Desde proyectiles de los Sitios a un león rampante: "En el subsuelo de Zaragoza puede salir de todo"

El Centro de Patrimonio Municipal alberga millones de piezas, fragmentos y restos arqueológicos hallados bajo las calles de la ciudad desde hace décadas.

José Juan Domingo, jefe de la sección de Arqueología del Ayuntamiento de Zaragoza, en el taller de Arqueología del Centro de Patrimonio Municipal.
José Juan Domingo, jefe de la sección de Arqueología del Ayuntamiento de Zaragoza, en el taller de Arqueología del Centro de Patrimonio Municipal.
M.O.

Es de sobra conocido que si levantas una piedra - o adoquín- en Zaragoza va a aparecer debajo, casi seguro, un resto arqueológico, sobre todo en el Casco Histórico y en la zona Centro de la ciudad. Un fragmento de cerámica medieval, la estructura de una vivienda romana o vasijas de época musulmana, por ejemplo. 

“Es lo que tienen vivir en una ciudad de más de 2.000 años”, dice José Juan Domingo Frax, jefe de la Sección de Arqueología del Ayuntamiento de la capital aragonesa desde 2017. Este arqueólogo zaragozano es el responsable del control de todos los restos y hallazgos arqueológicos que se producen en las calles, plazas y solares de titularidad municipal de Zaragoza y de los barrios rurales de la ciudad.

El Centro de Patrimonio Municipal del Zaragoza alberga millones de piezas, fragmentos y restos arqueológicos hallados bajo las calles de la ciudad desde hace décadas.

De este modo, está presente también en cualquier obra pública que se lleve a cabo en alguno de estos lugares. “En el momento en el que las máquinas comienzan a trabajar, nosotros estamos ahí para ver si sale cualquier tipo de resto arqueológico y en cuanto sale alguna estructura o material de este tipo, se paran los trabajos”, explica Domingo. “Se limpian ‘in situ’ y se analiza de qué se trata", añade. 

La mayor parte de los restos corresponden a material cerámico de diferentes épocas, estructuras urbanas y restos de viviendas. Entonces “se valora si es necesario seguir excavando por la relevancia del hallazgo o se puede continuar con las obras. Pero, se conserve o no, el material encontrado siempre se documenta de manera exhaustiva”, puntualiza el jefe de Arqueología .

"En cuanto sale cualquier resto arqueológico durante unas obras, se paran las máquinas". 

“Los últimos restos que han salido hace tan solo unos meses en la vía pública fueron los de la plaza de Salamero donde se descubrieron restos de un muro de la casa de Goya. Se paró la obra, se envió un informe a la DGA, se documentaron los restos y quedaron protegidos bajo el asfaltado”, continua.

Y es que en el subsuelo de Zaragoza permanecen tapados casi 80 restos de época romana, medieval, y moderna que fueron encontrados y documentados y que, una vez protegidos, continúan en la actualidad bajo nuestras calles y plazas. Algunos de ellos son: el ya nombrado muro de la casa de Goya, en la plaza de Salamero, los restos del claustro del monasterio de Santa Engracia, que salieron en unas obras de la calle de Joaquín Costa, en 2020, el barrio musulmán que se encuentra bajo el paseo de la Independencia, parte del convento de San Lázaro en el barrio del Arrabal y restos de murallas y cloacas bajo el Coso y otros viales del Casco.

Bajo el subsuelo de Zaragoza permanecen protegidos casi 80 restos arqueológicos de diferentes épocas.

Una parte del trabajo de los próximos meses se centra, precisamente, en la preparación de los proyectos para las grandes obras que hay previstas en el Casco Histórico. La primera de ellas, la de la calle Manifestación, donde se va a sustituir un tramo de tuberías y se van a abrir zanjas para instalar varios servicios a mediados de este mismo año. 

“Es una calle que apenas se ha tocado y si se ha hecho sólo en tramos puntuales por lo que puede salir de todo puesto que toca con parte del Decumano romano, una de las vías principales de Caesaraugusta”, informa Domingo. “Ya hemos hecho un informe previo sobre la zona para saber lo que nos podemos encontrar al comenzar los trabajo porque es un área de riesgo. Pero todo el Casco Histórico es así”, afirma.

Miles de piezas arqueológicas, en estudio

Todos los materiales que se recogen en estas excavaciones se trasladan al taller de Arqueología, una gran sala llena de estanterías con cajas repletas de cerámicas, fragmentos de pinturas y otros restos que están en estudio. Sobre una larga mesa se extienden decenas de piezas limpias e inventariadas, procedentes de la última excavación que se ha llevado a cabo fuera del entorno urbano: en el barrio rural de Alfocea, dentro de un convenio de prácticas con la Universidad de Zaragoza en el que participan varios estudiantes. 

Piezas halladas en la excavación arqueológica de una villa romana en Alfocea, en el Centro de Patrimonio Municipal de Zaragoza.
Piezas halladas en la excavación arqueológica de una villa romana en Alfocea, en el Centro de Patrimonio Municipal de Zaragoza.
M.O.

“Sacamos a la luz una villa romana y todos los materiales que salieron -cerámicas, pavimentos y restos de estructuras- se trasladaron hasta este taller donde se han limpiado, ordenado, inventariado e identificado, para comenzar posteriormente con su estudio y la reconstrucción de las piezas que se encuentran rotas en varios fragmentos”, señala Domingo. “La gente no tiene en cuenta muchas veces que el trabajo de arqueólogo no es solo de campo sino que la mayoría del tiempo es de laboratorio y de investigación”, apunta. 

“En este caso se van a estudiar los materiales que pueden aportar algo de información para conocer mejor esta villa romana. Lo que sabemos hasta ahora es que es un asentamiento rural dedicado a la producción agrícola para el abastecimiento de la Caesaraugusta de los siglos I al III”, prosigue el arqueólogo. La existencia de esta villa se conoce desde finales de los años 70 pero “estaban sin tocar desde entonces por lo que esta nueva excavación va a poder arrojar luz e información de cómo era el entorno rural de la Zaragoza de época romana”, añade. 

Una vez limpias e inventariadas, las piezas que pueden reconstruirse pasan a la Unidad Técnica de Restauración, situada en el mismo edificio. Allí “se hace un estudio previo y se valora la intervención que se va a realizar, se limpian los depósitos ajenos a la pieza y se adhieren los diferentes fragmentos”, explica Pilar Pérez, técnico restauradora municipal. 

La restauradora Pilar Pérez, con una pieza en proceso de restauración, en el Centro de Patrimonio Municipal de Zaragoza.
La restauradora Pilar Pérez, con una pieza en proceso de restauración, en el Centro de Patrimonio Municipal de Zaragoza.
M.O.

“Una vez montada la pieza, se procede a reintegrar las pérdidas de material que, en las piezas cerámicas, se hace con escayola. Posteriormente se lleva a cabo la reintegración cromática en la que se pinta la reintegración de escayola mediante aerógrafo”, continua la Pérez.

Una pequeña muestra, en sus vitrinas

Fuera del taller de Arqueología y de la zona de Restauración, en los pasillos y despachos, las estanterías llenas de cajas continúan formando parte de la decoración del espacio. “El volumen de restos es brutal. Tenemos millones de piezas almacenadas y documentadas. La mayoría se encuentran en una nave industrial y las que hay aquí son solo las que están ahora en estudio”, matiza Domingo.

Varias piezas de cerámica islámica halladas en el subsuelo de Zaragoza, en las vitrinas del Centro de Patrimonio Municipal.
Varias piezas de cerámica islámica halladas en el subsuelo de Zaragoza, en las vitrinas del Centro de Patrimonio Municipal.
M.O.

Varias vitrinas exponen algunas de estos restos encontrados en el subsuelo zaragozano, los mejor conservados y que no han sido trasladados a ningún museo. La mayoría de estas piezas son cerámicas romanas, islámicas y medievales, pero también se exponen cenefas, capiteles, mosaicos y algunos proyectiles de los Sitios. “Uno de ellos salió completo, con la carga de pólvora en su interior y apareció en unas obras de vertido en el Coso”, recuerda. 

Proyectiles de los Sitios de Zaragoza encontrados en diferentes excavaciones arqueológicas, en el Centro de Patrimonio Municipal.
Proyectiles de los Sitios de Zaragoza encontrados en diferentes excavaciones arqueológicas, en el Centro de Patrimonio Municipal.
M.O.

Otra de las piezas más curiosa es un fragmento de cántaro del siglo III en el que puede verse la figura de un león rampante dentro de un escudo. “Es una de las primeras representaciones del símbolo de la ciudad que conocemos”, atestigua. 

Imagen de un león rampante, símbolo de Zaragoza, en una cerámica del siglo XIII depositada en el Centro de Patrimonio Municipal.
Imagen de un león rampante, símbolo de Zaragoza, en una cerámica del siglo XIII depositada en el Centro de Patrimonio Municipal.
M.O.

Y reconoce que el trabajo de arqueólogo "es vocacional". "Se pasa calor en verano y frío cuando te toca excavar en invierno, pero encontrar una pieza del siglo III antes de Cristo o unas herramientas de alfarero del siglo XIV es una chulada y en el subsuelo de Zaragoza puede salir de todo", concluye el arqueólogo municipal.

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