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Dos aragonesas, en el podio mundial del 'ultimate frisbee'

La zaragozana Lucía Benedicto y la montisonense Jennifer Sorinas se han colgado el bronce con la selección española en el Mundial disputado el fin de semana en California.

Lucía Benedicto y Jennifer Sorinas, con las medallas obtenidas el pasado fin de semana.
Lucía Benedicto y Jennifer Sorinas, con las medallas obtenidas el pasado fin de semana.
Heraldo

Los datos son reveladores. "En España somos solamente mil jugadores censados entre 'ultimate' y 'disc golf', mientras que en Estados Unidos hay más de un millón de deportistas", explica la joven zaragozana Lucía Benedicto. Eso no ha sido óbice para que la selección española vuelva del campeonato Mundial de Ultimate con tres medallas, una de ellas un bronce con decidido sabor aragonés.

La Federación Española de Disco Volador (FEDV) todavía está tratando de asimilar el éxito en el campeonato disputado en la idílica playa de Huntingon (California, Estados Unidos) entre los pasados 1 y 5 de noviembre. La selección femenina española conquistó el bronce tras una emocionante victoria sobre el equipo de Filipinas, con un marcador final de 11-8. "Esta victoria simboliza no solo el talento y la determinación del equipo femenino, sino también su posición como una de las potencias emergentes en el panorama internacional de 'ultimate' playa", explican desde la federación.

La selección española femenina de 'ultimate frisbee' en Hunington.
La selección española femenina de 'ultimate frisbee' en Hunington.
Heraldo

Una de las integrantes del equipo es Lucía Benedicto, zaragozana a punto de cumplir los 24 años, que suele entrenar en el campus San Francisco con el equipo Zierzo Ultimate Zaragoza. "Estamos muy felices ha sido un año de esfuerzo y de vivir para esto: entrenar, descansar, vigilar la alimentación… La medalla lo compensa", dice Benedicto que, no obstante, acaba el torneo con un sabor agridulce porque "creíamos que podríamos haber alcanzado el segundo puesto, pero conforme pase el tiempo nos daremos cuenta de que el bronce tiene un mérito increíble", dice la joven que es trabajadora social.

Su compañera de equipo Jennifer Sorinas, montisonense de 32 años, también tiene sensaciones encontradas similares: "Ya nos habíamos enfrentado dos veces a Canadá en el campeonato y en ambas habíamos dominado los partidos. A las semifinales yo iba confiada que íbamos a poder pasar, pero nos pusimos nerviosas y nos falló un poco la cabeza", comenta Sorinas, que vive desde hace cuatro años en Suiza. "Esto es lo que pasa con selecciones que tienen apoyo detrás. En España el ‘ultimate’ es un deporte aún autogestionado y eso se acaba notando también cuando compites. A pesar de todo, creo que con este bronce mundial hemos conseguido posicionarnos como potencia", afirma Sorinas.

Jennifer Sorinas, durante uno de los partidos disputados en California.
Jennifer Sorinas, durante uno de los partidos disputados en California.
William Brody Brotman

Las aragonesas aún están con "las emociones a flor de piel", y confían en que la proeza sea un acicate para el 'ultimate' en España y este campeonato "sirva de referente para las generaciones que vienen". "También ha sido muy emocionante e importante el apoyo de toda la gente desde casa, que han estado siguiendo los partidos en directo. En mi caso, mis compañeros de Zierzo se han volcado y han estado viendo todos los partidos. Aunque fueran de madrugada han quedado para verlos todos juntos y animar", cuanta Benedicto.

Sorinas, a sus 32 años, lleva ya siete jugando a 'ultimate' y esta era la tercera vez que jugaba convocada con la selección, “pero la primera que llegamos tan alto”, apunta. "Lo voy a celebrar comiendo y bebiendo porque desde que me llamaron he estado haciendo dieta estricta y practicando deporte todos los días para prepararme. Ahora toca descansar y comer bien rico", afirma, al tiempo que cuenta que, como está en sus vacaciones, aprovechará el haber cruzado el charco para quedarse unos días más en Estados Unidos y hacer un ‘road trip’ por California recorriendo el Big Sur.

España ha conseguido en los mundiales de Huntington Beach medalla en las tres categorías que se han disputado (open, women y mixto), mientras que Estados Unidos, jugando en casa y en donde -insistimos- hay más de un millón de jugadores, se ha tenido que conformar con dos. La selección española mixta se alzó con la plata tras un impecable torneo en el que ganó todos los partidos clasificatorios y su único revés llegó en la final contra Francia por un ajustado 9-12. En la categoría open (lo que viene a ser la masculina), España también se llevó la plata tras una serie de contundentes victorias que sólo se vio truncada en la final contra Estados Unidos, que se perdió por 13-7. 

Los jugadores de España, momentos antes de comenzar un partido.
Los jugadores de España, momentos antes de comenzar un partido.
William Brody Brotman

Desde la Federación destacan "la calidad y un nivel de juego dignos de elogio" y vuelven a solicitar el reconocimiento del Consejo Superior de Deportes, que bien podría cambiar de parecer gracias a estos recientes logros. El 'ultimate' nació a finales de los años 60 en Estados Unidos y, actualmente, se juega en más de 80 países, contando con aproximadamente ocho millones de jugadores y el reconocimiento del reconocido por el Comité Olímpico Internacional (COI)

Respecto a España, ya hay cerca de 50 clubes pertenecientes a la Federación y, a pesar de ser un deporte minoritario, comienza a coger fuerza en los patios de las escuelas por los valores de convivencia y juego limpio que promueve: "Lo más destacado es el ambiente de equipo. Lo que nos une es hacer comunidad, hablar entre nosotros, y disfrutar de un juego que aporta alegría", comentan los jugadores, poniendo el acento en que una de las peculiaridades del 'ultimate' es que no tiene árbitro: son los participantes los que reconocen las infracciones. El 'frisbee' es el protagonista de un juego que consiste en pasarse el disco volador de un participante a otro para anotar un gol. Mientras se tiene el disco en la mano uno no se puede mover, lo que hace que el dinamismo en los pases y las posiciones de quienes no llevan el disco sean claves. Se puede jugar en césped o en playa, permite tantos cambios de jugadores como sea voluntad de los equipos y el campo ha de medir 100 metros de largo y 37 de ancho. En cada extremo hay una zona delimitada y se gana un punto cada vez que el atacante consigue recibir el 'frisbee' en dicho espacio del contrario.

“Es un momento de celebración para todos los atletas involucrados en este deporte que han trabajado incansablemente para alcanzar este nivel de exigencia”, dicen en la FEDV, mientras Sorinas rubrica: "Estamos muy felices. Solo el ir a Estados Unidos a competir ya es un regalo y poder enfrentarse a selecciones de todo el mundo es algo soñado cuando te conviertes en jugador de cualquier deporte. Ojalá esto sirva para que el 'ultimate' siga creciendo e inspire a más mujeres a competir".

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