Tercer Milenio

En colaboración con ITA

entrevista 

Jesús Arauzo: "Cada euro metido en investigación se exprime más que un limón"

El nuevo director del I3A defiende el gran valor que aportan los investigadores en la Universidad de Zaragoza  

Jesús Arauzo, nuevo director del Instituto Universitario de Investigación de Ingeniería de Aragón (I3A), ante la estatua de Joaquín Costa.
Jesús Arauzo, nuevo director del Instituto Universitario de Investigación de Ingeniería de Aragón (I3A), ante la estatua de Joaquín Costa.
Guillermo Mestre

El nuevo director del Instituto Universitario de Investigación de Ingeniería de Aragón (I3A), Jesús Arauzo, es un catedrático de Ingeniería Química de la Universidad de Zaragoza, de 65 años, que ya estuvo entre 2004 y 2008 al frente de la OTRI (Oficina de Transferencia de Resultados de Investigación). 

¿Qué supone asumir la dirección del I3A para un catedrático con una carrera muy dilatada?

Ha sido una situación sobrevenida. La dirección anterior del instituto I3A, que llevó Pablo Laguna y con gran éxito, vio que no había sustituto y él me lo propuso, junto a otros compañeros. Me resistí porque estaba muy comprometido con la Agencia Estatal de Investigación de Energía y Transporte, pero mi tiempo allí estaba acabándose por normativa. Ahora podía echar una mano en la Universidad de Zaragoza.

¿Qué potencial tiene el I3A con sus proyectos de investigación?

El I3A es uno de los institutos más fuertes de la Universidad de Zaragoza. Por la idiosincrasia de la ingeniería, es un motor muy importante dentro de la sociedad aragonesa. Somos más de 500 personas, con 34 grupos de investigación, y tenemos 348 proyectos en marcha en los datos del año pasado. Aquí se han publicado 350 artículos de investigación y nuestro presupuesto es entorno a 22 millones.

¿De los 22 millones, cuántos proceden de la Unión Europea?

Siete millones son proyectos europeos, otros siete están vinculados a trabajos con la industria y otros seis o siete son de ámbito nacional. El I3A es un instituto muy consolidado, con 21 años de experiencia, y transversal, con grandes cooperaciones entre los grupos de investigación. Estamos en ámbitos muy emergentes como en la ingeniería biomédica, la tecnología de comunicación, la economía verde y circular, con ámbitos como el procesado y el reciclado. La tarea es crear lazos para que haya sinergias entre los equipos de investigación, facilitando oportunidades a los jóvenes investigadores, que son nuestro futuro.

¿Se necesita rejuvenecer la gestión de la investigación?

Para mí es un honor este puesto en el instituto, pero tengo 65 años y creo que tienen que venir más jóvenes con ilusión de acometer esta gestión. El problema es que el mercado industrial no nos hace atractivos para ellos. Hay que adecuar los salarios que pagamos a los investigadores de la Universidad, porque de lo contrario no somos competitivos. Hay que intentar darle la vuelta al calcetín.

¿Cómo se consigue ese cambio laboral para los investigadores?

Con mayor libertad, porque competimos en una economía global bajo el paraguas de una Administración pública y jugamos en desventaja, ya que el equipo contrario (las empresas) tiene el doble de jugadores, y ese es el problema.

¿Aragón puede ser líder en la investigación en algún sector?

Cuando yo dirigí la OTRI (Oficina de Transferencia de Resultados de Investigación) hace tiempo, una persona me dijo si pretendíamos ser el MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts) y le recordé que Ortega y Gasset dijo: «Solo cabe progresar cuando se piensa en grande, solo es posible avanzar cuando se mira lejos». Yo pienso en grande y tengo que mirar de lejos. La dirección del I3A se coloca en la frontera de 2030, una fecha clave de muchos protocolos para España, con el medio ambiente, la descarbonización de la atmósfera o vencer el cáncer. Zaragoza es una de las ciudades comprometidas con la sostenibilidad y somos una de las cien que va a aplicar ese protocolo. El reto para la sociedad aragonesa es brutal y nosotros, el instituto, estaremos aportando lo máximo. Somos servidores públicos, como funcionarios.

¿Un investigador debería ser tan valorado como un futbolista?

Todos nos acordamos de lo que ha pasado con el covid. La gente piensa que las vacunas se generaron en dos o tres meses; ¡con los años que llevaban de investigación bajo páramos de ascetismo! Estamos siempre bajo vigilancia porque cada euro que se invierte en investigación se exprime más que un limón. Por poner un ejemplo, ¿cuántos años lleva Carlos Martín Montañés con la vacuna de la tuberculosis? En 2004 ya estaban con eso. Es admirable y esta sociedad tiene que reconocerlo.

"Somos atractivos como país y también como región. Eso hay que ponerlo en valor. Mientras no tengamos esta altura de miras o perspectivas competimos en desventaja"

Usted ha trabajado en proyectos sobre biocombustible con la empresa Boeing. ¿Quiere trasladar ese ejemplo?

El instituto I3A es muy atractivo y trasversal; permite generar sinergias, donde hay una red de investigadores que puede dar una respuesta global al problema de cualquier empresa que viene y se encuentra con 34 equipos de investigación, no uno. Los ámbitos que se investigan no son monolíticos. El problema es poder absorber todo el trabajo que nos llega y algunos investigadores están desbordados. Nos faltan colaboradores y estamos supliendo esa carencia con la incorporación de talento desde Iberoamérica, países asiáticos, Australia, etc.. Somos atractivos como país y también como región. Eso hay que ponerlo en valor. Mientras no tengamos esta altura de miras o perspectivas competimos en desventaja.

¿Haber estado en una empresa privada como Abengoa le facilita una relación más estrecha desde la Universidad?

Haber estado en investigación en una empresa privada permite analizar la demanda en I+D+i desde una perspectiva diferente; cómo abordar y analizar los proyectos y eres consciente de los plazos, de lo que envía la empresa y de lo que te reclama. Es una ventaja que tenemos y esa doble visión ayuda porque has sido proveedor y cliente.

¿La colaboración con ingeniería de Biomedicina puede llevarles a que llegue esa carrera a la Universidad de Zaragoza?

La investigación en Biomedicina es muy potente y vamos a impulsarla porque va a ser cada vez más importante en la sociedad, pero decidir si se va a incorporar esta titulación no está bajo mi competencia. En estos momentos hay sectores críticos como la salud, el medio ambiente y la economía circular. He estado en la Unión Europea, en el ámbito de las ciudades inteligentes y sostenibles, y son claves en estos momentos.

"Un investigador de prestigio que habla varios idiomas que se mueve por el mundo no creo que deba estar arrastrándose para conseguir un contrato medio en España"

Sus tres hijos han salido de Aragón para estudiar y hasta para trabajar. ¿Es un paso definitivo para la evolución de los estudiantes aragoneses?  

Todo egresado o estudiante, tras acabar un master es conveniente que salga fuera (de Aragón) y tenga otra perspectiva. Yo me fui en los años 90 a Canadá y la visión que obtienes de la investigación, como forma de trabajo, es muy importante. El mejor favor para los chicos es que aprendan fuera todo lo posible porque la mochila de la vida hay que llevarla cargada de todo: idiomas, conocimiento, movilidad, capital humano, economía… Su mundo es global y hay que afrontarlo desde la familia. El reconocimiento de los chicos que van fuera (a EE. UU., Alemania e Irlanda) y la respuesta que reciben en formación y sueldo no es la misma que en muchas empresas de aquí. Por eso, los muchachos los ven como más atractivo. Aquí el doctorado no está suficientemente valorado y no podemos tener a ingenieros con master que les recompensan con 1.400 o 1.500 euros; y eso es casi un éxito. Un investigador de prestigio que habla varios idiomas que se mueve por el mundo no creo que deba estar arrastrándose para conseguir un contrato medio en España. Los tiempos para los investigadores son largos.

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