¿Por qué llevamos palmas y ramas de olivo el Domingo de Ramos?

Se trata de una tradición con más de 1.500 años de historia y las ramas de olivo bendecidas que se usan se queman en las iglesias para obtener su ceniza, que se usará en una conocida liturgia posterior.

Elaboración artesanal de las palmas para el Domingo de Ramos en la cestería de Antonia Escuer en el Casco Viejo de Zaragoza.
Elaboración artesanal de las palmas para el Domingo de Ramos en la cestería de Antonia Escuer en el Casco Viejo de Zaragoza.
Oliver Duch

Los ramos de olivo, laurel y las palmas blancas que se llevan el Domingo de Ramos rememoran la Entrada de Jesús en Jerusalén que marca el inicio la Semana Santa. Este episodio de la vida de Jesucristo y su recibimiento por una multitud festiva que representa el último momento de alegría antes de la crucifixión, se encuentra narrado en los cuatro evangelios del Nuevo Testamento en la Biblia. 

Pero solo en los de Mateo y Marcos se dice que las personas agitaban ramas de árboles, mientras que en el de Juan se habla de palmeras y en el de Lucas no se halla referencia ninguna a este tipo de ornamentos vegetales. ¿Por qué entonces se usan palmas y olivos para este día? Las palmas y las ramas de olivo son los dos árboles más comunes que habría en Jerusalén y por eso se han adoptado para simbolizar esta tradición.

En las zonas del este de Aragón más cercanas a Cataluña, es habitual que sean los padrinos quienes se las regalen a sus ahijados y en todas las parroquias aragonesas se bendicen al final de las misas del Domingo de Ramos. La mayoría de las iglesias proporcionan igualmente ramas de olivos a los feligreses que no llevan palma para que puedan llevársela bendecida. Las sobrantes, se queman a las puertas de las parroquias la noche del sábado santo, justo antes del Domingo de Resurrección, y la ceniza resultantes es la que se empleará para ungir la frente de los fieles el Miércoles de Ceniza del año siguiente.

Cada Domingo de Ramos muchas familias mantienen la tradición de las palmas y los dulces, una costumbre que ha pasado de generación en generación.

La tradición de llevar palmas el primer domingo de Semana Santa se remonta a siglos atrás, aunque no fue hasta finales del XIX cuando se empezaron a trenzar dando forma a los palmones. Están elaboradas con hojas de palmera tierna que se cubren para que no se pongan oscuras. En Zaragoza, las manos de cesteros artesanos trenzan cientos de palmas cada año en la centenaria cestería de la calle del Temple. Y es que, las palmas trenzadas de forma artesanal son las preferidas de los niños ya que se adornan con lazos, figuritas y golosinas.

El trenzado de las palmas se realiza a mano y son hábiles cesteros quienes transforman las hojas de palma en decoradas filigranas. De ellas, cuelgan todo tipo de golosinas que los niños comerán después de la misa del Domingo de Ramos. El origen de esta tradición también es antiguo. Durante las primeras procesiones que se realizaban en Jerusalén, hace 1.600 años, los fieles colgaban en los ramos de olivo y laurel frutas como símbolo de abundancia. Con el paso de los años estas frutas frescas se fueron transformando en guirnaldas de frutas secas y, más recientemente, en chucherías y golosinas.

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