Mir de familia de último año en Aragón: "Los incentivos animan a ejercer en pueblos, si no se pueden quedar sin asistencia"

Víctor Pé de la Riva es uno de los 76 residentes de la especialidad de Medicina Familiar y Comunitaria que el próximo septiembre acaba su formación.

Reunión del consejero Bancalero con los mir de familia el pasado febrero para explicarles el decreto de fidelización.
Reunión del consejero Bancalero con los mir de familia el pasado febrero para explicarles el decreto de fidelización.
Francisco Jiménez

Víctor Pé de la Riva ha hecho su formación como médico interino residente (mir) en los centros de salud de La Almunia de Doña Godina y de Ricla, además del hospital Ernest Lluch de Calatayud. Sabe lo que es trabajar de facultativo en el medio rural y le "gusta". De hecho, este sábado se encontraba de guardia y le tocó acudir a Calatorao. Es uno de los 76 facultativos de la especialidad de Medicina Familiar y Comunitaria que en Aragón finalizarán su formación el próximo 24 de septiembre. Podrá acogerse al decreto de fidelización que acaba de aprobar el Salud.

Sobre la mesa tiene primero la posibilidad de trabajar los últimos cuatro meses, con un alto grado de autonomía, para paliar la carencia de personal durante el periodo estival y facilitar así las vacaciones de los titulares de la plaza. "Creo que estamos realmente preparados para asumir esta función porque en este tiempo no va a cambiar mucho el aprendizaje de nuestras competencias", dice.

Aún así, tiene claro que deben terminar su formación y contar con la supervisión si no de un tutor, sí de un colaborador docente. El Salud contempla la posibilidad de que incluso pueda hacerse por teléfono si se da la circunstancia de que se encuentran en distintos consultorios.

El consejero de Sanidad, José Luis Bancalero, les avanzó algunas de las medidas en una reunión el pasado 27 de febrero, pero están a la espera de conocerlas con detalle. "No hemos visto nada todavía por escrito, que sea oficial, ni hay un listado de puestos a los que incorporarse", señala.

Sobre el plus económico de hasta 10.000 euros al año por quedarse a trabajar en centros de difícil cobertura, cree que este, como otros "incentivos" que se ofrecen, "anima a ejercer en los pueblos, si no algunos pueden acabar quedándose sin asistencia". Entiende la "controversia" que se ha generado y que se reclamen medidas para compañeros que ya están ocupando puestos de estas características.

Este profesional se desplaza diariamente desde Zaragoza a su lugar de trabajo por lo que intenta "compartir coche" con otros residentes o adjuntos. Vive con su pareja en la capital aragonesa, lo que le puede condicionar la elección final de destino, pero su idea, a priori, es quedarse en la Comunidad.

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