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Así trabajan los perros que buscan víctimas en el terremoto de Marruecos
La Unidad Militar de Emergencias de la Baes y los Bomberos de Zaragoza llevan seis animales para detectar supervivientes a través del olor humano.
Los buscadores de víctimas en el terremoto de Marruecos de la Unidad Militar de Emergencias (UME) y de los Bomberos de Zaragoza han trasladado hasta allí a seis perros adiestrados con sus respectivos guías caninos. Estos animales son los más protegidos de todo el material que llevaron el pasado domingo desde la Base Aérea de Zaragoza en el avión A400M del Ala 31. Han acudido a varios pueblos desde su campamento de Amizmiz, una localidad situada a 45 kilómetros al sur de Marrackech, a la búsqueda de las víctimas vivas, aunque de momento no han conseguido detectar supervivientes.
Los expertos en estos animales, como el cabo primero de la Guardia Civil Antonio del Puerto, detalla que su valor fundamental es estar especializados en "detectar el olor de las personas" que hay en edificios destrozados. Estos perros, de la raza pastor belga malinois, son fundamentales para facilitar los salvamentos de los militares o los bomberos.
"Los perros son más efectivos que cuando se hace callar a todo el mundo y se mete un sonar en los huecos de las casas. En Marruecos todas son de adobe y apenas existen esos espacios. En otros terremotos o desplazamientos de tierra hay más espacios y allí meten ese aparato para ver si detectan ese ruido", compara las dos alternativas.
El guía de perros de la Guardia Civil, que trabaja con sus compañeros de la UME en la Base, explica que estos animales "son adiestrados y educados" para que puedan señalar si hay "olor humano". "En el terremoto están buscando el hedor corporal de una persona viva, sobre todo, y lo detectan en la superficie por los huecos que tienen", explica.
Del Puerto apunta que "en el 99% de las búsquedas de los supervivientes" se utilizan más los perros frente al método del sonar como detector. Aun así, el equipo de la UME destinado en Marruecos está dotado, junto a los cuatro perros, con geófonos (micrófonos para detectar sonidos bajo tierra) y pértigas con cámaras, que se meten en los huecos de los escombros de las casas para localizar y visualizar a las personas.
Dificultades de encontrar vivos
El cabo detalla que el método que utilizan es "cuadricular la zona" antes de enviar el animal para revisarla. Así realizan "una batida" de la zona derrumbada. "Es muy difícil que encuentren allí supervivientes con el derrumbe y aplastamiento" que se ve. "El adobe de esas viviendas sería como nieve porque esas personas no deben tener lugar para respirar. La polvareda o el humo que se forma también (con el seísmo) dificulta a los supervivientes con el derrumbe y aplastamiento ya que también pueden morir por asfixia", valora.
En el último terremoto que participaron los expertos de la UME en Turquía el pasado mes de febrero salvaron a una madre y dos hijos, después de estar atrapados 228 horas bajo los escombros, y hubo rescates hasta once días después del seísmo. "En Turquía había más huecos de vida al tener vigas de hormigón o de hierro, pero en Marruecos no existe esta construcción, al ser de barro y piedras", lamenta.
En su experiencia recuerda haber intervenido en un derrumbe próximo del Museo del Fuego en Zaragoza, hace quince años, o el más reciente de la caída de otro edificio en Borja. "Zaragoza no es una zona sísmica de alto riesgo. Cuando hay un terremoto hay especialistas con las maletas hechas en Madrid con el material disponible", menciona Del Puerto.
La importancia del guía canino
A la hora de preparar a los animales, el cabo explica que deben realizar a menudo "prácticas" y "simulacros" pero es difícil encontrar escenarios similares como el que existe en la Escuela de Protección Civil en Madrid, que se utiliza para abordar una respuesta a los terremotos.
En cuanto al tipo de perro para estas actuaciones, la UME y la Guardia Civil apuestan por el pastor belga malinois. "Antes era el pastor alemán y ahora se lleva esta raza que procede de Francia, ya que se comprobó que tiene más instintos y actitud, y se cansan más tarde que los demás. Ahora, casi un 80% de los que se utilizan en este trabajo son así", detalla Antonio del Puerto. Los animales proceden del Centro Militar de Cría Caballar de Ávila a particulares.
"No todos los perros pueden servir. Te aseguras más si conoces el árbol genealógico y, ademas, en una misma camada no son iguales. Hay que trabajarlos bastante y hay un factor humano importante, los guías caninos, que se preocupan del animal", completa.
Aunque se adiestran desde que son cachorros, empiezan a hacer pruebas cuando ya cumplen cinco o seis meses. "Con un año y medio ya están maduros trabajar en estas unidades especializadas hasta los 8 o 9 años, en función de su estado físico", concluye.
