Las bandas latinas se cuelan en las aulas de Aragón: alertan de 8 posibles casos este curso

Los centros cuentan desde marzo de 2023 con una instrucción del Gobierno de Aragón para prevenir estas situaciones que no solo se han dado en Zaragoza capital.

Algunos rincones de Zaragoza ya tienen la huella de los DDP.
Algunos rincones de Zaragoza ya tienen la huella de los DDP.
Toni Galán

Las bandas latinas captan a niños cada vez más jóvenes para sus filas y muchas veces los reclutan en el entorno de colegios e institutos, donde los chavales pasan tiempo y socializan. Desde marzo de 2023 los centros de enseñanza de Aragón cuentan con una instrucción dictada desde la Dirección General de Planificación y Equidad  para prevenir la presencia de miembros de estos grupos violentos, atajar situaciones en las que los alumnos se acerquen a ellos y ayudar a las víctimas. En lo que va de curso ya se han detectado 7 posibles casos de pertenencia, además de un afectado,  frente a los 11 que se notificaron en todo el pasado año lectivo, según los datos facilitados desde la Consejería. En uno de los recientes se estimó que el menor podía formar parte de una banda a la vez que era víctima de ella.

Todos estos casos se han registrado en la provincia de Zaragoza, cinco en la capital aragonesa y tres en otras poblaciones. Por niveles educativos, 4 son de Secundaria (2 en primero y 2 en tercero), otros 2 de Formación Profesional Básica y 2 en Primaria. Desde Educación se recomienda que, a la vista de la realidad social, se preste atención a las conductas y el comportamiento de los chavales a partir de los 10 y 11 años. 

A estas edades tan tempranas,  alertan los expertos, los niños son reclutados para ganar impunidad penal. Se trata de una época en la que su personalidad está fraguándose y la pandilla a la que pertenecen se convierte en un elemento clave para la configuración de su personalidad.

La Consejería comenta en sus instrucciones que este fenómeno "no es exclusivo de las grandes ciudades, sino que se va extendiendo a localidades más pequeñas e, incluso, al ámbito rural". También subraya que aunque su origen se encuentra en las bandas latinas, este es un concepto que debe ampliarse, ya que se observa que "entre sus integrantes hay adolescentes y jóvenes de diferentes nacionalidades, entre ellos menores vulnerables con desarraigo social y educativo".

Grupos "muy atrayentes" y un "elemento protector"

Las conductas de riesgo que se descubren en las aulas se tienen que poner en conocimiento del equipo directivo. Este, en última instancia, informa de ello a la familia así como a la inspección de educación, a los profesionales de orientación educativa en convivencia escolar y a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. Educación pone el acento en la atención a los progenitores y tutores legales, ya que el "impacto inicial" puede conllevar "situaciones de bloqueo que es necesario atender de forma adecuada y sensible".

Asimismo hace hincapié en este documento en que estas bandas resultan "muy atrayentes" para algunos jóvenes por diferentes motivos, como la "sensación de pertenencia a un grupo", al que sienten como una familia, o por "el poder y el respeto que infunden entre sus iguales, por lo que perciben al grupo como un elemento protector".

Por otro lado, se advierte de que las bandas latinas son "eminentemente machistas", lo que supone que las mujeres no van a ser, normalmente, miembros de pleno derecho, sino que serán utilizadas para llevar a cabo acciones ilícitas. Además, alerta de que en muchas ocasiones son víctimas de agresiones y abusos. "Las bandas se caracterizan por ser estructuras organizadas en las que se genera un incremento de la violencia juvenil y de la violencia de género", aseguran.

Señales de alerta en las aulas

Entre las señales de alerta para los docentes, las instrucciones incluyen indicadores relacionados con el ámbito escolar, social, familiar y personal. Entre otros cambios significativos mencionan la disminución del rendimiento en los estudios, el absentismo sin motivo aparente y la actitud hostil hacia sus compañeros junto a la ausencia de respecto hacia el profesorado. 

Otros indicios motivo de preocupación son los cambios de compañías y amistades y el uso de apodos y sobrenombres para referirse a ellos, además de hacer saludos propios y gestos que suelen responder a una simbología y un lenguaje asociado a las diferentes bandas. La ostentación del liderazgo es otro comportamiento llamativo, que le lleva a intervenir en conflictos en los que se encuentran involucradas sus amistades. Otras señales elocuentes son los cambios de aspecto físico en la vestimenta y complementos con la intención de identificarse con la banda, aunque también se menciona que en estos momentos son poco frecuentes los tatuajes identificativos. 

En el caso de las posibles víctimas, Educación recomienda fijarse también en la caída del rendimiento escolar, el absentismo, el retraimiento y aislamiento social y las autolesiones. La pérdida de autoestima y confianza y los sentimientos de culpabilidad y vulnerabilidad también son síntomas habituales, así como la búsqueda de protección en otros compañeros.

Una vez identificada una posible víctima comienza la protección hacia ella, facilitándole habilidades sociales y de comunicación, ayudándole a mejorar su estima y tener hábitos personales saludables, además de reforzar su sentimiento positivo de aceptación y pertenencia a una comunidad de referencia.

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