Síndrome de Ménière: “Estoy en una situación de borrachera constante”

Este miércoles se celebra el día para la concienciación de la enfermedad de Ménière, un síndrome crónico e incapacitante que afecta a alrededor de 600 aragoneses.

Isabel Baquerizo, afectada por el síndrome de Ménière, en el parque de San Pablo con su perro Lucho, en Zaragoza.
Isabel Baquerizo, afectada por el síndrome de Ménière, en el parque de San Pablo con su perro Lucho, en Zaragoza.
M.O.

Isabel Baquerizo es una médica rural de 63 años que ha trabajado durante más de 3 décadas velando por la salud de los vecinos de la zona de Calamocha, en Teruel. Sin embargo, hace algo más de un año recibió la incapacidad total y permanente para su profesión debido a la enfermedad que padece y que la incapacita para practicar la medicina.

Se trata del síndrome de Ménière. Una enfermedad crónica para la que aún no hay cura, que afecta al oído interno, tanto a la audición como al sentido del equilibrio y cuya causa es de naturaleza desconocida. Se estima que en Aragón hay más de 600 personas que lo padecen y 1 de cada 3.000 españoles están afectados por ella. 

Los principales síntomas que la caracterizan son los vértigos rotatorios, los acúfenos -ruidos que solo escucha el enfermo- o tinnitus y la hipoacusia o pérdida de audición. “Es una enfermedad que no mata pero que produce una gran incapacidad y deterioro de la calidad de vida en la esfera sociolaboral de la persona que la padece. Te cambia literalmente la vida”, dicen desde la asociación Síndrome de Ménière España (Asmes). “La incertidumbre sobre la aparición de las crisis vertiginosas, que no avisan, es fundamental ya que deja en suspenso cualquier actividad programada, ya sean unas vacaciones, tu propia boda o el entierro de tu madre”, señalan en Asmes.

"Es una enfermedad que no mata pero que produce el deterioro de la calidad de vida de quien la padece"

Un cambio de vida total

El día a día de Isabel ha dado un vuelco de 180 grados debido a esta enfermedad. “Mi vida dio la vuelta como si fuese un calcetín”, ejemplifica esta médica que ya no puede ejercer a causa de este síndrome. A ella se lo diagnosticaron en 2019 pero desde hacía ya varios años venía padeciendo algunos de sus síntomas de manera cada vez más frecuente. 

Este miércoles se celebra el día para la concienciación de la enfermedad de Ménière, un síndrome crónico e incapacitante que afecta a alrededor de 600 aragoneses.

“Comencé a tener crisis de vértigos de manera aislada y esporádica. Me daban mareos en los que mi cabeza parecía una centrifugadora”, recuerda Baquerizo. “Son vértigos totalmente inhabilitantes que te dan una sensación de gran inestabilidad y me tenían que ayudar a tumbarme porque no me sostenía”, relata. “Me tenía que quedar muy quieta y a oscuras hasta que pasase". 

"Así estuve varios años hasta que comencé también a escuchar ruidos o tinnitus fluctuantes en mi oído izquierdo”, continúa la afectada. “Con el tiempo, tanto los mareos como los ruidos internos se hicieron constantes. Cada persona puede escuchar algo diferente, el mío es un sonido como el zumbido que deja un concierto de música al salir de él. A veces en más alto y otras menos, pero es muy molesto”, añade. A eso hay que añadir una pérdida de audición en las frecuencias bajas que “me obligó a usar audífonos”, afirma Baquerizo.

Con todos estos síntomas la vida de Isabel fue deteriorándose año tras año hasta que en 2023 su situación en el trabajo era insostenible “no podía atender una urgencia ni conducir cada día hasta Calamocha para trabajar”, confiesa. “En una ocasión vino un hombre que estaba sufriendo un infarto y tuve que avisar al médico del pueblo de al lado porque yo estaba incapacitada para atenderlo”, asevera, por lo que le dieron la incapacidad laboral.

Una baremación igualitaria

Por ese motivo, los afectados piden que “se destinen recursos para la investigación de este mal poco frecuente que, aunque no es grave, sí que es inhabilitante”. Piden también una baremación más igualitaria en el Instituto Nacional de la Seguridad Social (INS) a la hora de determinar las incapacidades laborales, ya que “no hay un criterio uniforme y en algunos casos se les da la incapacidad laboral total a los afectados mientras que en otros sí que están obligados a trabajar con una adaptación del puesto”, critican.

La vida de Isabel en la actualidad se ha limitado mucho debido a la enfermedad. “Me cuesta hasta salir a la calle porque el ruido y el movimiento de los coches me desconcierta, me molesta y aumenta mi sensación de inestabilidad”, apunta la afectada. “Vivo en una situación de borrachera permanente debido a las crisis frecuentes de vértigo que he pasado a lo largo de los años porque, al ser tan continuas, al cerebro no le da tiempo a recuperarse”, indica Baquerizo. 

"Ahora mismo me encuentro como si me hubiese ido de cañas toda la mañana, muy mareada"

“Ahora mismo me encuentro como si me hubiese ido de cañas toda la mañana, muy maredada”, señala. “No puedo conducir y necesito que me lleven si me tengo que desplazar en coche. De hecho, el mío lo he tenido que vender. Hasta atender a mi perro supone ya un esfuerzo físico importante porque a la vez que la sensación de borrachera escucho los ruidos constantes y es agotador”, lamenta.

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