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Masones en el siglo XXI en Aragón: "Esto es lo más contrario a una secta"

La Gran Logia de Aragón, una masonería mixta, aglutina a más de 100 hermanos. Sostienen que no hacen proselitismo, ni hablan de temas religiosos ni de política y no discriminan a nadie.

Jesús Aznar, gran maestro de la Gran Logia de Aragón, con el libro de los iniciados, en el que se recoge .a Declaración Universal de Derechos Humanos.
Jesús Aznar, gran maestro de la Gran Logia de Aragón, con el libro de los iniciados, en el que se recoge la Declaración Universal de Derechos Humanos.
Oliver Duch

Es certero el comentario de Jesús Aznar. Nadie pensaría que detrás de la fachada de un pequeño local de la calle de Domingo Ram, en el barrio zaragozano de Las Delicias, estuviera la sede de la Gran Logia de Aragón. "A partir de la entrada, cambia todo", dice el gran maestro mientras se adentra por un pasillo -decorado con cuadros- que lleva a dos grandes salones repletos de simbología masónica. Un compás, un martillo, un cincel, espadas...

"Es un hilo conductor para aprender; nos ayuda a crecer como masones. Por ejemplo, hay una piedra bruta y otra que se va limando; eso nos dice que somos nosotros los que vamos mejorando con el tiempo. No son símbolos secretos", advierte Francisco Latasa, gran orador de la Gran Logia (es decir, la persona que se encarga de que se cumplan los reglamentos internos). Este abogado aragonés apunta que se interesó por la masonería a la vuelta de Estados Unidos. "Al lado de mi trabajo, que era el consulado de España en Boston, había un sitio donde ponía: la gran logia masónica de Massachusetts. Tenían una biblioteca pública, una cafetería donde podías entrar... Me chocaba con lo que me contaba mi abuela: que los masones eran gente muy extraña, que conspiraban... La masonería tuvo mala fama durante el franquismo; aún queda un poco del poso del pasado. A mí me ha llegado ese poso", afirma.

Tanto Aznar como Latasa recuerdan que la masonería existe a nivel global y subrayan que en países como Francia, Estados Unidos o Bélgica (por citar tres) ser masón es algo positivo. Hace unos días, la capital aragonesa fue escenario de un evento relevante: grandes logias, grandes orientes y otras obediencias masónicas de varias regiones de España, Andorra, Francia, Italia y Portugal firmaron el 'Manifiesto de Zaragoza', un documento histórico para la masonería en el continente que supone la creación de la Confederación de Obediencias Masónicas Regionales de Europa. "Hemos sido capaces de crear una organización que tenga como meta unir a los masones de Europa. La sede está aquí; nos reuniremos una vez al trimestre de forma telemática y una vez al año habrá una asamblea", avanzan.

Por su parte, la Gran Logia de Aragón-Gran Oriente de Aragón celebra tres reuniones al año, aunque las ocho logias a las que engloba (seis de Zaragoza, una de Huesca y otra de Teruel) lo hacen una vez al mes por separado. En total superan los 100 hermanos masones (con edades comprendidas entre los veintitantos y más de 80), de los cuales un 15% son mujeres. Se fundó hace 15 años, se financia "exclusivamente" a través de sus afiliados (pagan una cuota mensual), no hacen proselitismo, no hablan ni de temas religiosos ni de política y no discriminan a nadie (ni por profesión, situación social, ideologías o creencias). Además, cuando una persona es iniciada asume -"en libertad"- no revelar la identidad de otro hermano, salvo que él diga que no le importa. En lo que va de año se han incorporado 11 nuevos miembros, lo que evidencia que hay "mucho interés" por acercarse a la masonería en la Comunidad. "Mayoritariamente sumamos más que en cualquier otro grupo masónico que esté en Aragón", observa Aznar.

"Si todos saliéramos en una orla, la gente se sorprendería de la variedad de personas que hay en la Gran Logia de Aragón" 
"La masonería no es un 'lobby'  ni lo pretende"

Francisco Latasa, que también es presidente de la logia zaragozana Conde de Aranda, subraya que si todos los hermanos/as salieran en una orla la gente se sorprendería de la variedad de personas que aglutina. "Catedráticos universitarios, funcionarios, militares, policías, guardias civiles,  autónomos, gente de empresas, de la política... El común denominador de todas ellas son unas ganas de aprender, una tolerancia y una forma de escuchar. Eso es lo bonito de esto. Y la masonería no es un 'lobby' ni lo pretende", resalta.

Jesús Aznar (i) y Francisco Latasa en la sede de la Gran Logia de Aragón, este lunes en el barrio zaragozano de Las Delicias.
Jesús Aznar (i) y Francisco Latasa en la sede de la Gran Logia de Aragón, este lunes en el barrio zaragozano de Las Delicias.
Oliver Duch

Jesús Aznar -ejecutivo del sector financiero ya jubilado- descarta que sean un grupo elitista. "En la masonería tiene cabida cualquier profesión, desde la más humilde a la más alta. Y tenemos varios hermanos judíos, algunos ateos, otros agnósticos... No somos anticlericales; el que viene acaba siendo más espiritual que antes. Y aquí no hay libros para adoctrinar a nadie. Esto es lo más contrario a una secta. La masonería es una escuela de formación del ciudadano", asegura.

"La masonería es una escuela de formación del ciudadano"
"Lo importante para nosotros es la calidad humana de la persona. Este es un lugar de reflexión donde el masón intenta a lo largo de su vida reflexionar sobre sí mismo y hacer de una persona buena una mejor"

El gran maestro explica que la Gran Logia de Aragón se estructuró de acuerdo a una masonería del siglo XXI ("y eso siempre ha creado un polo de atracción", sostiene) y lo que le diferencia de otras es que trabajan por la humanidad. "Otros grupos masónicos cuando se reúnen dicen que lo hacen a la gloria del gran arquitecto del universo. Todas las personas que llaman a nuestra puerta se preocupan por los valores; lo importante para nosotros es la calidad humana de la persona. Trabajamos por la libertad de conciencia, por los derechos humanos, los valores democráticos, el respeto al contrario y los valores siempre de unir, donde la palabra y el entendimiento sean el vehículo para buscar la paz y la armonía entre las personas", informa.

Señalar que para entrar en la Gran Logia de Aragón, los interesados pasan una entrevista y deben escribir un trabajo sobre 'los valores en la sociedad actual, un reto para buscar soluciones'. "Este es un lugar de reflexión donde el masón intenta a lo largo de su vida reflexionar sobre sí mismo y hacer de una persona buena una mejor. Este es otro de los objetivos", añade Aznar. Asimismo, cuando se reúnen cualquier hermano que lo desee escribe un trabajo (una plancha, en términos masónicos) de cada encuentro. Después se cuelgan (sin nombre) en su página web. "Tenemos un listado de trabajos muy amplio; es lo que más se visita".

A Aznar la masonería le ha aportado sobre todo saber escuchar y ponerse en el lugar del contrario para poder comprenderlo mejor. "Y, seguramente, así llegar a encontrarnos y poder acabar con un choque de manos", ahonda. Mientras, a Latasa le ha dado tranquilidad y paciencia en su trabajo y en su día a día. "Sobre todo aquí se escucha; en cada tema que sale de debate solo tienes una oportunidad de  hablar. Eso te enseña a reflexionar, a oír muchas opiniones y respetar a la otra persona. Se aprende mucho de muchas cosas", destaca.

Todo ese aprendizaje no cae en saco roto. Ambos recuerdan que masones a título personal fundaron la Cruz Roja o los juegos olímpicos modernos, por poner dos ejemplos. "También los Boy Scouts tienen mucha influencia masónica. El masón, dentro de llevarse lo mejor, lo aplica en su vida diaria consciente o inconscientemente. Eso hace que se vaya generando una serie de valores de libertad, igualdad, fraternidad, etc", concluye el gran maestro de la Gran Logia de Aragón.

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