Profesores, sobre el informe PISA: “Los niños llegan a la ESO sin saberse las tablas de multiplicar”

Los docentes aragoneses creen que “Aragón se ha mantenido con dignidad”, pero reconocen que existe un problema en “la exigencia, el esfuerzo y la concentración de los alumnos de secundaria”.

Los alumnos de un instituto de Zaragoza
Los alumnos de un instituto de Zaragoza
A. Alcorta

Hace unos días conocíamos los resultados del último informe PISA que evalúa el rendimiento académico del alumnado de 15-16 años de 81 países y en el que España ha obtenido los peores resultados de su historia en matemáticas, ciencias y lectura.

Aragón, sin embargo, se sitúa por encima de la media española y “se ha mantenido con dignidad”, aseguran desde el sindicato independiente de profesores de la enseñanza pública en Aragón (ANPE). A pesar de ello, reconocen que los resultados no son buenos y que reflejan varios problemas en la enseñanza secundaria. En primer lugar, “los cambios sucesivos de normativa no ayudan y, además, los alumnos pueden pasar de curso con tres o cuatro asignaturas suspendidas, que van acumulando el curso siguiente en lugar de repetir”, critica Teresa Hernández, presidenta de ANPE Aragón. 

A esto se suma “la falta de docentes en algunas materias y la dificultad para cubrir vacantes. lo que hace que el alumnado se quede durante ciertos periodos del curso sin profesor”, explica. “Quienes estudian Matemáticas en la Universidad no se plantean ya dedicarse a la docencia porque cobran más en las empresas. Además, la docencia es dura, por lo que se plantean otras salidas profesionales”, aduce Hernández.

"La docencia es dura y quienes estudian Matemáticas se plantean otras salidas profesionales"

Concentrados, solo durante 5 minutos

A nivel del alumnado también existen problemas. “La capacidad de concentración de los chicos y chicas se ha reducido por el mal uso y el uso abusivo de las pantallas”, afirma. No solo eso. “No son capaces de leer un texto amplio porque están acostumbrados a los textos cortos que ven en redes sociales”, continua la presidenta de ANPE.

“Desde hace unos años los profesores que damos clase a los primeros cursos de la ESO hemos detectado que los niños no son capaces de mantener la atención más de 5 minutos seguidos y se debe al abuso de las nuevas tecnologías”, confirma Pilar Illueca, profesora de matemáticas y jefa de estudios del IES Jerónimo Zurita de Zaragoza. “Sin embargo las clases son de 50 minutos, por lo que nos vemos obligados a intentar retener su atención continuamente”, insiste.

Todo el curso aprendiendo a dividir de nuevo

Es precisamente el área en el que esta profesora da clases, Matemáticas, una de las que ha salido peor parada en el informe PISA. Illueca reconoce que el nivel de los alumnos en esta materia ha descendido en los últimos años. “El cálculo mental ha pasado a la historia y necesitan utilizar la calculadora para cualquier operación por pequeña que sea”, dice.

 “No son capaces de memorizar nada y llegan a 1º de la ESO sin saberse las tablas de multiplicar”, afirma la docente. “Aún con las tablas delante, con fórmulas y calculadora no saben hacer los ejercicios, nos es difícil explicarles nuevos conceptos y no entienden los enunciados de los problemas”, lamenta. “A muchos de ellos les falta la base de Primaria, algunos se han incorporado a mitad de curso o no han estado escolarizados en el sistema español y es muy difícil que puedan engancharse ya”, continua Illueca.

"Aún con las tablas delante no saben hacer los ejercicios y no entienden los enunciados de los problemas"

Y es que los docentes reconocen que “nos centramos más en el alumnado que va flojo y bajamos el nivel de la clase para que no se queden atrás, para intentar reengancharles, dejando en un segundo plano a los alumnos que van mejor, que sabemos que pueden dar más de sí, porque no tenemos apoyos para ello. Cortamos por abajo en lugar de cortar por arriba”, señala Teresa Hernández.

De esta manera “es complicado dar todo el contenido curricular porque nos dedicamos casi todo el curso a aprender de nuevo a dividir, a hacer fracciones y a machacar las ecuaciones y los problemas en 1º, en 2º y en 3º de la ESO”, señala Pilar Illueca. “Por lo que, temas como calcular el área de un polígono se deja siempre para el final del curso y si se da es muy por encima. Un chico de 14 años no sabe hacerlo porque se llena el tiempo de clase en afianzar conocimientos que ya deberían de saber”, lamenta la profesora de matemáticas.

"Hay temas que se da siempre por encima porque dedicamos el curso a afianzar conocimientos básicos"

Cuando corregir en rojo está mal visto

“En los últimos años es patente una falta de implicación de parte del alumnado y una disminución de su esfuerzo que repercute en sus notas”, añade, por su parte, Camino Felices, psicopedagoga y profesora en la Facultad de Educación de la Universidad de Zaragoza

“Parece que con entregar cualquier cosa, cualquier trabajo de clase, ya se les tenga que poner un sobresaliente y esto es porque están acostumbrados a conseguirlo todo sin esfuerzo desde que son pequeños”, explica. “No es que estén menos preparados que antes, sino que hay muchos alumnos que no se esfuerzan lo suficiente”, añade Felices.

Toda esta serie de factores repercute, según los docentes, en los resultados del informe Pisa y en la imagen que tiene la sociedad sobre la educación de los adolescentes. “A veces, la gente puede pensar que hay una menor exigencia académica ahora que antes y puede que sea así, porque hace unos años tenías que aprobar todo para pasar de curso”, recuerda Teresa Hernández.

“Ahora, a los profesores se nos presiona para que nuestros alumnos tengan buenos resultados, para que no pongamos deberes, parece que poner notas está mal visto y hay quien no corrige en rojo para que sus alumnos no se sientan mal”, enumera. “Todo lo que sea generar exigencia y frustración en el alumnado está mal visto”, señala la presidenta de ANPE Aragón. “Intentamos evitar que pasen por determinadas cosas pero la vida real no es así y deberían aprender a esforzarse más para conseguir un aprobado”, añade la docente.

"Todo lo que sea generar exigencia y frustración en el alumnado está mal visto"

Pero, ¿cómo incentivar ese esfuerzo? “Debe de trabajarse desde la infancia y no es una tarea fácil”, indica Camino Felices. “Porque desde pequeños les enseñamos a esforzarse para recibir recompensas externas- como regalos por sacar buenas notas -y no recompensas internas– estar satisfecho y orgulloso consigo mismo por el trabajo que se ha hecho-”, explica. 

“Esa es la motivación que, si se enseña, nunca desaparecerá. De otra manera al final los alumnos se desmotivan, pero es algo muy difícil de conseguir”, concluye la psicopedagoga.

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