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Bulbuente empatiza con sus vecinos sordos: "Todos deberíamos aprender la lengua de signos"

Cuarenta personas asisten a cursos intensivos, subvencionados por el Ayuntamiento, para poder comunicarse mejor con las personas con esta discapacidad del municipio zaragozano.

Vecinos de Bulbuente en una de las clases de lengua de signos.
Vecinos de Bulbuente en una de las clases de lengua de signos.
J. B

Advierte Jesús Baeyens, concejal de Cultura del Ayuntamiento de Bulbuente, que un pueblo no deja de ser una tribu, como una familia un poco más amplia. "A la primera semana de venir aquí te sientes acogido y es muy receptivo a cualquier necesidad que haya", apunta el edil de esta localidad zaragozana.

En el afán de que ningún vecino se sienta aislado se enmarcan los cursos de lengua de signos que se están impartiendo este mes en esta localidad zaragozana, subvencionados por el Consistorio y a los que se han apuntado casi 40 personas (de un censo de menos de 250). La iniciativa arranca tras la buena acogida que tuvo (el pasado 8 de julio) una jornada de sensibilización hacia las dificultades de comunicación de las personas sordas organizada por la Asociación de amas de casa y consumidores.

"Al pueblo ha venido a vivir recientemente una chica que es sorda, cuya abuela nació en Bulbuente; y otro joven (con la misma discapacidad) veranea aquí. Los dos han hecho muchos esfuerzos para integrarse. No huyen del contacto social; al revés, lo buscan y ponen todos los medios para poder entenderse contigo. Todos nos cruzamos con estas personas en el bar, en las piscinas u otros sitios. Ahora vamos a tener más recursos para comunicarnos con ellos. En los pueblos lo que hay que intentar es hacer propuestas de actividades culturales y de sensibilización", subraya Laura Pertusa, presidenta de la Asociación y que esta semana está haciendo el curso.

El joven al que alude es Mario, hijo de Baeyens y Concha Morata. Esta, profesora de instituto y alma máter del taller de sensibilización que organizó la Asociación, aprendió la lengua de signos cuando su hijo era pequeño. "Hace tiempo preparé un 'powerpoint' sobre la comunidad sorda. En el pueblo había gente con cierta inquietud por entenderse con Sara (la nueva vecina sorda). A veces vienen toda la cuadrilla de amigos de ambos, están en el bar, la gente les saluda y no saben cómo comunicarse con ellos. El tema era sembrar un poco el gusanillo", explica Concha, que contó con la colaboración de Sara.

Lo que no esperaba Concha es que el tema suscitara tanto interés por parte de los vecinos, lo que le llevó a ponerse en contacto con el alcalde planteándole el poder hacer cursos de lengua de signos. El primer edil recogió el guante y a lo largo del mes se han impartido tres cursos (básicos) de 20 horas (de lunes a viernes), que además conceden dos créditos de formación reconocidos por el Gobierno aragonés. El encargado de impartirlos es Mario Baeyens, profesor de la materia en la Asociación de Sordos de Zaragoza.

"A mí me ha emocionado ver tanta gente tan diversa queriendo aprender. Personas mayores a las que les cuesta muchísimo, pero les da igual. Estoy contentísima", señala Concha, quien hace hincapié en que la sordera es una discapacidad invisible. "Todos deberíamos aprender la lengua de signos. ¿No aprendemos inglés, francés y otros idiomas? Nos perdemos muchas cosas que ellos sí aprecian y eso nos lo están enseñando también en los cursos: se teatraliza con mímica, etc. Desarrollan una capacidad visual espectacular; todo lo captan, la lectura corporal... La deberíamos aprender no solo por comunicarnos con las personas sordas sino porque desarrolla capacidades que (los oyentes) no tenemos trabajadas", asegura.

"Deberíamos aprender la lengua de signos no solo por comunicarnos con las personas sordas sino porque desarrolla capacidades que (los oyentes) no tenemos trabajadas. Nos perdemos muchas cosas que ellos sí aprecian" 
"Es enriquecedor, como aprender otro idioma. Nunca va a estar de más, siempre va a ser útil. E igual que ellos ponen de su parte, nosotros también podemos aportar nuestro granito de arena"
"En el pueblo a la gente no le gusta que nadie se quede aislado por necesidad"

Belén Liso, edil de Asuntos Sociales e Informática y teniente de alcalde, acaba de hacer el curso y habla de ilusión y terminar con mitos. "A veces pensamos que las personas sordas también son mudas y no es así. Hay curiosidades que nosotros no conocemos hasta que no escuchamos específicamente a un colectivo. Ha sido un curso muy dinámico y entretenido. Es enriquecedor, como aprender otro idioma. Nunca va a estar de más, siempre va a ser útil saberlo", opina.

Además, resalta que lo primero que sintió fue orgullo por su pueblo al ver a tantos vecinos con ganas de participar e incluir a las minorías. "Lo que sabemos es muy básico, pero si tienes alguna duda ellos no tienen problemas en decirte cómo se hace. Yo sigo aprendiendo palabras nuevas. Igual que ellos ponen de su parte, nosotros también podemos aportar nuestro granito de arena", observa. Asimismo, avanza que cuando acaben de impartir las clases (esta misma semana) recogerán la opinión de los asistentes y, si hubiera interés, tal vez podrían ampliarlo con más horas. "Igual se podría estudiar hacer más en otra época del año para que pudieran venir otro perfil de personas. Hay gente que, por temas de campo, no ha podido acudir este verano", cuenta.

Vecinos de Bulbuente en una de las clases de lengua de signos.
Vecinos de Bulbuente en una de las clases de lengua de signos.
J. B.

Por su parte, el edil de Cultura pone el acento en que la gente se ha desinhibido a la hora de relacionarse con una persona sorda. "Me agrada ir por la calle y ver chavales y señores que hicieron el curso la semana pasada y ya le están haciendo señas a Sara porque le quieren contar lo que sea. La veo muy a menudo y estaba encantada de que haya esta actividad. Y a mí me gratifica mucho comprobar el esfuerzo que se está haciendo por romper esa barrera de aislamiento. Me parece una maravilla. En el pueblo a la gente no le gusta que nadie se quede aislado por necesidad", subraya Baeyens. Asimismo, recuerda que el profesor de la Agrupación de Sordos de Zaragoza transmitió a los asistentes a los cursos que ya tienen "herramientas suficientes" para poder comunicarse.

En la misma línea, y a modo de anécdota, Concha Morata relata que este martes tuvieron un cumpleaños y la mayoría de los asistentes han pasado por el curso de lengua de signos. "Vinieron también Sara y Mario y la diferencia es brutal. Han aprendido a cómo llamarlos, a expresarse... Si a un sordo le haces un signo mal le da igual. Lo que aprecia es ese esfuerzo que tú pones; lo más importante es incluirlos en lo que está pasando", concluye con conocimiento de causa.

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