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Única superviviente de la discoteca Flying: “Lo que ha pasado en Murcia me trae demasiados recuerdos dolorosos”

La tragedia de la discoteca de Murcia que ha dejado 13 muertos remueve los recuerdos de la única víctima superviviente y de los vecinos de la Magdalena que reviven lo ocurrido en Zaragoza en 1990.

43 personas murieron en la discoteca Flying. La noche del sábado 14 de enero de 1990 debería haber sido de fiesta, pero se convirtió en una de las más trágicas. Las víctimas y sus familias, personas humildes en su mayoría, apenas fueron resarcidas por los que la Audiencia estimó responsables del incendio: el dueño y el encargado, que no dio la voz de alarma.
43 personas murieron en la discoteca Flying. La noche del sábado 14 de enero de 1990 debería haber sido de fiesta, pero se convirtió en una de las más trágicas. Las víctimas y sus familias, personas humildes en su mayoría, apenas fueron resarcidas por los que la Audiencia estimó responsables del incendio: el dueño y el encargado, que no dio la voz de alarma.
Heraldo

Los medios de comunicación echaban fuego el pasado domingo para informar, minuto a minuto, del incendio que tuvo lugar a las 06.00 en la discoteca Teatre de Murcia y que ha costado la vida a 13 personas, además de dejar varios heridos que tuvieron que ser trasladados a los hospitales.

Todo el país estuvo pendiente de lo que estaba pasando, todos seguimos la información. Todos, excepto Lourdes Pérez Pérez, la única superviviente del incendio de la discoteca Flying de Zaragoza hace 33 años. “En cuanto vi las imágenes de lo que había pasado en Murcia cambié de canal de televisión porque me vienen muchos recuerdos dolorosos”, dice esta mujer, la única que pudo ser rescatada con vida del trágico suceso que dejó 43 víctimas mortales, entre ellas, su hermana mayor. 

“Yo entonces tenía 21 años y mi hermana 33”, apunta Lourdes, que ha preferido no ser fotografiada. Cuando su hermana murió en la discoteca, “dejó una hija de 2 años a la que hemos cuidado entre toda la familia. Ahora, a sus es 35, es ya una mujer hecha y derecha que lleva su vida”, señala la víctima.

Es inevitable que un suceso como el de Murcia remueva sentimientos y recuerdos que siguen presentes.

Para ella, resulta inevitable que un suceso como el de Murcia remueva sentimientos y recuerdos que siguen muy presentes. “Aunque ha pasado mucho tiempo, son cosas que siempre tienes ahí, que no se olvidan”, afirma Pérez. Por ese motivo, “no quise saber nada de lo de Murcia y estuve todo el día sin ver la televisión ni escuchar la radio”, continua Lourdes. Todo para evitar que su cabeza regresase a esa noche.

Un fatídico comienzo de 1990

El incendio de la discoteca Flying se produjo recién entrado el primer año de la década de los noventa. En la madrugada del 14 de enero de 1990. En la discoteca, situada en el barrio de la Magdalena de Zaragoza, entre las calles de Don Teoblado y de la Trinidad, había 70 personas. El desencadenante del incendio fue un fallo de origen eléctrico que se propagó con rapidez por la instalación e inundó el recinto de una gran cantidad de humo que impidió que las víctimas pudiesen salir. 

Lo intentaron por las escaleras de emergencia, pero los gases tóxicos que desprendió el fuego se propagaron con rapidez y cuando los bomberos pudieron acceder, encontraron la mayoría de cuerpos, ya sin vida, desplomados sobre las escaleras. Los 43 fallecidos se intoxicaron por la inhalación de ácido cianhídrico y monóxido de carbono, dictaminaron fuentes oficiales. 

"Intento no mirar demasiado al lugar donde estaba la discoteca, aunque ahora está muy distinto"

Solo hubo un traslado al Hospital Miguel Servet, el de Lourdes. La única persona que pudo ser rescatada con vida. “Me costó años poder volver a pasar por esa calle y, afortunadamente, no tengo que hacerlo muy a menudo. Cuando me ocurre intento no mirar demasiado al lugar donde estaba la discoteca, aunque ahora está muy distinto a como era en 1990”, explica Lourdes Pérez. “En la actualidad hay un bloque de pisos y tampoco está ya la puerta de entrada”, asevera la víctima.

Enrique Pérez, vecino de la calle de Don Teoblado, ayudó a la Policía a sacar algunos de los cuerpos de la discoteca Flying de Zaragoza.
Enrique Pérez, vecino de la calle de Don Teoblado, ayudó a la Policía a sacar algunos de los cuerpos de la discoteca Flying de Zaragoza.
M.O.

Una imagen aún nítida entre los vecinos

Quienes tampoco han podido olvidar lo ocurrido son los vecinos de la zona. “Cuando escuché el domingo lo del incendio de Murcia pensé: ‘Ya ha pasado lo mismo que en la Flying’”, aventura a decir Enrique Pérez, un jubilado de 89 años que este lunes comentaba el suceso con otro vecino frente a lo que un día fue el local de ocio siniestrado.

“Recuerdo lo que pasó esa noche de manera muy nítida. Son imágenes que se le quedan a uno en la retina”, afirma Pérez, que ayudó en las labores de rescate de los cadáveres tras el incendio. “Mi hija había salido esa noche por ahí y llegaba a casa a la misma hora en la que acudían los Bomberos y la Policía a la puerta del local”, recuerda. “Estaba muy alterada y asustada. Nos despertó a todos y nos contó lo que había pasado”, continua este vecino de la calle de Don Teobaldo. 

"Ayudé a la Policía a sacar 4 cadáveres. Estaban todos los muertos en fila sobre la acera"

“Yo conocía bien a los propietarios y bajé rápidamente a ver qué pasaba”, añade este octogenario. “Había muchísimas ambulancias y coches de Policía. Como tenía un curso de primeros auxilios me ofrecí a ayudar y entré con los agentes”, apunta Pérez. “Vi a personas que se habían muerto por los gases, todavía sentadas en los sillones y con los vasos en la mano. Fue terrible”, asegura. “Saqué cuatro cadáveres y recuerdo que estaban todos los muertos en fila sobre la acera”, explica, mientras señala con el dedo las calles de la Universidad y de la Trinidad.

Las medidas más restrictivas de España

Lo que pasó en la Flying supuso un punto de inflexión en las medidas de prevención de incendios para las discotecas y bares de la ciudad. “Por suerte en Zaragoza aprendemos de nuestros errores y a raíz de a Flying se tomó la decisión de aumentar las restricciones en la ordenanza municipal contra incendios”, dice Eduardo Sánchez, jefe del Servicio de Bomberos de Zaragoza.

"Tenemos la ordenanza contra incendios más restrictiva de país en lo que a las discotecas se refiere"

“Tenemos la ordenanza contra incendios más restrictiva de nuestro país en lo que a las discotecas y bares se refiere”, insiste Sánchez. En este sentido, mientras que la normativa estatal obliga a instalar un sistema automático de detección de incendios, humo y calor en todas las discotecas y bares que superen los 1.000 metros cuadrados, la ordenanza municipal reduce la superficie a 200 metros cuadrados, es decir “que en cualquier discoteca que abra en la ciudad tiene que haber detectores de incendios”, señala el jefe de los Bomberos de Zaragoza.

No solo eso. “La experiencia de la Flying nos demostró que las zonas más peligrosas son las que el ojo no ve. Si se produce un incendio en ellas no nos damos cuenta y cuando se detecta el fuego está ya muy desarrollado, por lo que la normativa municipal obliga a instalar detectores en cualquier falso techo y falso suelo que exista mientras que en la norma nacional no es obligatorio si el falso techo no supera los 80 centímetros”, informa Sánchez.

La ordenanza municipal de protección contra incendios de Zaragoza es una de las más restrictivas de España, precisamente por las medias que se aplicaron después del incendio de la Flying y el Hotel Corona de Aragón. Sólo La Coruña y Barcelona están al mismo nivel, pero “en lo que respecta a discotecas en la más restrictiva de las tres”, insiste el jefe de los Bomberos de la ciudad.

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