Fiestas y hurtos, combinado perfecto

La Policía alerta a la ciudadanía para que tome precauciones en las aglomeraciones típicas de los actos festivos que se celebran en muchas localidades de Aragón.

Fiesta en el último concierto de Romeo Santos en Zaragoza el pasado 28 de julio.
Fiesta en el último concierto de Romeo Santos en Zaragoza el pasado 28 de julio.
Francisco Jiménez

Los feriantes van de feria en feria y los carteristas, también. Grupos itinerantes se desplazan durante estos días por toda España buscando las fiestas más concurridas y las mejores aglomeraciones para poner en práctica sus habilidades. Los teléfonos móviles en los bolsillos traseros de los pantalones son ahora el objetivo más fácil y lucrativo.

«A veces vale más el terminal que el contenido de una cartera, ya que los revenden en el extranjero o en Wallapop y le sacan más rendimiento», explica el inspector Jorge Frago, jefe del Grupo de Hurtos de la Jefatura Superior de Policía de Aragón.

En el mundo de los hurtos hay dos tipos de delincuentes, los oportunistas y los especialistas. El éxito de ambos siempre dependerá de las precauciones que tomen las potenciales víctimas. «Si dejas el bolso en el respaldo de la silla de la terraza de un bar y te vas al servicio puede llegar el aprovechado y quitártelo», indica. Pero los que arrasan son los que han hecho del hurto su modo de vida.

Loading...

«Los más comunes son estos últimos, los de siempre, los que se mueven en la multitud, abren los bolsos y meten la mano en los bolsillos», explica el inspector Frago. Añade que actúan en grupos de tres o cuatro personas, se desplazan de ciudad en ciudad y, si deciden hacer noche y se alojan en establecimientos hosteleros, utilizan documentación falsa. También pueden usar pisos turísticos en los que no se les puede controlar.

Al mínimo empujón, alerta

Prevenir las sustracciones es posible si se atiende a algunas señales que indica el responsable del Grupo de Hurtos explica: estar atentos a gente que no es de la zona (lo que en los pueblos es más sencillo), que lleven muleta (una chaqueta en el brazo es lo más común, pero puede ser un periódico). «A nada que se nota un mínimo empujón hay que desconfiar ponerse en alerta porque es fácil que en ese momento ya se hayan hecho con la cartera o el móvil», relata.

En las aglomeraciones, además de evitar guardar el teléfono en los bolsillos traseros, a las mujeres recomienda llevar el bolso cruzado con la cremallera hacia delante. Es una forma de evitar que metan la mano e incluso de impedir una modalidad que un grupo de delincuentes ha recuperado durante las pasadas fiestas de Teruel: los chinadores. El método consiste en cortar con un cúter o cuchilla el fondo de las mochilas de tela o de bolsos finos.

Al margen de las fiestas populares, otros espacios propios de carteristas son los transportes públicos. Los solitarios, que los hay, son los menos. Lo normal es que actúen en grupos de tres a cinco personas: uno de ellos distrae a la víctima, otro le sustrae la cartera ayudándose de lo que en el argot policial se llama ‘muleta’, que ponen junto al bolsillo de la víctima para taparle su campo visual–. Entre ellos se pasan las pertenencias y, si la víctima se da cuenta y protesta, uno se queda discutiendo –«normalmente muy indignado o indignada»– y los otros se van con lo sustraído.

Por eso, el policía señala que si alguien sufre o presencia una escena así y hay un grupo de personas que se aleja rápidamente del lugar, son esas las que llevan las pertenencias.

Para el inspector Jorge Frago la colaboración ciudadana es fundamental. Es cierto que las cámaras del tranvía de Zaragoza le están ayudando y mucho en la identificación de carteristas, imágenes que luego son pruebas sólidas en un juicio. Lamentablemente, las cámaras también les ha servicio para ver actuaciones insolidarias de manera más frecuente de lo deseable.

Falta de colaboración

«Hay gente que ve lo que sucede y no actúa. Muchas veces no llaman por no molestarse. Recuerdo el caso de un tipo que iba en el tranvía y presenció de principio a fin cómo sustraían una cartera y después de que se marcharon con los efectos y, sin decir nada, lo único que hizo fue mirarse a ver si llevaba su propia cartera», ilustra.

Las tiendas de efectos electrónicos, colonias o botellas de bebidas alcohólicas son también territorio propicio para este tipo de delincuencia. La pauta que los diferencia es que suelen ser robos «a demanda» y los receptores otros establecimientos regentados por gente sin escrúpulos en comprar algo sustraído.

A diferencia de los grupos itinerantes, en estos casos los autores suele ser gente autóctona que se gana la vida así. Ocultan la mercancía entre las ropas o utilizan bolsas las llamadas ‘faraday’, forradas con papel aluminio de una determinada manera para inhibir las radiofrecuencias de los arcos de seguridad.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión