya empezó a hacer el doctorado con la directora de su Trabajo Fin de Grado (TFG), Rosa Magallón, a través de un contrato predoctoral de formación en investigación en salud (PFIS) asociado al proyecto europeo que tenía de covid persistente. "Me daba vértigo porque no sabía qué podía aportar a un grupo tan transversal sin haber hecho la especialidad", recuerda. 

Ahora, se encuentra orgulloso del camino recorrido y ya trabajan en la segunda parte del proyecto. Comenzarán el próximo mes, ampliando la cohorte de pacientes con un grupo de fibromialgia, puesto que "tienen unos comportamientos similares a los del covid persistente". 

En la primera parte del trabajo, se recabaron muestras de 180 personas, 75 controles sanos y otros tantos con covid persistente. "El 71,4% eran  mujeres y de cada uno tenemos unas 750 variables", señala. Con todo ello, y en colaboración con la unidad de biocomputación del Instituto Aragonés de Ciencias de la Salud (IACS), elaboraron un algoritmo que permitiría calcular la probabilidad de que una persona contagiada pueda derivar en covid persistente. "Si se encuentran los motivos que lo provocan, se puede dar con dianas terapéuticas", explica. 

Una comparativa de la condición física de los niños

Más difícil lo tuvo Daniel Domingo, quien empezó a plantear su tesis doctoral en 2020, pero no fue hasta tres años después cuando logró un contrato predoctoral, del Gobierno de Aragón, que le permitiera dedicarse al 100% al trabajo que estaba desarrollando en el grupo de investigación GENUD de la Universidad de Zaragoza. "Hay muchos reveses, pero si a alguien le gusta y le ilusiona la investigación, no tiene que dejar de luchar", resalta. Este joven de 27 años ha estado prácticamente hasta ahora trabajando a la vez que sacaba su tesis adelante. 

Su investigación se centra en un comparativa entre la condición física de los niños aragoneses de 6 a 16 años entre los años 1999-2004 y 2020-2025. "Necesitamos un tamaño muestral de al menos 1.059 menores y, en el momento de extraer estos resultados preliminares, habíamos analizado 623", especifica. Lo han hecho en colaboración con varios colegios e institutos, tanto de ámbito urbano como rural. 

Para su sorpresa, de momento, la prevalencia del sobrepeso y la obesidad entre los de 6 y 12 años ha descendido. No obstante, recuerda que son datos "preliminares" y que podrían verse arrastrados por algún centro concreto o por el hecho de que, al ser voluntario, se animen a participar aquellos "con mejor condición física". Pese a ello, el análisis de la resistencia cardiorrespiratoria, que es el "parámetro más relacionado con la salud cardiovascular", parece que ha menguado de manera bastante generalizada, producto posiblemente de un "mayor sedentarismo y peor alimentación". 

Potenciar la creatividad en los institutos

Ana Leonarte también cuenta con un contrato predoctoral del Gobierno de Aragón y es además una de las organizadoras, al igual que Lerma, de este congreso. "Está siendo una experiencia muy grata. Estamos recibiendo comentarios muy positivos", resalta, al tiempo que recuerda que el doctorado, especialmente al inicio, es un "camino complicado". "Es más independiente que la formación académica previa y también un poco solitario", reconoce. 

En su caso, tras estudiar Bellas Artes en Teruel y especializarse, a través de un máster, en el mundo de la educación, comenzó a diseñar un programa para aplicar distintas estrategias creativas en el aula. "Una de ellas parte de una pregunta fantástica como 'qué pasaría si tuviéramos manos de diez dedos'. Y cada uno tiene que crear su propia fase y, a partir de las respuestas, hacen un dibujo", ejemplifica. Tras implantarlo en cuatro centros educativos de Aragón, con alumnado de la ESO, los primeros datos evidencian "una mejora de las habilidades creativas, tanto verbales como figurativas de dibujo". 

"Los docentes también han visto una evolución y un cambio en la percepción de los estudiantes de la creatividad", señala esta joven de 25 años que recuerda que la creatividad va mucho más allá de lo artístico. "Te puede ayudar a solucionar un conflicto y es aplicable en el día a día. Es lo que nos distingue y permite ser diferentes", sostiene. 

Las suyas son solo una pequeña muestra de todas las comunicaciones que se están exponiendo estos días en el campus San Francisco de la Universidad de Zaragoza. En él también habrá un café metodológico, en el que participarán 20 expertos a los que los doctorandos podrán preguntarles cuestiones concretas y que servirá de intercambio de impresiones. Incluso se ha planteado una sesión de yoga y otra de bailes latinos con el objetivo de crear lazos. 

Toda una oportunidad para que los jóvenes investigadores de Aragón y también de universidades como Lérida o Logroño, pertenecientes todos ellos al Campus Iberus, tengan su primera toma de contacto con el mundo de los congresos y muestren sus avances "sin la presión de hablar ante expertos en la materia". 

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