Vivienda

Casas bajo tierra y otras propuestas exóticas para combatir el calor en Aragón

Desde cuevas hasta promociones de obra nueva, algunos tipos de viviendas pueden ser un gran refugio contra las sofocantes olas de calor.

Más de la mitad de los habitantes de Juslibol viven en cuevas
Más de la mitad de los habitantes de Juslibol viven en cuevas
HERALDO.ES

A los cavernícolas no les ha afectado tanto la ola de calor. No hablamos de los Picapiedra, o de Bilbo Bolsón y su hogar bajo tierra en 'El hobbit', de Tolkien. Hablamos de los del siglo XXI, que tienen el privilegio (o la desgracia, en invierno) de vivir en las casas más frescas (y más curiosas) que además abundan en varios pueblos aragoneses: las casas cueva. Un refugio climático contra las olas de calor, aunque no es la única tipología de vivienda que puede aliviarte de un sofocante verano.

Dicen sus moradores que sus viviendass son envidiablemente frescas. Y es que esta tipología de vivienda, muy extendida en municipios como Juslibol, Épila, Ricla, Salillas, Farlete o Moyuela, es una opción más económica y además más ecológica y comprometida con el medio ambiente. La ventaja es que, por dentro, nadie podría decir que está dentro de una cueva, ya que son viviendas totalmente habitables y, en ocasiones, ni siquiera se encuentran integradas en la orografía, sino que simplemente tienen el monte justo encima.

La inmensa mayoría de las viviendas que componen el parque inmobiliario español son muy poco eficientes, con calificaciones energéticas de los casos E, F y G, mientras que en el caso de las casas-cueva es muy habitual la máxima certificación, la letra A. Es decir, se trata de hogares con un consumo energético cercano a 0, lo que permite alcanzar ahorros de energía de hasta un 90% respecto a una vivienda normal, según estimaciones de varios portales inmobiliarios.

Casa cueva en Farlete
Casa cueva en Farlete
Laura Uranga
Alcalá de Gurrea.
Imagen de las Casa Cueva de Alcalá de Gurrea.
Archivo Heraldo

Hace dos años, Pablo Sanz y Ángeles Sebastián narraban la experiencia de vivir en una casa cueva, que, al final, se asemeja a lo que es un hogar del pueblo. "No vivimos como los cavernícolas; esa es la idea que se tiene. Lo hacemos con las mismas comodidades de una vivienda en la ciudad. De aquí no me voy si no es con los pies por delante", aseguraban.

Si lo rústico no les emociona, hay alternativas, pero quizá menos económicas. Y es que el secreto para tener un hogar confortable, tanto en verano como en invierno, no es otro que el aislamiento térmico. El principal problema en Aragón, y especialmente en Zaragoza, es que el parque de viviendas es muy antiguo, por lo que muchas carecen de 'abrigo' exterior, lo que encrudece la experiencia en verano y en invierno.

En este punto, hay dos opciones: o reformar la vivienda o una casa de obra nueva. Para la primera, existen numerosas opciones para reforzar la fachada del edificio con sistemas de aislamiento térmico o aerotermia. La ventilada, que permitiría ahorrar sobre un 40% en la factura de la luz (otra de las ventajas, además del bienestar) y con un coste de unos 120 euros por metro cuadrado; o la SATE, que reduce el ahorro pero es más económico -56 euros/m2-, entre otras opciones.

Un aislamiento térmico en una vivienda de Zaragoza con la técnica SATE.
Un aislamiento térmico en una vivienda de Zaragoza con la técnica SATE.
Coaatz | Sto

En cambio, los inmuebles de obra nueva incorporan las últimas tecnologías de eficiencia energética. Todos ellos tienen un criterio A (el más alto), además de muchos otros sistemas que mantienen una temperatura decente dentro de la casa. Incluso, existe el estándar Passivhaus, que eleva todavía más la sensación de bienestar y el ahorro en la factura de la luz.

Según estudios del Colegio de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Zaragoza (Coaatz), realizados en dos casas de Zaragoza, una Passivhaus gastó en 2020 776 euros en energía; en 2021, 785 euros; y en 2022, en plena crisis energética y con la subida del precio unitario de la electricidad, 904 euros, 0,30 euros el kilovatio. El gasto en la vivienda que no tenía este criterio ascendió a los 3.000 euros al año. Esto supone un ahorro, aproximadamente, del 75% en la factura eléctrica. Cabe resaltar que en la capital aragonesa está la primera Passivhaus Plus de España, el Edificio Flumen.

Entre otras opciones exóticas para no pasar tanto calor están, por ejemplo, las Solo Houses de Teruel, que aparecen en la serie 'Bienvenidos al Edén'. Estas viviendas tan llamativas son totalmente alquilables, hechas a diseño por arquitectos de prestigio, por lo que garantizan frescura en su interior, además de que el clima es favorable en el entorno de la comarca del Matarraña.

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